Giri/Haji
Yōsuke Kubozuka encarna a Yuto Mori

‘Giri/Haji’, un juego de contrastes

Título original: Giri/Haji

Año: 2019

Capítulos: 8

Duración: 60 mins.

País: Reino Unido

Dirección: Joe Barton (creador), Julian Farino, Ben Chessell

Guión: Joe Barton

Música: Adrian Johnston

Fotografía: David Odd, Piers McGrail

Reparto: Takehiro Hira, Kelly Macdonald, Yôsuke Kubozuka, Will Sharpe, Aoi Okuyama, Charlie Creed-Miles, Justin Long, Masahiro Motoki, Yûko Nakamura

Productora: distribuida por BBC One, Netflix, Sister Pictures

Género: thriller, drama

Giri y haji, deber y vergüenza, dos conceptos capitales dentro de la cultura japonesa, sirvieron de base para el thriller policíaco ideado por el guionista británico Joe Barton (El ritual, 2017) que Netflix estrenó a principios de año. Situado en dos contextos socioculturales completamente distintos, Giri/Haji cuenta la historia de Kenzo Mori (Takehiro Hira), un detective de Tokio que se ve obligado a viajar a Londres en busca de su hermano Yuto (Yôsuke Kubozuka) para evitar una guerra entre bandas de la yakuza, la mafia japonesa.

Quizá el sello de la BBC pueda confundirnos induciéndonos a pensar que nos encontramos ante una serie policíaca británica como The Fall (Allan Cubitt, 2013-2016) o Broadchurch (Chris Chibnall, 2013-2017). Pero no. La magia de Giri/Haji radica en que no se parece a ningún producto hasta ahora elaborado por la cadena inglesa. Barton se las ingenia para ofrecernos un relato diferente, donde el choque cultural va más allá de la barrera lingüística y en el que, a medida que avanza, confluyen historias paralelas que pueden resultar aún más interesantes que la trama principal. Y, en parte, eso es debido a la profundidad de sus personajes, que se salen de los arquetipos que solemos encontrar en este género.

Si bien es cierto que en primera línea contamos con un detective y una inspectora (Kelly Macdonald) que aúnan fuerzas, el guionista también nos presenta a Rodney (Will Sharpe), un joven de padre japonés y madre británica, que representa el nexo imposible entre las dos culturas. También nos deja entrar en las vidas de Taki (Aoi Okuyama) y Rei (Yûko Nakamura), la hija y la mujer de Kenzo, respectivamente, con las que nos muestra el sentido del honor vinculado a la familia en Japón, en la que cada uno tiene unas obligaciones que no puede eludir. A través de todos ellos el guionista nos va descubriendo rasgos distintivos de ambas sociedades y nos introduce en otros ambientes de Londres y de Japón, jugando continuamente con los contrastes.

Giri/Haji
Takehiro Hira y Kelly Macdonald como el detective Kenzo Mori y la inspectora Sarah Weitzmann

Por lo tanto, acabamos teniendo varios coprotagonistas, muy diferentes unos de otros, pero con algo en común: ya sea por “a” o por “b”, a todos les corroe la culpa. Todos han cometido actos de los que se arrepienten o tienen asuntos sin resolver, muchas veces provocados por la incapacidad de comunicarse. En una entrevista para Crime Files Barton aclaraba que sus personajes “sienten muchas cosas, pero no tienen las palabras para expresarlas”. Por eso, para que el espectador pueda comprenderlos, echa mano de otros recursos como la animación, los flashbacks, la pantalla partida y alguna sorpresa que reserva para el final.

La miniserie se compone de un total de ocho capítulos: los cuatro primeros están dirigidos por Julian Farino (Marvellous, 2014) y los restantes por Ben Chessell (Sucker, 2015). En ambas partes se mantiene la tensión y también la mezcla entre acción y drama psicológico. Pero, sin duda, lo mejor es la fusión del humor británico y el humor negro japonés, sobre todo por lo que se refiere a la representación caricaturesca de la mafia inglesa. El guionista intenta no recurrir a tópicos y casi siempre lo consigue, aunque a la hora de retratar a una implacable yakuza, con una jerarquía y un código de honor muy marcados, resulta difícil no caer en clichés.

En pocas palabras, Giri/Haji es una propuesta innovadora y arriesgada, que gustará a partes iguales a los amantes del thriller y a quienes sienten fascinación por la cultura japonesa. Si hubiera que ponerle alguna pega sería su final: los hilos argumentales más interesantes quedan abiertos mientras que otros se cierran de forma abrupta y poco creíble.

Lo mejor: la profundidad de los personajes secundarios.

Lo peor: un final un poco desmadejado.

Nota: 8/10