Título original: El club de los divorciados
Año: 2020
Duración: 108 min.
País: Francia
Dirección: Michaël Youn
Guión: David Gilcreast
Música: FREAKS
Fotografía: Stéphane Le Parc
Reparto: Arnaud Ducret, François-Xavier Demaison, Audrey Fleurot, Caroline Anglade, Michaël Youn
Productora: Good Spirit Films, Radar Films
Género: Comedia
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El dolor de ser dejado tras años de matrimonio. Ese sentimiento de desprenderte de la persona que ha sido tu acompañante, tu mejor amigo/a y tu compañero/a de vida. El club de los divorciados cuenta, a través de la comedia, la vida de un hombre al que le acaba de dejar su mujer.
Tras cinco años de matrimonio, Ben (Arnaud Ducret) sigue perdidamente enamorado. Hasta que un día descubre en público que su mujer le es infiel. Sus amigos le dan de lado y Ben se encuentra a Patrick (François-Xavier Demaison), un viejo amigo que también está divorciado y le propone irse a vivir con él. A diferencia de Ben, Patrick tiene la intención de aprovechar su recién recuperada soltería y todos los placeres a los que había renunciado al casarse. No tardan en unírseles más divorciados y, juntos, estos fiesteros cuarentones establecen las reglas de su club.
Michaël Youn, director de la película, es conocido por su papel en varias comedias francesas como actor y también es cantante. Esta se trata de su tercera película como director en solitario y, como no podría ser de otra manera, se trata de una comedia. Que tiene poca gracia, pero comedia. Su última película había sido Vive la France, hace nada más y nada menos que siete años, y que esos años ha estado trabajando como actor para numerosas películas cómicas.
El filme, según el director, le ha servido para «dejar atrás mi patética vida sentimental entre risas». Lo más destacable de la película no es su reflexión acerca de la fugacidad del amor, o de cómo hay que aprender a divertirse, sino el concepto del perdón y la amistad. Es una pena que la película pase muy por encima en ese tema y se quede completamente atrás.
Técnicamente, el trabajo de la película resulta bastante mediocre. Por un lado, el montaje es infantil y no cuenta con mucho sentido de la estética. Las uniones entre escenas o momentos de pantalla dividida son recursos que no están empleados adecuadamente en esta película. Por otro lado, en los diez primeros minutos podemos ver como se hace uso del «Efecto Vértigo» (técnica empleada por Hitchcock en Vértigo y que le da nombre) dos veces de forma completamente injustificada y sin sentido. Y por si no hubiésemos tenido suficiente con estas dos, al final de la película se utiliza de nuevo.
Respecto a la comedia utilizada en la película, es un poco absurda, pero no funciona del todo mal. Tiene algunos momentos graciosos y la primera escena es bastante graciosa. Sin embargo, el resto de la película cae en algunos tópicos y se hace bastante previsible. Algunas de las bromas utilizadas sobre la homosexualidad, la depilación en las mujeres y los inmigrantes dejan mucho que desear de la película. No soy yo el que pondrá límites a la comedia, pero hay bromas que simplemente ya no hacen gracia y por el contexto en el que vivimos deberían de dejar de hacerse porque eso, ya no tienen gracia.
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Lo mejor: No es especialmente aburrida y tiene algún momento gracioso
Lo peor: Las bromas tópicas sobre el colectivo homosexual y las mujeres, y el montaje.
Nota: 3 /10