Se dice que la realidad supera a la ficción. Por ello, la situación actual no puede ser sino irónica para los hermanos Àlex y David Pastor. Como si de una de sus anteriores películas post-apocalípticas se tratase, la pareja de realizadores catalanes estrenan, en medio de una crisis sanitaria, una pandemia global y una población confinada en sus casas, su última película.
Se trata de Hogar, un thriller protagonizado por Javier Gutiérrez y Mario Casas que tenia previsto presentarse en el Festival de Málaga de este año. Disponible ya en Netflix, los Pastor han querido con este filme distanciarse en cuanto a temática y argumento a sus anteriores trabajos, pero sin embargo, siguen manteniendo el mismo espíritu, la misma frescura que lograron con Infectados (2009) y Los últimos días (2013).
Hoy hablamos con David, para conocer de primera mano los entresijos de su nueva cinta, su opinión sobre la incursión de las plataformas digitales en la industria audiovisual, y sobretodo, su forma de hacer y entender el cine.
PREGUNTA: ¿Crees que ha cambiado tu forma de entender, hacer y ver cine desde tus inicios como realizador hasta hoy en día?
RESPUESTA: Alex y yo llevamos trabajando juntos unos 15 años. Y desde entonces, creo que ha habido un ascenso de la televisión muy fuerte. Un ascenso que permite, gracias a plataformas como Netflix, Amazon, HBO o HuLu, poder contar historias, sea en formato de largometraje o series, y tanto en España como en EE.UU., que a lo mejor hace unos años no hubieran tenido salida.
A medida que el mercado cinematográfico, sobre todo en América, ha limitando mucho el tipo de películas que se estrenan en salas, polarizándose a grandes blockbusters como las películas de Marvel, o de terror,…las películas más orientadas a un público adulto han empezado a estar, creo, a riesgo de desaparecer de las carteleras completamente. Y la llegada de estas plataformas ha permitido rescatar todas estas historias.
P: Entonces, ves como algo positivo la entrada en el mercado audiovisual de las plataformas digitales…
R: Yo creo que a Netflix hay que verlo no como un enemigo, sino como un aliado que te permite contar historias que de otra manera no existirían. Y no hablo solo que Martin Scorsese necesitase 150 millones para hacer El irlandés, sino de películas como El Juego de Gerald (Mike Flanagan, 2017), que era un proyecto que llevaba años en desarrollo y nadie tenía narices de hacerlo. Y que Netflix venga y produzca ese tipo de películas me parece maravilloso.
Hogar es una película arriesgada, con un guion oscuro que tiene elementos que, potencialmente, pueden asustar. Y Netflix en ningún momento se dejó amedrentar por ello. En ningún momento nos dijeron que teníamos que suavizar el guion en determinadas partes, sino al revés. Nos apoyaron hasta el final del rodaje.
P: ¿Qué retos os han supuesto el guión de Hogar? ¿Qué mensajes tratáis de transmitir con la película?
R: Bueno, el guion nació en una de esas muchas mudanzas que Alex y yo hemos hecho por motivo de trabajo, de un piso a otro y de una cuidad a otra. En ese momento en el que te das cuenta que aún tienes las llaves de tu antigua casa y que, si quisieras, si te atrevieras, podrías coger y entrar en el edificio, abrir la puerta y encontrarte con la familia que está ahí viviendo ahora. A partir de esa semilla original nació Hogar. De preguntarnos que tipo de persona tendría las agallas, o la locura, de hacer eso y por qué.
A partir de ese punto, fuimos desarrollando las ideas principales de la película; la ambición, la envidia, el materialismo,…la historia de una persona que ha construido toda su vida en torno a un status y que, cuando lo pierde, se da cuenta que está vacío, que no tiene nada, pero que es capaz de hacer cualquier cosa para recuperarlo.
P: Habéis creado un personaje protagonista que, a pesar de hacer cosas terribles, genera cierta empatía con el espectador. ¿Cómo es esto posible?
R: Yo creo que cada película establece un acuerdo con sus espectadores, en el que estos se comprometen a identificarse con el protagonista y seguirlo en su viaje. Y así, aunque la senda por la que este vaya sea cada vez más oscura, el espectador no tiene más remedio que acompañarle.
La idea de Hogar es subvertir con ello un poco las expectativas, coger a un personaje que tradicionalmente sería el antagonista de la historia, y convertirlo en el personaje principal. Así se crean en el espectador sentimientos encontrados, una disonancia, y así poder sufrir con él en algunas situaciones, o incluso con el final de la historia.
P: Hogar cuenta con profesionales como Javier Gutierrez y Mario Casas en el reparto. ¿Cómo llegaron a formar parte de la película?
Teníamos muy claro que queríamos a Javier Gutiérrez como protagonista después de haber visto su trabajo en La isla mínima (Alberto Rodríguez, 2014). Javier tiene como una cualidad de español de a pie, el carácter de una persona cercana que hace que el personaje sea aún más inquietante.
A Mario Casas no lo teníamos en la cabeza porque pensábamos que nunca haría un papel que no fuera el de protagonista. Y fue una sugerencia de los productores, de Adrián Guerra y Nuria Vall de Nostromo Pictures, que ya habían trabajado con el antes en Palmeras en la nieve (Fernando González Molina, 2015) y en Contratiempo (Oriol Paulo, 2016). Le enviamos el guion y le gusto la propuesta, le encantó. Y se apuntó al proyecto.
P: Uno de los elementos que más llama la atención de la película es la forma con la que la casa de los personajes se convierte en un personaje más de la historia…
R: Cada espacio de la película es un personaje más, con su estilo, sus colores,…esto ha sido posible gracias a Silvia, la directora de arte de la película, que diseñó y construyó los escenarios. Hogar es una película que juega mucho con la arquitectura, la geografía, la relación de los personajes en cada lugar, los garajes, las oficinas…Nos gustaba jugar mucho con eso.
P: Tras el estreno de Hogar, ¿que otros proyectos tienes en mente sacar adelante? Tanto con tu hermano como en solitario.
R: Siempre con Àlex, somos un equipo. A estas alturas somos como hermanos siameses, siempre juntos. No sabría trabajar sin él. Estamos acostumbrados a trabajar juntos, a colaborar, a tener un sistema de escritura y dirección…El musculo de trabajar solo lo tengo atrofiado. Y tenemos varios proyectos en mente, para hacerlos tanto aquí como en EE.UU..