armageddon time

Crítica – ‘Armageddon Time’

Título original: Armageddon Time

Año: 2022

Duración: 114 minutos

País: Estados Unidos

Director: James Gray

Música: Chris Spelman

Fotografía: Darius Khondji

Reparto: Anne Hathaway, Jeremy Strong, Michael Banks Repeta, Anthony Hopkins, Jaylin Webb, Ryan Sell, Marcia Jean Kurtz, Andrew Polk, Dane West, Lauren Yaffe, Jessica Chastain.

Productoras: Focus Features, RT Features, Spacemaker Productions

Género: Drama

Ficha en FilmAffinity

Desde hace tiempo se lleva calificando a Clint Eastwood como el último clásico. Sí es verdad que es de los últimos que quedan de una época dorada de Hollywood -aunque no estuviese tan presente-, pero se dice esto por su manera de filmar: simple, precisa, evocadora, humanista. Sin embargo, James Gray también ha demostrado ser un realizador con estas facultades en una filmografía llena de grandes obras, como Two Lovers (2008) o Ad Astra (2019).

En esta ocasión, estrena Armageddon time, la enésima prueba de que es un director clásico contemporáneo que hace un cine de vocación universalista y de calidad. Para ello no se sirve de más mimbres que su propia experiencia vital como niño de los 80.

Paul Graff (Michael Banks Repeta) es un chico curioso y rebelde. En el colegio, empieza a juntarse con Johnny, un compañero de clase negro de un barrio más pobre que el suyo, y a hacer travesuras. Tras un incidente grave, los padres de Paul deciden enviar a su hijo a un centro privado donde vivirá en una realidad menos diversa y más clasista y racista.

La moda de las semi-autobiografías ficcionadas de grandes directores es un hecho. Almodóvar, Sorrentino, Iñarritu y Cuarón son algunos de los realizadores que han abarcado este nuevo género con mayor o menor acierto. Sin embargo, si hay un cineasta que de verdad interesaba su aproximamiento a la infancia, ese era Gray. Sus películas siempre tratan, de manera subyacente, de la familia, de las relaciones entre sus miembros, las exigencias y expectativas impuestas. Ahora es cuando la logramos ver como protagonista absoluta. Y no defrauda.

Crea una familia creíble, con contrapesos de personalidad, inseguridades paternales sobre el cómo criar a sus hijos, afectuosidad, aspiraciones. Los tres personajes más presentes son la madre, el padre y el abuelo interpretados por Anne Hathaway, Jeremy Strong y Anthony Hopkins, respectivamente. Los tres están fabulosos, pero el que alcanza cotas más altas de excelencia es el último en un papel cariñoso, experimentado y lleno de bondad.

Cuando empieza Paul a juntarse con Johnny y a manifestar gusto por el arte, los familiares empiezan a improvisar, ya que no se esperaban que su hijo iba a evolucionar de esta forma. De esta manera, el joven empieza a sentir la rebeldía como una opción natural a la ideología pequeña-burguesa de su familia -a la que no critica, pero sí expone-.

La solución es enviarle a un centro privado que es un nido de republicanos. De hecho, la familia Trump es una de las presentes dentro del consejo gestor del colegio, en donde Jessica Chastain encarna a la hermana del ex-presidente de los Estados Unidos. Puede que sea lo que menos hilado esté de la película, demasiado subrayado cuando la misma sabe hablar de política sin necesidad de exponerla tanto, porque, obviamente, Johnny es victima de un racismo que no comprende Paul, pero que casi todos los de su alrededor efectúan.

De ahí se saca una reflexión ética y moral muchísimo más fuerte y profunda que cualquier momento donde salgan los líderes conservadores que marcarían el presente y futuro de Estados Unidos. Porque Gray sabe comunicar sin mostrar, tan solo con la sugerencia, lo que enriquece a sus películas. Solo vemos la punta del iceberg de este drama que sabe ponerse combativo cuando lo necesita -su nombre está dedicado a una canción de The Clash, grupo político por antonomasia, que sirve como moto de la cinta-, al igual que dulce y sentimental.

Y esto lo hace sin caer en la nostalgia, porque el tiempo pasado nunca fue mejor, aunque la fotografía de Khondji sea tan embriagadora y entrañable que den ganas de quedarse a residir en esa casa y en ese barrio. Hasta el propio Paul Graff lo sabe y, desde su comodidad decide tomar su propio camino, no el predeterminado. Un paralelismo con la vida de Joe Strummer, el líder de The Clash, hijo de un diplomático británico que decidió la cultura y la combatividad política ante una vida sin preocupaciones. O de un Juan Carlos Aragón que en su famosa chirigota Los Yesterday consigue resumir esta nueva gran obra de James Gray.

Nota: 8/10

Lo mejor: lo sutil del drama social y familiar y Anthony Hopkins

Lo peor: lo subrayado de algunos temas políticos