Gonzalo Tapia (Avilés, 1963) es probablemente uno de los directores alternativos más prolíficos del cine contemporáneo español. Con dos películas totalmente independientes bajo el brazo, su cine se basa en thrillers y historias de suspense. Ha dirigido largometrajes cortos y varios documentales. Pudimos ver su última película Neckam, y tuvimos la oportunidad de hacerle unas preguntas sobre la producción de la película.
PREGUNTA: ¿Cómo surge la historia de Neckan? ¿En qué está basada?
GONZALO TAPIA: Comencé con una historia bastante alejada del resultado, con algunos toques de cine de misterio. Trabaje con tres guionistas hasta llegar al guión definitivo con Miche Gaztambide.
P: ¿En qué películas te fijaste a la hora de escribir y dirigir la película?
GT: El primer boceto estaba inspirado en Sleepy Hollow, quería hacer una película donde se mezclara la realidad política del periodo prebélico con una historia de misterio. Algo que en ese momento hizo Guillermo del Toro con El Laberinto del Fauno. Con las distintas reescrituras fuimos perdiendo lo fantástico y me centré en lo político buscando un momento de cambio y tensión social que envolviera al protagonista.
P: ¿Por qué situasteis la película en Marruecos?
GT: Buscando ese momento de crisis y cambios sociales, en un principio, pensamos situar la película en la independencia de la Guinea Ecuatorial, después en la Guerra de Sidi-Ifni… así llegamos a un momento histórico muy interesante: la independencia del Protectorado marroquí. Un parte de la historia que en aquel momento apenas había sido tratada. Mientras escribíamos apareció “Tiempo entre costuras”. En un principio temimos que nos destripara la historia, luego nos dimos cuenta que nos ayudaba a presentar al publico en general los hechos de los que queríamos hablar.
P: ¿Cómo habéis podido llevar a cabo el proyecto sin tener el apoyo de una televisión detrás?
GT: Dificilmente, con una pequeña ayuda ministerial, el apoyo del extinto Canal Nou y aportaciones privadas.
P: ¿Qué mensaje pretendes mandar con Neckan?
GT: Es una reflexión sobre la identidad, como la identidad se hace y no viene dada. También del momento histórico que fue el 56; el calado que tuvo la represión franquista en las clases medias intelectuales; el pasado pedagógico progresita extinto y cómo Nueva España fascista pasó de ser un estado filonazi a un estado autoritario, que con el tiempo se convertiría en una democracia, sin ruptura, simplemente adaptándose.
P: A la hora de trabajar con los actores, ¿Qué fue lo más importante para conseguir los personajes?
GT: Escucharles, darles libertad y ponerles límites.
P: ¿Cuánto has tardado en hacer esta película?
GT: Bastante. Más de cinco años.
P: ¿Qué es el cine para ti y por qué decidiste dedicarte a él?
GT: Una pasión domada. Por eso.
P: ¿Cómo de rentable es hacer cine hoy día en España?
GT: Para los pequeños nada y para los grandes mucho.
https://www.youtube.com/watch?v=KDX6fNZwkiQ
P: Si pudieras cambiar algo de la película, ¿Qué sería?
GT: Haber luchado más por un actor con el que quería trabajar y por límite de presupuesto no pude. De lo demás no me arrepiento, soy muy posibilista.