Título original: Spider-Man: Across the Spider-Verse
Año: 2023
Duración: 140 min
País: Estados Unidos
Director: Joaquim Dos Santos, Kemp Powers, Justin Thompson
Guion: Phil Lord, Christopher Miller, Dave Callaham
Música: Daniel Pemberton
Reparto: Shameik Moore, Hailee Steinfeld, Jake Johnson, Oscar Isaac, Issa Rae, Daniel Kaluuya, Karan Soni, Jason Schwartzman, Brian Tyree, Henry Luna, Lauren Velez, Greta Lee, Rachel Dratch, Jorma Taccone, Shea Whigham, Peter Sohn, Andy Samberg, Metro Boomin, Peggy Lu
Productora: Sony Pictures Animation, Marvel Entertainment, Lord Miller, Pascal Pictures, Arad Productions
Género: Animación. Acción. Aventuras
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Hace años ya que más de uno viene señalando una crisis en el cine de superhéroes (yo el primero). La travesía post-Endgame parece haberse hecho excesivamente cuesta arriba para un género que hace no mucho tiempo se creía infalible. Puede que el problema brote de un innegable problema de imaginación y de un excesivo amor corporativo a la serialidad. ¿Hay vida tras la muerte de Iron Man para los universos compartidos? ¿Qué sentido tiene seguir dedicando películas al personaje cuando estas siempre miran de reojo (o incluso miran directamente) a aquel otro personaje que está por venir? Pocos negarán que Marvel no pasa por su mejor momento. Excepto Spider-Man: Cruzando el Multiverso. Ella sí que lo niega.
La secuela de Spider-Man: Un nuevo universo (2018) es una de esas películas de las que mejor ver mucho y decir (o escribir) poco. Podría uno creer que esta segunda parte podría ensuciar una primera entrega ya considerada de culto. Podría uno pensar que que la pureza de una primera película igualmente interesada en Miles Morales y en el multiverso se vería pervertida en una continuación ostentosamente centrada en expandirse. Pero nada más lejos de la realidad. Spider-Man: Cruzando el Multiverso es incluso mejor que su predecesora en su capacidad de reivindicar una coralidad hiperbólica a la vez que demuestra su preocupación por el singular. La historia de Miles Morales sigue impregnada de pureza, aquella que puede que le falte a alguno de los últimos Spider-Mans…
Mucho que decir y poco folio para una película técnicamente indiscutible, lúcida en cada fotograma y consciente en cada gesto. Que la ausencia de los directores originales no preocupe a nadie. La secuela es incluso superior a la original en su ímpetu por traducir a la pantalla de cine las especificidades del cómic, en empatizar con las texturas como herramienta diegética y en buscar la fotogenia (la imagen exacta y no otra) en cada fotograma. Spider-Man: Cruzando el Multiverso es carne de stendhalazo para el fan del cine de superhéroes. Se recupera aquí una noción del género que un servidor sólo encuentra en el Spider-Man de Sam Raimi. Un cine de superhéroes desenfadado pero comprometido, dinámico pero preciso. Un cine de superhéroes que, por primera vez desde hace mucho, sabe que tiene algo (nuevo) que contar.
Pero más allá de su apabullante apartado técnico, el regreso al spiderverso viene acompañado de una propuesta narrativa tan posmoderna como funcional, una aproximación al multiverso que (¡por fin!) no se preocupa por el futuro sino por el pasado. El canon se convierte en canon en una película que obliga al personaje a ser consciente del arquetipo cinematográfico que interpreta. Los conflictos de Miles generados por el tener que vivir una vida coreografiada por los deseos de otros se transportan aquí al terreno meta-cinematográfico con la aparente sencillez de quien mete un triple sin tablero. Pero lo que parece fácil no siempre lo es.
Cada uno de los Spider-Mans desprende un carisma distinto, tanto visual como narrativamente, al mismo tiempo que funcionan en su pluralidad como piezas de una película anti-reaccionaria en absolutamente todos los sentidos. Lo heterogéneo de este multiverso termina por funcionar como conclusión de un ensayo sobre los cimientos del hombre araña (prepárense, alumnos de escuelas de cine…) y, sobre todo, una reflexión sobre sus posibilidades futuras.
Escribo este texto sabiendo que me olvido de redactar ideas que sin duda siento pero que quizás reserve inconscientemente para el tintero de mi retina. Podría reivindicar el envidiable trabajo electrónico que Daniel Pemberton vuelve a realizar en la banda sonora original, una sinfonía estrictamente urbana para un héroe estrictamente neoyorkino. Podría aplaudir también la que considero una masterclass de voice-acting, no sólo por parte de los personajes protagonistas, sino también de las nuevas incorporaciones de la mano Daniel Kaluuya, Jason Schwartzman o Oscar Isaacs. Pero al fin y al cabo no quiero preocuparme por no querer/saber racionalizar en exceso la experiencia de Spider-Man: Cruzando el Multiverso, un baile puramente hedonista (o, en otras palabras, disfrutón).
Hablábamos hace algo más de un año de Spider-Man: No Way Home (Watts, 2021) como la celebración definitiva de una generación que fue al cine por primera vez acompañado del hombre araña. Aquí no hay tanto un regreso a la primera sala de cine como a esas tardes en casa jugando con tus figuras de superhéroes, creando mitologías apócrifas con ellas y construyendo un infantil universo cinematográfico propio. Hay algo aquí de esa pureza, de esa posibilidad sin límites, de ese relato como juguete en sí mismo. Hay algo aquí de aquello que falta en Marvel desde hace muchísimo tiempo: imaginación y ganas de narrar.
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Lo mejor: Sufrir un stendhalazo que el género de superhéroes no nos regala desde tiempos de Sam Raimi
Lo peor: Habrá que esperar para que este stendhalazo se acabe de materializar por completo
Nota: 9/10