Series que son un buen negocio (XXIII): ‘La Playlist’ de Spotify

La miniserie La Playlist (2022) puede ser perfectamente una más de la pequeña pero interesante lista de producciones suecas de temática social y tecnológica que podemos ver en varias plataformas.

En este caso está inspirada en la novela Spotify,untold sobre el caso de éxito, luces y sombras de la aplicación de referencia de cualquier amante de la música.

Y es que la idea no podía ser más exitosa. Toda la música existente, de cualquier artista, género y parte del mundo en apenas un clic. En milisegundos, sin tener que descargar en disco duro ni almacenarlo.

A pesar de tratarse de un relato ficticio de cómo se creó la idea de Spotify en 2004, la serie parece ser bastante verosímil y fiel. Quizás por ello no ha contado con el beneplácito de la tecnológica.

Daniel Ek (Edvin Endre) es el genio informático responsable de la gran idea de negocio. ‘Hacker‘ en sus inicios y ‘techie‘ empedernido, busca progresar en la industria gracias a ser un apasionado de la música. Pero sobre todo se muestra como un apasionado de las disrupciones tecnológicas. Un revolucionario de lo digital.

Como en muchos otros perfiles del ramo, es rechazado por Google para un contrato en prácticas por carecer de título universitario. Así que lejos de desanimarse, le sirve de revulsivo ya que cuenta con la habilidad suficiente como para programar cualquier tipo de código informático. No todo el mundo tiene la misma suerte que Owen Wilson y Vince Vaughn en Los becarios, ni puede superar el resultado de los ingenieros de Google con un algoritmo mejorado.

Convencido de las bondades y oportunidades de la era de la digitalización, tiene ambición suficiente como para seguir innovando y creciendo dentro del marketing digital. Por ello decide emprender y crear una de esas empresas emergentes (‘start-up’) que han hecho historia. Previa venta millonaria de una herramienta de marketing digital para personalizar anuncios en la era en la que el posicionamiento en Google arrancaba como tendencia.

Fotograma de la miniserie con las figuras destacadas de Spotify

Pero no esperemos únicamente un ensalzamiento de la idea romántica de la creación de este gran Unicornio digital. A pesar de la lección vital de la madre de nuestro protagonista «no se trata de ganar sólo dinero, sino de ayudar a la gente, para dar sentido y satisfacción a lo que uno hace», hay otros aspectos reflexivos interesantes y más críticos.

Al igual que sucedía cuando repasamos la historia de otro de los grandes operadores digitales de nuestro tiempo (Uber), todo tipo de controversias rodean a este nuevo gigante empresarial. Acusaciones de prácticas monopolísticas, batalles legales y feroz oposición de los competidores analógicos. Además de los reacios al cambio tampoco faltan los activistas anticapitalistas y antiglobalistas.

Destaca en la serie, que por ser de seis episodios deja mucha cuestión por profundizar, la obvia reticencia y resistencia de las grandes multinacionales del sector discográfico y musical. Es lógico que el quid de la cuestión resida en los derechos intelectuales de la música. Sin legalidad y sin la confianza de las discográficas la idea se tornaría imposible. El problema de la piratería tenía en jaque a las enormes firmas de la música.

La aversión al cambio y a las disrupciones tecnológicas y la falta de concepción por parte de la industria tradicional dificulta muchas veces la agilidad en los procesos. Los tecnólogos están mal vistos, la gente desconfía porque suele implicar cambios en el mercado laboral y en las industrias. Es puro escepticismo tecnológico.

Ese romanticismo inicial de «música para todos y gratis» desconcierta y mucho a artistas y discográficas. A medida que Daniel va incorporando más personal en su equipo, merced a su socio inversor y gestor empresarial Martin Lorentzon (Christian Hillborg), la idea de negocio va siendo más viable. En esto del ‘streaming’ no suele haber libertadores, próceres de la gratuidad y el acceso libre. La delgada línea inicial con respecto a los piratas violadores de la propiedad intelectual se va haciendo más gruesa a medida que el negocio se vislumbra más y más sustancioso. Daniel acaba por transigir en su idea utópica y entiende que el mejor reproductor de música está en sus manos.

Daniel Ek (Edvin Endre) es otro de esos Genios de la Lámpara del mundo digital

Ese es otro de los grandes puntos de vista de la miniserie. Se trata de «ver oportunidades y no limitaciones». Para las discográficas se trata de aceptar que los cambios ya son inevitables y han de ceder los derechos. Para los tecnólogos se hace indispensable transigir y hacer partícipe a todos los actores de la industria incluyendo a las multinacionales.

Resulta ser una serie divertida y de interés por su forma de narración. En cada capítulo veremos el punto de vista de los principales participantes del proceso de creación del proyecto Spotify. La concepción de la gran idea, paso a paso. Así como la formación de su equipo humano, y las inevitables tensiones personales típicas del ultra personalismo y el liderazgo directivo.

Un buen caso de éxito que vale la pena. Dejándonos claro que el valor real de Spotify fue el proporcionar una solución para todos, oferentes y demandantes. Una gramola digital, cuando y donde sea. Con la que todos obtuvieran relativamente un justo rendimiento por su servicio. No cabe duda de que tarde o temprano lo digital se inmiscuye en todos y cada uno de los rincones de la actividad social y económica.