El Mandaloriano
El Mandaloriano

‘El Mandaloriano’ (T3), el camino es inescrutable

Título original: The Mandalorian

Año: 2023

Duración: 40 min (8 episodios)

País: Estados Unidos

Director: Jon Favreau (Creador), Rick Famuyiwa, Rachel Morrison, Lee Isaac Chung, Carl Weathers, Peter Ramsey, Bryce Dallas Howard

Guion: Jon Favreau, Noah Kloor, Dave Filoni. Saga creada por: George Lucas

Música: Joseph Shirley. Tema: Ludwig Göransson

Fotografía: Dean Cundey

Reparto: Pedro Pascal, Katee Sackhoff, Carl Weathers, Giancarlo Esposito, Emily Swallow, Lateef Crowder, Brendan Wayne, Omid Abtahi, Amy Sedaris, Christopher Lloyd

Productora: Lucasfilm, Fairview Entertainment, Golem Creations

Distribuidora: Disney+

Género: Serie de TV. Ciencia ficción. Aventuras. Acción | Western futurista. Star Wars

Ficha en Filmaffinity

Terminada la tercera temporada de El Mandaloriano, buque insignia de la Star Wars de Disney, la sensación que le cunde al que esto suscribe es que la serie es bastante peor que en las entregas previas porque, en el fondo, no le quedaba otra opción que empeorar. De masivo éxito tanto para la crítica como sobre todo para un público dividido por las secuelas, las aventuras de Mando (Pedro Pascal) y Grogu parecían señalar el camino para una franquicia galáctica que, no obstante, presenta un futuro incierto entre los proyectos para el streaming y una más que dudosa posición respecto al cine, con un plan mutante que no para de cancelar o añadir productos a sus esquemas. 

Por si fuera poco, las cifras de audiencia tampoco acompañan en esta ocasión. Y es lógico, vaya, si la propia trama parte de un lugar muy distinto al del cierre de la segunda temporada, toda vez es casi obligatorio ver El libro de Boba Fett (Filoni y Favreau, 2022), que además es bastante floja, para enterarte de qué demonios está sucediendo. En medio de todas estas turbulencias, y con el incómodo papel de ser la primera obra en suceder a esa obra maestra superlativa que es Andor (Gilroy, 2022), el pobre Din Djarin estaba entre la espada —láser u oscura, como prefieran— y la pared. 

Alejándose en cierta medida de la estructura de aventuras episódicas que caracterizaba a la serie, el conflicto central de esta nueva tanda de capítulos de El Mandaloriano gira en torno al pueblo mandaloriano y sus esfuerzos por reconquistar su malogrado planeta. Así, cobran una importancia crucial tanto Bo-Katan (Katee Sackhoff), otrora su líder, como el Moff Gideon (Giancarlo Esposito), que prosigue con sus experimentos y planes.

Hablemos de este villano. Por un lado, es admirable que, conectando más que nunca con el universo compartido (cómo se nota la mano de Dave Filoni), se haga un esfuerzo por semijustificar los agujeros de guion de la nueva trilogía, al hablar de la clonación y la resistencia de los remanentes imperiales. Por el otro, el conflicto contra Gideon es exactamente el mismo que el de la pasada temporada. Y, además, está más desdibujado que nunca, con un personaje antagónico que ya cae en el tópico de malvado prototípico sin mayor interés. Un papel además de necesaria transición si, como todo parece indicar, el muy superior Gran Almirante Thrawn de la maravillosa Star Wars Rebels (Filoni, 2014-2018) va a regresar en Ahsoka u otra de las próximas series del Filoniverse para ocupar el vacío de poder del mal.

El Mandaloriano
No puedo ser el único al que Gideon le da tanta pereza. (Foto: Disney)

Pero es más: este problema se extiende hasta casi todos los aspectos de la serie. Tanto el núcleo dramático mandaloriano, atravesado por una deriva conservadurista-religiosa cuestionable, como la propia construcción de un pasado y una identidad para esta raza destacan, en mi humilde opinión, por ser mucho menos sugestivos de lo esperado. Quizá es porque el guion es mediocre, o el listón que dejó Andor —a la que además intenta acercarse de forma pobrísima— en cuanto a cómo crear una historia política rica y compleja es demasiado alto, o quizá solo sea yo, pero es así, y la serie tampoco tiene mucho más allá de eso que ofrecer.

Queda al menos la victoria pírrica de saber que, al contrario que la mencionada El libro de Boba Fett o el desastre de Obi-Wan Kenobi (Chow, 2022), conserva todavía un mínimo de saber hacer en cuanto a puesta en escena, dando buenas secuencias de acción. Incluso por momentos, cuando más se sumerge en las peripecias individuales de cada episodio y se olvida del argumento principal, llega a cotas de calidad similares a las que nos tenía acostumbrados.

El caso es que El Mandaloriano sí fue —es— una serie portentosa cuando se dedicó a las aventuras sin demasiadas pretensiones, concentrando esa amalgama referencial a caballo entre el western y el cine de samuráis, y distanciándose de la épica barata-genérica espacial que tanto lastra a veces a la saga. Pero, a pesar de haber sustraído el fanservice y de que parece querer encontrar un rumbo independiente de la obligada supeditación al universo que pertenece, no lo ha encontrado, entre tantas idas y venidas. No aún, al menos. Este es su camino, vamos: y es inescrutable.

Lo mejor: sigue constituyendo, pese a todo, un divertimento majo, ágil y, en ocasiones, casi tan estimulante como antaño

Lo peor: la sensación de desorientación, entre los cambios de rumbo y el estándar inalcanzable que postuló Andor

Nota: 6/10