Título original: La Vie Scolaire
Año: 2020
Duración: 111 minutos
País: Francia
Dirección: Mehdi Idir, Grand Corps Malade
Guion: Mehdi Idir, Grand Corps Malade
Música: Angelo Foley
Fotografía: Antoine Monod
Reparto: Zita Hanrot, Soufiane Guerrab, Alban Ivanov, Moussa Mansaly, Liam Pierron, Bakary Diombera, Adèle Galloy, Gaspard Gevin-Hié, Antoine Reinartz, Redouane Bougheraba, Maera Chouaki, Hocine Mokando, Camara Moryfère
Productora: Gaumont / Mandarin Production / Kallouche Cinéma / France 3 Cinéma / Canal+
Género: Drama/Comedia
Volver al colegio o instituto en el que te criaste, hiciste amigos y te formaste (a duras penas) como persona, es un fenómeno realmente catártico y nostálgico. Comprobar que, tras unos años de lejanía, todo sigue igual pero cambiado. Entender la dureza de un ambiente plagado de inexperiencia, con unas emociones tan vívidas que, normalmente, no vuelven a aparecer nunca más tras ese periodo. Pues bien, ese es el proceso que sufren los maestros cada día en el que desempeñan su labor. Y eso es lo que intenta mostrar Los profesores de Saint-Denis.
Crecer, al contrario de lo que muchos opinan, es darte cuenta de que nadie tiene nunca el control de nada. No se nos enseña a manejar la inestabilidad, sino a camuflarla. Por lo tanto, ser maestro o pedagogo significa dar lecciones de conocimientos y de vida a otros sin estar seguro de lo que se predica. Ser profesor es aparentar y callarse lo que uno opina ante una audiencia. Y ser profesor es, sobre todo, tener una enorme mochila cargada de inefabilidad por cada alumno que hay en tu aula, la cual se suma a la tuya propia que debes esconder.
Los directores de esta cinta, Mehdi Idir y Grande Corps Malade pretenden mostrar la difícil convivencia entre maestros que hacen lo que pueden (y no siempre lo que deben) y alumnos problemáticos y perdidos en un colegio de los suburbios de París. No hay mucha sutileza a la hora de presentar los conflictos que van ocurriendo a medida que la película se hace más naíf y condescendiente. En realidad, es una cinta que no destaca por su contenido sino por las lecturas subyacentes que realizan los espectadores a los que apelan. Es un tema que lleva a una etapa muy difícil e importante en la vida de un humano, y por ello, cala más hondo. Esa es la mayor virtud de una película bastante simple pero efectiva.
Los Profesores de Saint-Denis ahonda en los problemas inherentes a la enseñanza: la incomprensión de unos alumnos que están en una edad muy temprana, la incomprensión de unos padres que no conocen el camino correcto y la incomprensión de unos profesores que creen haber superado a sus discípulos, dándose de bruces con la realidad cuando comprueban que no. La vida es igual de dura de adolescente o de adulto. La diferencia es que de adulto se oculta mejor y también se lleva peor. De este modo, establecen nexos entre unos y otros, dando a entender que no se trata de una pelea sino de un aprendizaje combinado.
La gran nota positiva de la cinta es el buen hacer de sus actores y actrices (algunos no profesionales entre los alumnos), con la verdad que generan en las escenas que suceden en ese clima tan perceptible como es el de una clase. A veces consigue, de manera certera, retrotraer al espectador a algunas situaciones de su propia vida como estudiante, y comprobar ahora sí, lo duro que es aguantar a chavales tan desnortados. Además, Zita Hanrot, ganadora de un Premio César en 2015, se echa el trabajo de jefa de estudios a la espalda con mucho acierto y carisma.
Se trata de una película que realiza lo necesario para funcionar como un trabajo de introspección y reflexión, con moralejas incluidas. En términos técnicos y fotográficos no pasa del aprobado raspado, pero le es suficiente para ser efectista y llegar a la meta nostálgica prevista, esto es, una apología de la importancia de la correcta convivencia entre dos bandos unidos por el temor del mañana.
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Lo mejor: El ambiente que se genera en las aulas
Lo peor: Es muy superficial
Nota: 6/10