‘Outer Range’, entropía y misterios en el Oeste del siglo XXI

Título original: Outer Range

Año: 2022

Duración: 8 episodios (50 min.)

País: Estados Unidos

Dirección: Brian Watkins, Jennifer Getzinger, Alonso Ruizpalacios, Amy Seimetz, Lawrence Trilling

Guion: Brian Watkins (creador), Zev Borow, Dominic Orlando, Lucy Thurber, Naledi Jackson

Música: Danny Bensi, Saunder Jurriaans

Fotografía: Drew Daniels, Jay Keitel, Adam Newport-Berra

Reparto: Josh Brolin, Imogen Poots, Will Patton, Lili Taylor, Tom Pelphrey, Noah Reid, MorningStar Angeline, Hank Rogerson, Jordyn Aurora

Productora: Plan B Entertainment, Flame Ventures, Reunion Pacific Entertainment. Distribuidora: Amazon Studios

Género: Serie de TV. Western. Intriga. Drama

Ficha en Filmaffinity

Algo hay en la imperturbabilidad del Oeste norteamericano, en su mística, en sus parajes, que sugestiona tanto a escritores como espectadores por igual. Incluso, cuando su representación se da en pleno siglo XXI. De otro modo, no podríamos explicar el éxito de esta nueva serie de Amazon Prime Video, Outer Range (‘Fuera de Rango’), a cargo de un debutante como Brian Watkins y que, por lo menos durante las pocas semanas que ha durado, ha dejado unas buenas dosis de misterio e incógnitas por resolver. 

Outer Range propone una premisa sencilla y atractiva: en el rancho de una familia común de Wyoming, los Abott, comandados por Royal (Josh Brolin), aparece un hoyo negro enorme que, por lo visto, es capaz de hacer viajar en el tiempo y/o el espacio a aquello que se introduzca en él. A partir de entonces, la serie fluctúa entre la intriga y el misterio de saber qué demonios es tal hoyo, y el drama familiar/thriller que se crea a raíz de las acciones que se desencadenan por su aparición, con otra familia vecina, los Tyllerson, y una mujer nueva en la ciudad, Autumn (Imogen Poots), involucrados también. 

De este modo, la serie asume los códigos del western para desarrollarse, aunque sin llegar a hacerlos suyos del todo. Al fin y al cabo, es una especie mutante que podríamos definir como western noir de ciencia ficción y que, por si fuera poco, posee pasajes enteros más en la línea onírica-psicotrónica de David Lynch que de cualquiera otra cosa. Por si fuera poco, maneja una simbología densa, difícil de encuadrar, y con influencias tan dispares como podrían ser Lost, el cine primerizo de Shyamalan (Señales, El Bosque), las últimas obras de Alex Garland (Aniquilación, Devs) o Stephen King.

El pozo negro del rancho Abott deparará una buena serie de sorpresas a los personajes de la serie.

Es decir: los fans del misterio bizarro tienen en esta historia dos tazas bien cargadas. Precisamente ese es su fuerte: la intriga. La serie sabe desarrollar bien sus misterios y enigmas, proporcionando pequeñas dosis de información en cada episodio sin dejar nunca de ser divertida, de modo que siempre te quedes con ganas de más. De hecho, casi cada capítulo cierra con un cliffhanger potente que genera más y más caos en la trama: pura entropía que golpea al espectador. 

Además, hay que reconocerle la valentía de no ser nada expositiva, de no brindar soluciones fáciles, aunque esto pueda ser ambivalente: habrá a quien esto le guste, pero también, seguro, a quien no; si esperas respuestas, no las habrá. Al menos, no hasta una futura posible segunda temporada. Pero a esta gran virtud de su misterio podríamos añadir, al menos, dos más: la dirección y las interpretaciones.

Imogen Poots está increíble como el personaje que más preguntas genera de todo el elenco.

En el primer caso, es de destacar que, en una historia que mezcla tantos géneros distintos, funcione con casi cada uno de ellos. Incluso cuando hay excepciones -pequeñas escenas de acción, u otras más particulares- éstas están ejecutadas a la maravilla. En cuanto a sus actores, lo cierto es que todo el reparto está muy bien, pero destacan por encima de todos Josh Brolin, de rostro y moral impertérrita, e Imogen Poots, en constante contraposición con un personaje inestable e indescifrable.

Lo único malo a mencionar, quizá, sería que a veces no opta por ninguno de los caminos que establece. Ni va a tope con la ciencia ficción loca hasta el final, ni dedica toda la atención posible a todos sus personajes para construir el drama familiar emotivo que pretende ser, lo que causa que a veces se quede un poco a medias en todo. 

No obstante, he aquí una serie que es genuinamente original y adictiva; que sabe manejar las expectativas del espectador, jugar con ellas, arrojarlas a un pozo -literalmente- y traerlas de vuelta; que sabe marear, ir, venir y volver, todo ello sin perder nunca el interés del que ve. Una gran serie, en definitiva.

Lo mejor: te quedarás pegado a la pantalla deseando saber qué ocurre en el siguiente episodio, y no solo por el misterio. 

Lo peor: Ese final loquísimo a lo Lost, de no ofrecer más respuestas en una hipotética segunda temporada, puede enfadar a quienes no vibren en sintonía con el aura emocional de la serie.

Nota: 8/10