no te preocupes querida

‘No te preocupes querida’, un error convertido en acierto

Título original: Don’t Worry Darling

Año: 2022

Duración: 122 minutos

País: Estados Unidos

Directora: Olivia Wilde

Guion: Katie Silberman, Carey Van Dyke, Shane Van Dyke

Música: John Powell

Fotografía: Matthew Libatique

Reparto: Florence Pugh, Harry Styles, Olivia Wilde, Gemma Chan, Chris Pine, KiKi Layne, Nick Kroll, Douglas Smith, Kate Berlant, Asif Ali, Dita Von Teese, Timothy Simons, Sydney Chandler

Productora: Vertigo Entertainment, New Line Cinema

Distribuidora: Warner Bros

Género: Thriller. Intriga. Thriller psicológico. Años 50.

Ficha en Filmaffinitty

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Entre los cortometrajes Free Hugs (2011) y Wake Up (2020) la actriz Olivia Wilde dirigió su primer largometraje Súper empollonas (2019); una comedia tan afable como cautivadora que consiguió despertar cierto interés en el mundo cinematográfico.

Pero el vaticinio de un futuro prometedor llegó ensombrecido por los dimes y diretes que han ido fraguándose desde que No te preocupes querida empezó a ocupar algunos titulares, llegando al paroxismo de la vergüenza ajena en su preestreno en el 79 Festival de Venecia 2022. Se podría crear un amplio, y hasta necesario, debate sobre ello. No obstante aquí estamos para separar vida y obra de una autora que ha engendrado un producto que, tras captar nuestra atención, ha conseguido finalmente suscitar nuestro interés.

Bajo una cuidada estética de los años 50, nos introducimos en una pequeña ciudad con un marcado cariz distópica en donde los hombres trabajan para un proyecto altamente arcano mientras las mujeres silencian sus preguntas en los pormenores de las tareas domésticas o en las conversaciones triviales surgidas alrededor de cócteles edulcorados. Exceptuando diversos elementos, hasta aquí la historia, más que una distopía, podría ser un relato veraz del machismo subyugante de la época. Pero cuando Alice (la siempre sobresaliente Florence Pugh) se adentra por causas externas e internas en extrañas visiones (la mayoría de ellas visualmente apabullantes), la aparente perfección vivida en la ciudad creada por Frank (Chris Pine) comienza a mostrar unas terroríficas fisuras que llevarán a la protagonista hasta la revelación de una verdad mil veces vista en el género de ciencia ficción.

No te preocupes querida es un relato feminista que intenta huir de los convencionalismos aunque no logra cumplir su propósito. La obviedad sería hacer una comparativa con Las mujeres perfectas (remake del 2004 de la superior, en todos los sentidos, Las esposas de Stepford). Sin embargo Swallow (Mirabella-Davis, 2019) y Vivarium (Finnegan, 2019) sí que serían las dos fuentes de inspiración más cercanas en tiempo para construir correctamente un drama psicológico introduciendo problemas actuales que se han quedado anclados en constructos sociales anacrónicos. Porque el mayor fallo (y garrafal) cometido por Wilde no está en su visión tras las cámaras, sino en un guion que tiene, en los pequeños matices, más agujeros argumentales que un telefilm de sobremesa.

No sabemos si Wilde es consciente de la absurdez y del alma de serie B que sobrevuela como un avión a la deriva por encima de su obra, pero quizá en dichos errores se encuentran sus mejores aciertos. Porque No te preocupes querida se disfruta cuando el espectador se deja llevar ante la sucesión de acontecimientos. La película es una amalgama de referentes de películas conocidas por el gran público. El juego está en encontrar dónde se situará cada espectador.

Precedida de una destrucción injustificada en su primer pase de prensa, No te preocupes querida puede confundir continente con contenido, como la mayoría de sucedáneos de su género, pero mientras contenga una de las mejores actuaciones de Pugh y un alegato feminista de vital importancia interiorizado en un empaquetado exquisitamente diseñado, lo anteriormente descrito como negativo termina por desdibujarse.

Si hubiera menos de Harry Styles y más de intimismo realista sería una de esas propuestas alababas por cualquiera que desee ir al cine a comprender la opresión de todas las voces que son, y han sido, silenciadas por las utopías de otros.

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Lo mejor: Florence Pugh, la dirección artística, la selección musical, el ritmo de la primera parte y los últimos planos.

Lo peor: Harry Styles sobreactuando los llantos, el olor a refrito y un guion que adolece de poca atención.

Nota: 8/10