‘Misión Imposible: Sentencia Final’, or How I Learned to Stop Worrying and Love the AI

 

Título original: Mission: Impossible – The Final Reckoning.

Año: 2025.

Género:Acción. Aventuras. Thriller.

Duración: 169 minutos.

País: Estados Unidos.

Dirección: Christopher McQuarrie.

Guion: Christopher McQuarrie, Bruce Geller, Erik Jendresen.

Reparto: Tom Cruise, Hayley Atwell, Simon Pegg, Pom Klementieff y Ving Rhames.

Fotografía: Fraser Taggart.

Música: Max Aruj y Alfie Godfrey.

Compañías: Bad Robot, Paramount Pictures y Skydance Productions.

Ficha en Filmaffinity

Creo que todos reaccionamos de la misma manera ante el final de Misión Imposible: Sentencia Mortal: ¡¿Qué?! ¡¿Cómo?! De la misma manera que creo que todos reaccionamos de la misma manera ante el tráiler de la nueva (y última) Misión Imposible: ¡Qué barbaridad!

Pero más allá de las sorpresas y la excitación ante los avances de este final, lo que uno se preguntaba era como iban a cerrar «todo esto». Ya no solo la historia empezada en Sentencia Mortal, sino como iban a cerrar una franquicia como Misión Imposible. Una vez vista, puedo decir que Misión Imposible: Sentencia Final no es el final de saga que esperaba, pero sí uno muy satisfactorio.

Fotograma de ‘Misión Imposible: Sentencia Final’. (Foto: Paramount Pictures)

¿Por qué digo esto? Porque la última aventura de Ethan Hunt está repleta de luces, pero también de sombras.

La introducción es su gran hándicap: caótica y apresurada (nada que ver con la de Sentencia Mortal). Sus primeros 30-40 minutos están plagados de flashbacks y diálogos de «repaso» de la anterior entrega que dificultan su ritmo (a estas alturas asumo que si alguien va a ver la octava entrega de Misión Imposible, va con los deberes hechos). A su vez, parece no saber conectar la anterior entrega con esta, como si no supiera como poner en contexto lo que vamos a ver a continuación (personajes que entran y salen, decisiones de guion cuestionables, poca coherencia con lo que se ve en pantalla,…). Ahora, una vez pasado «el tema musical», la película va en aumento.

Al final es Misión Imposible, y como tal, tiene las virtudes del matrimonio Cruise/McQuarrie: escenas de acción apabullantes (la del submarino es deliciosa), gran desarrollo de personajes (sorpresón Klementieff y Saxon) y un emotivo repaso a estos 30 años de la FMI. Aquí sí que el montaje te mantiene en tensión, aquí sí que los personajes que entran y salen lo hacen a favor de la narración, aquí sí que hay una cohesión con todo lo visto en las anteriores entregas que dota de sentido a la historia,… Vamos, que todo lo que fallaba en su intro aquí no está.

Fotograma de ‘Misión Imposible: Sentencia Final’. (Foto: Paramount Pictures)

Mirando de nuevo el lado negativo, hay que hablar de Gabriel (Morales) y Briggs (Whigham).

Gabriel funcionaba muy bien en la «1a Parte». Teniendo en cuenta que «La Entidad» era un villano no palpable, hacía falta que alguien fuera su representación física, y la manera en que Gabriel era el secuaz que llevaba a cabo todos los planes era muy ingenioso. Esto aquí no ocurre, ya que deciden hacer un «giro» (que no diremos por ser SPOILER) que cambia su objetivo y forma de ser, haciendo que sea menos eficaz que antes.

Briggs ya cojeaba en la anterior, y aquí está alargado. El agente del orden que persigue a Hunt a lo largo de la cinta es algo muy mascado en el género. Eso sí, tiene una escena con Hunt maravillosa.

Fotograma de ‘Misión Imposible: Sentencia Final’. (Foto: Paramount Pictures)

Lo que sí sigue funcionando es que el villano de la entrega sea La Entidad. El duelo psicológico entre «la máquina que ha visto todos los futuros posibles» VS «un simple hombre» es realmente adictivo. Esto, sumado al terror sociopolítico hacía la IA, genera una tensión constante.

A modo de resumen, puede que su caótico inicio haga que el espectador entre «de malas maneras» en una historia que acaba siendo muy satisfactorio, pero es que no solo es un gran homenaje a una saga, sino también a una manera de hacer blockbusters.

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No solo es un gran homenaje a una saga, sino también a una manera de hacer blockbusters.
Su caótico inicio hace que el espectador entre "de malas maneras" en una historia que acaba siendo muy satisfactoria.
7.5