A principios de Julio, se celebró el primer aniversario del estreno de Mamma Mia 2: Here we go again. En honor a esta efeméride, voy a hablar sobre la película y como sus canciones han vuelto a marcar.
El anuncio de esta película, sorprendió a gran parte de los espectadores, ya que la primera fue estrenada hace más de 10 años y nadie esperaba segunda parte, pero sus creadores decidieron traer a la pantalla a una joven Donna, interpretada por Lily James (Yesterday).
Al presentar acontecimientos del pasado de Donna, los guionistas tuvieron que hacer una serie de cambios para que la narrativa cuadrase. ¿Cual es el problema de esto? Que el público se ha cabreado, ya que en la primera película, Donna (Meryl Streep) hace un comentario sobre su madre, que claramente está muerta, pero luego la vemos vivita y coleando, siendo encarnada por Cher.
Otro detalle que ha sido cambiado es el orden en el que Donna se acuesta con los posibles padres de Sophie (Amanda Seyfried). En Mamma Mia, Seyfried canta la canción «Honey, honey» mientras lee el diario de su madre y se menciona claramente el orden en el que ella fue conociendo a cada uno. En el caso de Mamma Mia 2, Harry es el primero. Personalmente creo que es por la construcción del personaje de Donna, que se enamora completamente de Grecia, por lo que es tonto que se quiera ir, aunque sea a un pequeño viaje a París (Lugar donde conoce a Harry).
La interpretación de los personajes en el pasado me parece bastante buena, se les notaban naturales, parecía que eran ellos de verdad. Donna, Tanya (Jessica Keenan) y Rosie (Alexa Davies), clavan la interpretación y parecen tal cual sus versiones más adultas, además de que están caracterizadas muy parecidas.
Pero de esta película lo que hay que destacar es la interpretación musical. Cada canción representa la personalidad de sus intérpretes, al igual que la situación por la que pasan los personajes.
Toda esta magia y personificación se mostraban en canciones como “When I Kissed the Teacher” en la que se presenta a Donna y a sus Dynamos, cada una con sus particulares personalidades alocadas.
La siguiente canción, que es “One of us”, es una maravilla respecto al montaje. Las transiciones muestran los sentimientos de Sky (Dominic Cooper) y de Sophie sin que tengan que decir nada, solo dejar que fluya la letra de la canción.
El personaje de Harry (Hugh Skinner) se presenta con “Waterloo”, que para mi gusto, me parece de las mejores de esta entrega. La puesta en escena y la coreografía es impresionante, plasman perfectamente esa relación entre los personajes, inocente pero alocada.
Para presentar a Bill (Josh Dylan) usaron la canción “Why did it have to be me”, en la que la química entre los personajes es notoria. Es un juego de picaresca y de seducción, combinándolo con ciertas pinceladas de humor.
“Andante, andante” “The name of the game” y “Knowing me, knowing you” muestran una evolución, el cómo Donna se siente interesada por el nuevo chico que acaba de conocer, Sam (Jeremy Irvine), y como poco a poco sus sentimientos van creciendo, llegando a sufrir el desamor.
Tanto la canción «Mamma Mia» como «Dancing Queen», muestran una inversión de emociones, respecto a la película anterior. En la primera entrega, la primera canción era más juvenil y divertida, mientras que aquí es una llamada a tu yo verdadero. La segunda canción la cantaban para animar a Donna, mientras que en esta entrega, es una referencia al punto de felicidad, a los rayos de sol tras la tormenta.
Y no podía faltar una canción protagonizada por nuestro dúo favorito: Rosie (Julie Walters) y Tanya (Christine Baranski). Con “Angel Eyes” muestran una performance que llena de frescor y vida al espectador.
Pero, a pesar de todo, película habla sobre la relación entre Sophie y Donna, de madre e hija, por ello son importantes las canciones “I’ve been waiting for you” y “My love, my life”. Son canciones lentas, muy lentas, sin mucha parafernalia, porque no es necesaria, el mensaje y el potencial está ahí, se puede mostrar tal cual.
Todos sabemos que se sacaron el as de la manga de la abuela de Sophie para poder traer a Cher y buscar una excusa para que pudiese cantar «Fernando». Sinceramente me parece que está metida con calzador, pero aun así me encanta, es un temazo.
Y la película cierra con la mítica canción, ya escuchada en la primera película, “Super Trouper”. En ella podemos ver los créditos mientras que los actores hacen una performance. En varias entrevistas, los actores reconocen que no tenían ni coreografía ni nada, improvisaban en base a unas pautas que tenían.
La pregunta ahora es: ¿Qué va a pasar con las demás canciones que existen de ABBA? Hay especulaciones de que tal vez se pueda plantear una tercera película. La duda es si seguirá el elenco o si elegirán a nuevos para que cuenten historias con las canciones que aun no hemos escuchado.
Por ahora no hay nada confirmado, solo queda esperar (o no). Mientras resolvemos esta incertidumbre podemos disfrutar de estas dos películas, cada una particular a su manera, y de lo más importante: sus canciones.