Peterloo
La tragedia de Peterloo

Crítica – ‘La tragedia de Peterloo’

Título Original: Peterloo

Año: 2018

Duración: 154 min.

País: Reino Unido

Director: Mike Leigh

Guion: Mike Leigh

Música: Gary Yershon

Fotografía: Dick Pope

Reparto: Rory Kinnear, Maxine Peake, David Bamber

Productora: BFI Film Fund / Film4 / Thin Man Films

Género: Histórico

Fecha de estreno: 10 de mayo de 2019

El nuevo film de Mike Leigh pretende recrear de, la forma más fiel posible la masacre de Peterloo, acaecida en 1819, y en lo que se refiere a aspectos como la dirección de arte lo consigue y con creces, no tanto en los aspectos más cinematográficos.

La película discurre durante más de dos horas de su metraje entre largas conversaciones sobre el derecho a voto o el autoritarismo del parlamento británico filmadas de la forma más anodina posible (aquí no hay nada del sutil virtuosismo de Nuri Bilge Ceylan o de la alta expresividad de Ingmar Bergman) que acaban remitiendo al espectador al más insulso de los telefilmes históricos. Mucha sustancia (innegable y bien escrita), pero poco interés cinematográfico.

Peterloo carga
Fotograma de ‘La tragedia de Peterloo’

Durante su larga duración se espera con algo de ganas la escena climática de la manifestación, con esperanzas puestas en que, por lo menos, ahí Leigh sí saque a relucir todo el potencial que tiene la película, pero nada más alejado de la realidad: la carga está filmada como si se tratase de una conversación más (siguiendo un esquema de plano de la caballería- plano de la reacción de los manifestantes- plano de las piernas de los manifestantes corriendo- plano de alguien llorando- plano de caballería), todo lo contrario de (por referirme a una película cercana en el tiempo) Roma de Alfonso Cuarón que ejecuta de forma brillante la escena de la manifestación de estudiantes en Ciudad de México desnudando a los personajes y eventos frente a la cámara con dos panorámicas implacables.

La tragedia de Peterloo es una oportunidad perdida en lo cinematográfico, pero tiene un valor innegable y ese es su rigor histórico, es una propuesta que a los más interesados en la forma no gustará, pero que puede que sí lo haga a aquellos que buscan una lección de historia.

Lo mejor: Su indudable rigor histórico.

Lo peor: La poco interesante dirección que propone Mike Leigh para un relato que necesita potencia y dramatismo.

Nota: 4,5