Crítica – ‘Compulsión’

Título original: Compulsión

Año: 2017

Duración: 81 min.

País: España

Dirección: Ángel González

Guion: Ángel González

Música: Javier Carrasco

Fotografía: Rosana Torres

Reparto: Marina Esteve, Paco Manzanedo, Susana Abaitua, Pol Cardona

Productora: Shock Film Factory

Género: Intriga, terror.

El terror hace su aparición en cines españoles esta vez de la mano de un asesino en serie prácticamente sacado de Funny Games (Michael Haneke, 1977), Tesis (Alejandro Amenábar, 1996) o Tenemos que hablar de Kevin (Lynne Ramsay, 2011). Compulsión, dirigida por Ángel González, presenta una vuelta a los asesinos que ansían el fácil contacto con la muerte, sin pasados oscuros ni psicología o causas que le lleven a hacer lo que hacen. Por medio del punto de vista de dos mujeres se lleva a cabo la intrínseca persecución del gato y el ratón para salir con vida de las garras de Robert.

El actor Paco Manzanedo en ‘Compulsión’.

Siguiendo la figura del asesino, de la que el público ha comenzado a desacostumbrarse, Robert representa a un hombre que forma parte de una pareja endiviablemente casada, con un puesto de trabajo de alto estatus y que allá donde va siempre tiene una sonrisa en su cara. Por supuesto, tiene una finca privada donde presume de haber llevado a varias mujeres para acostarse allí con ellas, siéndole infiel a su pareja, pero eso es lo menos importante de la historia presentada en Compulsión. Por otro lado está Esther, la mujer de Robert, que vive con constantes jaquecas y pesadillas además, no puede evitar sospechar de una posible segunda vida de su marido, por lo que a pesar de poner en peligro su vida, decide seguirle para descubrir la verdad. Y por último, una joven que se dedica a la prostitución para ganar dinero y poder pagar sus estudios, que ha tenido la mala suerte de elegir a Robert como cliente.

Este conjunto de personajes forma la base de Compulsión. Cada uno de ellos con un estereotipo fijado que indica al espectador la introducción, nudo y desenlace que llevarán a cabo. No hay ningún giro de guion o desarrollo de personajes permitido en la historia, presentando la acción como la simpleza del acto de matar y la dificultad de la huida de las víctimas. Cuando aparece en escena un personaje que lo único que desea es asesinar sin motivo aparente más que el puro placer que esto le provoca, todo se centra exclusivamente en seguir este impulso. El espectador se coloca frente a Compulsión esperando el momento sangriento y los gritos de sus víctimas sin necesidad de intentar o verse reflejado en algún motivo o rasgo de la personalidad del asesino.

Fotograma de ‘Compulsión’.

A pesar de la obviedad de las escenas ‘gore’, la tensión, furia y rabia generada en cada escena de Compulsión, unidas al preciso uso de la banda sonora, consigue acompañar, o incluso anticipar, los sentimientos de los personajes y transmitiéndolos directamente al espectador. Formando una película, aunque pequeña, fácil de ver y sentir en su justa medida para el disfrute de los seguidores del género en la gran pantalla.

Lo mejor: la banda sonora y su uso clave durante la película.

Lo peor: lo obvia que se vuelve de principio a fin.

Nota: 6