la puerta de al lado

Crítica – ‘La puerta de al lado’

Título original: Next door

Año: 2021

Duración: 92 minutos

País: Alemania

Dirección: Daniel Brühl

Guion: Daniel Kehlmann

Fotografía: Jens Harant

Reparto: Daniel Brühl, Peter Kurth, Nils Doergelo, Aenne Schwarz, Rike Eckermann, Gode Benedix

Productora: Amusement Park Films, Erfttal Film, Warner Bros Film Productions Germany

Género: Drama, Comedia

Ficha en Filmaffinity


En 1991, un día 9 de noviembre, cayó el muro de Berlín que dividía en dos a la ciudad: la del este era parte de la socialista República Democrática Alemana y la del oeste era de la capitalista República Federal Alemana. Después de este hecho, el país se reunificó en un único país acogiendo la democracia liberal en todo su territorio. Lo que podía parecer un hecho positivo y esperanzador para las regiones orientales, terminó en muchos casos siendo bastante decepcionante. Las libertades conseguidas venían aparejadas de una inseguridad vital que no tenían en su antiguo país socialista. La adaptación a un nuevo modelo productivo llevó a la desigualdad entre el este y el oeste. Muchas promesas de integración nacional resultaron fallidas.

La ópera prima del actor hispano-alemán Daniel Brühl tiene muy en cuenta esta coyuntura que todavía es palpable hoy en día. Puede que en su papel en Good Bye, Lenin! (2003) se viese la determinación en la lucha por la conquista de las libertades que ofrecía el mundo occidental y eran inexistentes en los países socialistas. Sin embargo, en su primera película como director reflexiona sobre los fallos de la reunificación alemana en las personas del este y también sobre la gentrificación que están sufriendo los barrios de las ciudades europeas.

El personaje que encarna el desengaño con la reunificación y la democracia liberal es Bruno, interpretado por Peter Kurth. Su vida tras la caída del muro ha estado marcada por la tragedia de perder a su mujer, a su padre – torturado, literalmente, por especuladores urbanísticos- y su trabajo. Ahora trabaja por la noche en atención al cliente de una entidad bancaria y, durante el día, espía a su vecino y famoso actor Dani (interpretado por Daniel Brühl).

Un día Bruno decide hablar en un bar con su vecino Dani. Lo que empieza siendo una charla un tanto incómoda sobre la actuación de Dani en ciertas películas, desemboca a una agobiante conversación donde Bruno le demuestra que conoce hasta los aspectos más personales de su vecino. Poco a poco va desmontando a un actor ególatra, más preocupado de dar buena imagen frente las cámaras que verdaderamente concienciado socialmente y empático. Un hipócrita total.

Brühl da las primeras pinceladas de pericia detrás de las cámaras, siendo capaz de crear situaciones verdaderamente opresivas y tensas en los diálogos entre los dos protagonistas. Aún así, debido a lo repetitivo que se torna la historia, la cinta pierde fuerza y la presión que se imprime desde la dirección termina por cansar, más que por atrapar al espectador.  A pesar de un inicio en el que se entra muy rápido y de manera cómoda, poco a poco vas saliendo de la película, pero sin ganas de retornar al bar, como hace constantemente y de manera bastante irritante el personaje de Dani.

La película termina por hacernos no valorar como se debe a partes realmente agudas y notables. El mensaje social y la crítica ante la hipocresía de ciertas élites culturales se pierde en pos de un argumento sensacionalista que suena a conocido. Dos personajes bien construidos terminan por resultar odiables -lo cual es el propósito de la película- al igual que olvidables. Ha sido un buen intento en su primera película y, aunque no consigue realizar la pirueta que quería, al menos ha caído con los dos pies en el suelo.


Lo mejor: la crítica social y una buena construcción de los personajes

Lo peor: un argumento excesivamente repetitivo

Nota: 6/10