Título original: La boda de Rosa
Año: 2020
Duración: 97 minutos
País: España
Dirección: Icíar Bollaín
Guion: Icíar Bollaín, Alicia Luna
Música: Vanessa Garde
Fotografía: Sergi Gallardo, Beatriz Sastre
Reparto: Candela Peña, Sergi López, Nathalie Poza, Paula Usero, Ramón Barea, Xavo Giménez, María Maroto, Eric Francés, Lucín Poveda, María José Hipólito
Productora: Tandem Films, Turanga Films, Setembro Cine, Televisión Española (TVE), Movistar+
Género: Comedia. Drama.
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La boda de Rosa es la historia de muchísimas mujeres españolas, tengo la certeza de que hay una Rosa en cada familia. Yo, por ejemplo, tras los primeros 10 minutos de cinta he identificado a mi Rosa particular y he disfrutado del nuevo trabajo de la directora Icíar Bollaín desde la más perpleja introspección. Todos tenemos a una Rosa en casa, pero también a una Lidia (Paula Usero), a una Violeta (Nathalie Poza) o a un Antonio (Ramón Barea).
El caso es que, a punto de cumplir 45 años, Rosa se da cuenta de que ha vivido siempre por y para los demás y decide apretar el botón nuclear, mandarlo todo a paseo y tomar las riendas de su vida. Pero antes, quiere embarcarse en un compromiso muy especial: un matrimonio consigo misma. Pronto descubrirá que su padre, sus hermanos y su hija tienen otros planes, y que cambiar de vida no es tan sencillo si no está en el guion familiar. Casarse, aunque sea con ella misma, va a ser lo más difícil que haya hecho nunca.
La boda de Rosa es sentimiento y realidad, es una historia sobre la humanidad, la compasión y el amor propio. Si tuviera que definir a esta obra con una sola palabra sería verdad. ¿La sensación? Alguien rasga la pantalla del cine, saca su mano y te agarra por el cuello de la camisa y de pronto, estás en la costa de Valencia, disfrutando de la fotografía de Sergi Gallardo y Beatriz Sastre, y del reparto de esta película.
En el largometraje de Bollaín cada personaje brilla en algún punto, y en su conjunto conforman un tándem perfecto, una radiografía de cualquier hogar. Cabe resaltar que la complicidad de Candela Peña y Paula Usero en pantalla es entrañable, y aunque el gran evento de esta historia, la boda, es muy inspirador, indudablemente, la despedida de soltera improvisada de Rosa nos deja entrever el acierto de un reparto que encaja como las piezas de un puzzle. Esa misma esencia se capta en las interacciones entre Poza y Peña a medida que avance la trama, donde cada relación que tiene Rosa con el resto de la familia se vuelve más pura y auténtica.
Asimismo, esta dramedia resalta por los primeros planos al equipo artístico, la cámara nos adentra en la tristeza y el cansancio de Lidia, la hija de Rosa, que llega de Manchester con sus gemelos, o en la nostalgia y el amor que siente una hija al recordar a su madre, como es el caso de Rosa al regresar al taller de costura de su madre. Acompañamos a las actrices y actores de La boda de Rosa en cada secuencia porque en esta película no hay ni un minuto que no tenga algo que enseñarnos.
El guion, firmado por Bollaín y Alicia Luna, nos habla de la palabra compromiso con el valor más importante que alguien puede darle: el de amarse y respetarse a uno mismo. Cada conversación en la que Rosa intenta dar un golpe sobre la mesa con sus hermanos, Armando (Sergi López) y Violeta, conecta al espectador con la idea de la importancia de los autocuidados, y de no considerarlos actos egoístas. Con Rosa abrimos los ojos sobre un asunto de suma importancia, que solemos dejar para luego. En palabras de la propia cineasta Icíar Bollaín, este filme “se parece a mis primeras películas. Es una historia de personajes, de sus relaciones entre ellos y con el mundo y que intenta hablar de cosas que de una forma u otra nos afectan a todos, pero siempre con humor y emoción”.
Sin embargo, esta ficción no habla solo del amor propio, otra cara de la moneda habla de la maternidad y la crianza desde diferentes perspectivas. Vemos a Rosa y a Lidia, a Armando con sus hijos, que se encuentran en un fuego cruzado mientras este y su esposa Marga (Paloma Vidal) se divorcian o no. E incluso vemos a Antonio con sus 3 hijos. El ciclo de la vida y de cómo preparamos a nuestra progenie y a nosotros mismos para ejecutar el arte de vivir, donde los roles y las expectativas juegan un papel decisivo.
Es muy positivo salir del cine con la buena energía que sale una tras ver La boda de Rosa. Reír, disfrutar de una gran historia, de un reparto que se integra en la trama y entre ellos de forma exquisita y, especialmente, reflexionar sobre lo que nos ha contado la familia técnico-artística de esta producción ha sido lo mejor de este mes de agosto. Sin duda, a La boda de Rosa le digo: sí, quiero.
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Nota: 10
Lo mejor: el tema entorno al que gira la película.
Lo peor: nada a destacar.