Crítica: «Gora Automatikoa»

 

Gora Automatikoa

Año: 2021

Duración:71 min.

País: España

Dirección: Esaú Dharma, David Galán Galindo, Pablo Vara

Guion: Esaú Dharma, David Galán Galindo, Pablo Vara

Música: Guillermo Vílchez Corredor

Productora: 39 Escalones, The Other Film Production

Género: Animación. Comedia

Sacarse la chorra, la minga, la picha, la polla.

Eso es lo que han hecho los siguientes tres creadores, guionistas, protagonistas, directores y… quién sabe si en un futuro ganadores de un Goya a mejor película de animación.

Pablo Vara, David Galán Galindo y Esaú Dharma ponen en entredicho las peripecias que hay que hacer para ganar un Goya: un Goya automático. Parece fácil, ¿verdad?

Ganar un Goya haciendo lo mínimo, ganar un Goya automático, hacer lo justo y necesario para que la película pueda enmarcarse en esa categoría.

Según ellos, o sus alter egos en la película: unos dibujos de trazo grueso similares entre ellos que se distinguen los unos de otros por rasgos físicos relevantes de sus autores. Parten de una premisa típica de estudiantes. Y no contentos con faltar ya en primer lugar a los jóvenes que quieren reventarlo, en su ópera prima se pasan el juego, o más bien la película, no dejando títere con cabeza.

Si bien, se centran en darle un buen repasito a esos académicos que hoy los nominan y no se sabe si mañana los premian. No se olvidan tampoco del público: juegan con él y te hacen pasar de la risa a la incomodidad.

Eso sí, no se olvidan de que ellos son los protas y ponen el foco en su desdicha, se ríen de si mismos y acaban de hacerlo con todo el cine español.

Hacen metacine del cine con sarcasmo, denuncia y ganas de triunfar.

Juegan con la música y completan la banda sonora con una canción propia:  “Goya Automático”: el sueño antes de la realidad, el algodón de azúcar deshaciéndose en los dedos antes de llegar a la boca.

Pero, si con algo me tengo que quedar personalmente es con el reloj; el tiempo, el tic-tac frenético que entra por los oídos y retumba en el cerebro. Contar los segundos, sentir la presión mientras los directores te muestran toda la versatilidad que cabe en el menor tiempo posible. Las infinitas posibilidades de animación que existen y cómo, a menudo,  las cintas se encasillan en solo un estilo.

Demuestran un control total de los tiempos, la acción dramática de las escenas y un montaje que altera, ordena y desmonta el metraje.

En esta película todo tiene entrada: las ideas auto rechazadas, las ideas despreciadas por otros. Es un regalo para ellos mismos, pero es un «gracias» por parte del espectador entender que no hay límites, que a veces todo vale, y sí, puede ser con el planteamiento más sencillo posible.

Si hay algo admirable en este film es la energía positiva que transmite y las alas que cose a cada espectador para que se vaya a su hogar pensando, sintiendo que  haciendo lo mínimo (que no lo que se espera) es posible triunfar. Triunfar sin mostrar las dificultades.

Porque sí, acompañamos a los creadores en el proceso creativo, estamos con ellos en su desolación, en sus ideas locas, pero todo eso ha tenido un punto de partida real, esperamos e imaginamos que similar al de la película, pero que ha habido que ejecutar para conseguir llevarlo a la pantalla.

En resumen, una película protesta que juega con sus protagonistas de rotulador a lo que juega la vida. A aparentar que las redes sociales son un muro donde se dan a conocer los jóvenes creadores y a destruir mitos como que todo se consigue con esfuerzo y trabajo, porque, claro, esta película ha salido sola, automáticamente.

Como se dice en el film puede que la peli no sea importante para el mundo, pero sí para sus creadores. La intención y el presentimiento indican que va a marcar un punto de inflexión en el cine español y que futuros cineastas la tomarán como referencia a la hora de abordar sus obras. Invita a los miembros de la Academia a hacer un repaso por sus propuestas y ser un poco más coherentes; por último, invita al público, a reflexionar sobre todo ese buenismo, compromiso social y lecciones de moral con las que se escuda parte del cine.

Gora Automatikoa demuestra que el cine puede ser gamberro, gracioso, real, un trampolín para los sueños y una catapulta para el triunfo y la fama.

Simplemente hay que hacer lo mínimo.

“Simplemente”

SIMPLEMENTE

S I M P L E M E N T E

Nota: 9´8/10

Lo mejor: Pussy Posse

Lo peor: su duración (perfecta por las exigencias del guion)