Título original: The Sparks Brothers
Año: 2021
Duración: 141 min.
País: Reino Unido
Dirección: Edgar Wright
Fotografía: Jake Polonsky
Reparto: Documental, intervenciones de: Ron Mael, Russell Mael, Edgar Wright, Beck, Flea, ‘Weird Al’ Yankovic, Steve Jones, Neil Gaiman, Patton Oswalt, Jason Schwartzman, Jonathan Ross, Bernard Butler, Nick Rhodes, John Taylor
Productora: Coproducción Reino Unido-Estados Unidos; Complete Fiction, Media Rights Capital (MRC)
Género: Documental | Documental sobre música
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Sintetizadores, imágenes extravagantes y mucho humor. Esta es la historia de dos hermanos que iniciaron un proyecto musical hace 50 años y que, casi en las sombras, han influenciado en gran medida a la música pop y disco que desde entonces se ha hecho. A pesar de este logro, parece que no han recibido la atención que merecen o, al menos, es así como Edgar Wright (director de películas como Zombies party y Arma fatal) presenta a Ron y Russell Mael, los protagonistas de este documental.
Dicha historia comienza en Los Ángeles de los años 60. Allí los hermanos crecen en las salas de cine y escuchando música –al fin y al cabo estaban en el lugar indicado– interiorizando sonidos e imágenes que cimentarían su peculiar manera de hacer arte. En estos años de educación en la cultura pop de la que se empapan, trágicamente el padre de ambos fallece. Parece que este suceso les hubiera unido a los hermanos desde entonces y que juntos hubieran buscado en la música y en las películas una vía de escape. Por lo menos esa es la interpretación que Wright deja entrever para tratar de aclarar el inexplicablemente inusual estilo de estos dos artistas. Es, además, la época en la que el panorama musical estadounidense se ve totalmente desbordado por la aparición de una ola de pop británico, con especial incidencia de los arrolladores Beatles. Pero, salvo contadas excepciones, en Estados Unidos principalmente triunfaba la música autóctona. Eso explica que, aunque empezaran a tener cierta fama en ese país, no fue hasta que viajaron a Inglaterra cuando su carrera despegaría. De hecho, cualquiera que no conozca a los Sparks –y ese era mi caso– pensaría que se trata de una banda inglesa. En en estos años en Reino Unido el mismo Paul McCartney se fijó en ellos.
El siguiente gran paso de los hermanos fue el uso de sintetizadores que, tal y como se destaca en el documental, comienzan a usar en 1979, siendo pioneros en el estilo ochentero con un proto-tecnopop que les dio más éxitos comerciales tanto en el país de acogida como en el resto de Europa –no así en su país natal–. Tal y como se muestra en el audiovisual, el cambio en este grupo es una constante, una perpetua experimentación, tanto en la música como en la iconografía que les rodeaba y rodea. Otra de las claves de su estilo, pues, es su peculiar tratamiento de la imagen, como puede comprobarse en los videoclips, en las portadas de discos y en la puesta en escena que, recordemos, se debe a la influencia cinematográfica de la que partían y, en concreto, con una especial fascinación por el cine de Ingmar Bergman y de la Nouvelle vague. Incluso tuvieron cercana la posibilidad de hacer una película con Jacques Tati y posteriormente con Tim Burton, pero en ambos casos no llegaron a realizarse los proyectos y se quedaron a las puertas del séptimo arte. Tuvieron que esperar hasta que, recientemente, Leos Carax llevara un guion de los hermanos a la gran pantalla con Annette (2021) cuya banda sonora corre también a cargo del dúo.
El montaje del audiovisual es coherente con este estilo musical y visual. Y es que Wright consigue narrar la vida de los protagonistas con todo tipo de estratagemas audiovisuales, que imprimen un tono de humor y creatividad a la altura de los hermanos. En definitiva, es un documental realmente gracioso, como lo son los hermanos: el contraste entre el pianista y letrista Ron Mael, con sus letras repletas de ironía y su escalofriante y rígida puesta en escena ataviado de un bigote hitleriano, frente al guapo y talentoso cantante, su hermano Russell. Si no conoces este grupo deberías empezar a hacerlo ya mismo.
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Lo mejor: el descubrimiento de este dúo.
Lo peor: como realmente me ha gustado el documental, el “pero” se lo voy a dar a los hermanos, dado que formaron parte de la creación de lo que hoy en día conocemos como música tecno.
Nota: 8/10