‘Disco boy’, una poética colisión de mundos a ritmo de música electrónica

Título original: Disco boy

Año: 2023

Duración: 91 min.

País: Francia

Dirección: Giacomo Abbruzzese

Guion: Giacomo Abbruzzese

Música: Vitalic

Fotografía: Hélène Louvart

Reparto: Franz Rogowski, Morr N’Diaye, Laetitia Ky.

Productoras: Donten & Lacroix Films, Dugong Films, Films Grand Huit, DIVISION, Panache Productions

Género: Bélico, drama.

Ficha completa en FilmAffinity

Los ecos de la música tecno retumban en un club nocturno de la ciudad de Puglia. En un ambiente electrizante, un joven director italiano charla con uno de los bailarines del espectáculo. En la conversación, éste le confiesa que anteriormente había sido soldado, sustituyendo las pistas de baile por el campo de batalla.  ¿Cómo han convergido entonces dos mundos aparentemente antagónicos como son la danza y la guerra?, se pregunta el cineasta. Ha pasado más de una década desde este encuentro que se convirtió en el germen de la deslumbrante y original Disco boy, ópera prima de Giacomo Abbruzzese. A través de un drama bélico atípico, el italiano nos acerca a una particular y subversiva visión sobre los conflictos armados, la migración y la conciencia insensibilizada de la sociedad europea contemporánea.

Aleksei (Franz Rogowski) es un joven disidente bielorruso que traspasa de forma clandestina las fronteras para adentrarse en una peligrosa odisea hasta Francia. Allí, se alista en la Legión Extranjera, una institución armada que permite a sus miembros hacerse con un pasaporte francés tras cinco años de servicio. A miles de kilómetros de distancia, Jomo (Morr N’Diaye) encabeza la guerrilla del Movimiento de Emancipación del Delta del Níger (MEND). El joven nigeriano lucha por defender de las garras del poscolonialismo a las contaminadas costas donde reside junto a su hermana, Udoka (Laetitia Ky). El secuestro de unos militares franceses en aguas africanas desencadena en el encuentro entre Aleksei y Jomo, la colisión de dos mundos que tienen más similitudes de las que sus propios protagonistas anticipan.

Jomo (Morr N’Diaye) en un fotograma de ‘Disco boy’. (vía: Café des images).

Abbruzzese se inaugura en el mundo del largometraje con un filme lleno de ideas audaces que sorprenden en sus múltiples y arriesgadas decisiones. Fan declarado del cine bélico, el realizador italiano ofrece una propuesta novedosa a la hora de construir un relato que habla abiertamente sobre los conflictos armados. La Historia nos ha acostumbrado a la narración de los acontecimientos desde una única perspectiva, predominantemente la de los ganadores. Sin embargo, Disco boy profundiza en sus protagonistas y respectivas realidades a través de un punto de vista compartido. Se desvanece la idea de vencedores o vencidos, víctimas o verdugos, héroes o villanos; todo ello para humanizar a ambos bandos en una historia que defiende la necesidad de luchar por una mayor empatía colectiva.

Este discurso narrativo viene envuelto por una realización camaleónica que va mutando progresivamente en una experiencia sensorial, casi narcótica, que nos recuerda a un frenético Gaspar Noé. De hecho, uno de los nuevos estandartes del cine europeo, Franz Rugowski, domina a un protagonista que transita una particular metamorfosis. Una transformación que se transpira tanto en el relato como en la puesta en escena. Un inicio que se adhiere al drama social de carácter documentalista va dando paso a la trasgresión de lo real hasta llegar a un desenlace que trastea con lo sensorial, lo onírico y lo metafórico en un juego visual y sonoro muy atrevido. Quizá este devenir podría haber desentonado con la propuesta inicial, pero se va cargando de una energía trascendental y liberadora que sorprendentemente funciona.

Udoka (Laetitia Ky) en un fotograma de ‘Disco boy’. (vía: imdB).

Mucho de ello se debe a un estilo visual electrizante que corre a cargo de la directora de fotografía Hélène Louvart -habitual en el cine de Alice Rohrwacher– y que se alzó con el galardón a la Contribución Artística Sobresaliente en la reciente edición de la Berlinale por su propuesta en la película. Los mundos de la guerra y la danza se dan la mano en la pista de baile a ritmo de tecno con la banda sonora del francés Vitalic, una combinación tan apoteósica como efectiva.

Disco boy arroja una necesaria reflexión social a través de una propuesta autoral muy particular y que conforma una de las grandes sorpresas en este final de año. La cinta, que regala una auténtica experiencia cinematográfica, se puede ver en la gran pantalla a partir del 27 de diciembre de la mano de ADSO Films.

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