Título original: Club Zero
Año: 2023
País: Austria
Dirección: Jessica Hausner
Guion: Géraldine Bajard, Jessica Hausner
Fotografía: Martin Gschlacht
Reparto: Mia Wasikowska, Sidse Babett Knudsen, Elsa Zylberstein, Camilla Rutherford, Florence Baker, Samuel D Anderson, Luke Barker, Amir El-Masry, Sam Hoare
Productora: Coop 99, Coproduction Office, Essential Filmproduktion, BBC Film
Género: Thriller, Drama
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«Del eat the rich pasaremos al the rich don’t eat«. Y así, a groso modo, la voz mesiánica y cínica de Jessica Hausner podría presentar su nueva película, Club Zero. Si esta tuviera prólogo y la directora quisiera enganchar pronto al potencial usuario de Letterboxd, claro. Porque la frase, si bien prosaica, casa perfectamente con la nueva propuesta de la directora austriaca, una sátira bastante endeble sobre la alimentación ecológica aplicada al mindfulness, así como sobre los trastornos alimenticios, las sectas y, como no, ese blanco fácil que son los ricos del mismo color.
Todo arranca con la llegada de la nueva profesora de (des)nutrición a un internado elitista de uniformes amarillos y calcetines morados. Allí esta señorita Novak (excelente Mia Wasikowska) convendrá con su reducido alumnado empezar la asignatura siendo más conscientes de lo que comemos, para finalmente eliminar el alimento de la ecuación de nuestra existencia. El hambre no existe, pues es un constructo social. Todo esta en nuestra mente, en nuestra fuerza de voluntad. Purificar el cuerpo más allá de la autofagia está en nuestra mano para, ya puestos, rebelarnos contra la sociedad consumista y la economía que de la que se retroalimenta.
![Club Zero](https://sitgesfilmfestival.com/sites/default/files/styles/limit_height_1080_width_1920/public/films/2023/4980bbd8-ce5c-4502-a66e-8072ecf5d2d2_2353.png?itok=nrDi-BAu)
Y hasta aquí se puede leer la película. Tampoco esperen más. Pues Hausner limita su discurso a una única idea, esa que irá saltando de subrayado en subrayado mientras traza la comparación obvia entre los fanatismos religiosos y los métodos de la profesora para captar adeptos a través de estas prácticas alimenticias. Por ello la cinta va perdiendo energía a medida que no avanza, acusando a su vez los palos que su directora intenta repartir perezosamente tanto a las instituciones como a las desdibujadas figuras paternas. Pecado capital que práctica también con los personajes de los alumnos, constituyéndolos más bien como marionetas a merced de un relato falsamente liminal, aunque bien aderezado con una sugestiva banda sonora y algunas imágenes de impacto. Virtudes ahogadas, no obstante, por la evidente falta de fe de Hausner, ya no sólo en la sociedad, sino en lo verdaderamente magro del relato.