‘Un nuevo mundo’, para un esclavo corporativo

Título original: Un autre monde

Año: 2021

Duración: 96 min.

País: Francia

Dirección: Stéphane Brizé

Guión: Stéphane Brizé, Olivier Gorce

Fotografía: Eric Dumont

Reparto: Vincent Lindon, Sandrine Kiberlain, Anthony Bajon, Marie Drucker, Olivier Lemaire, Guillaume Draux, Christophe Rossignon, Sarah Laurent, Joyce Bibring, Olivier Beaudet, Didier Bille, Valérie Lamond, Mehdi Bouzaïda, Myriam Larguèche, Daniel Masloff, Jerry Hickey, Alexandre Martin, Saïd Aïssaoui, Julie Goria, Alexandre Merino, Letizia Storti, Michel Benzi, Michel Freyne, Jérôme Soufflet, Jean Boronat

Productora: Nord-Ouest Films, France 3 Cinéma, Canal+, Ciné+, SofiTVciné 7, Cinéventure

Distribuidora: Avalon Cine y Elastica Films

Género: Drama | Mercado Laboral | Familia

Ficha en Filmaffinity

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Un nuevo mundo es una película que ofrece el lánguido retrato de un directivo de multinacional entregado a su trabajo. Con las consiguientes repercusiones en su vida personal y familiar.

Vicent Lindon vuelve a aparecer de nuevo atrapado en el mundo laboral y las intrigas corporativas. Una temática que tanto agrada al director Stéphane Brizé, y para la que siempre cuenta con Lindon. Ya sea de sindicalista, desempleado o ejecutivo.

Por ello coinciden nuevamente tras los temas sociales de Algunas horas de la primavera, y laborales de La ley del mercado y En guerra. Sin aventuras cómicas como en Mi primo. En esta ocasión abordando la deshumanización de las grandes corporaciones. La tiranía con la que obligan a aplicar sus estrategias bajo eufemismos como «racionalización de costes», «planes sociales» (según la V.O.) o «amortización de personas».

Fotograma de la película ‘Un nuevo mundo’

La perspectiva del protagonista es la de un esclavo corporativo. Éste no es sólo el que tiene un trabajo precario, incluso un directivo con alta remuneración se encuentra bajo la presión y la alta exigencia de cumplir con las expectativas que las corporaciones ponen en ellos. Esperan dedicación y fidelidad absolutas. A veces exigiendo un compromiso extremo por encima de necesidades, deseos y valores.

Otro gran punto interesante es el dilema familia versus trabajo. La esposa de Lindon (Sandrine Kiberlain) le reprocha haber tenido que sacrificar su propia carrera laboral. Pero principalmente que la vida familiar de ambos se haya resentido de sobre manera a causa de su entrega desmedida a la empresa.

Esta visión es realmente valiosa, ya que la toma de decisiones en estos ambientes exigentes de trabajo suponen un gran peso para estos mandos directivos. Evidentemente los empleados que pierden su puesto son los grandes perjudicados, pero quien ejecuta esas órdenes puede no estar de acuerdo y soportar una carga emocional insoportable por ello.

En eso basa Brizé su nuevo episodio de tragedias laborales: un mundo empresarial deshumanizado que antepone los números a las personas. Una tiranía del consejo de dirección, los accionistas e inversores como la que sufría Tommy Lee Jones en The Company Men (John Wells, 2010). Vincent Lindon también se opone a ajustes drásticos de plantilla habiendo otras opciones, y a las exigencias de su despiadada directora general (Marie Drucker).

Sin embargo, las grandes corporaciones no sólo quieren resultados financieros elevados y rápidos sino empleados fieles, leales y dispuestos a lo que sea menester. Obedecer por encima incluso de dilemas éticos o morales.

Resulta ser en ocasiones algo contemplativa del ensimismamiento de un buen Lindon, con estética realista al estilo Brizé, rezumando cierto aire a cine menor. No obstante, destaca por la interesante lección de vida y conclusión de su protagonista. «He sido el soldadito que querían que fuera…»

Un mundo nuevo se estrena en cines este 13 de mayo.

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Lo mejor: la interesante lección de vida y profunda conclusión de su protagonista.

Lo peor: un dramatismo algo plano por un cierto exceso de realismo.

Nota: 6,5/10