Adam se despierta dentro de la bañera de un baño de aspecto insalubre. En la otra esquina, un desconocido llamado Lawrence; en el centro, un cadáver. Ambos se encuentran encadenados y no saben lo que está pasando, pero el juego acaba de empezar.
Así daba comienzo una de las sagas de terror más taquilleras de la historia: Saw. Este miércoles se cumplieron 15 años del estreno de la primera entrega dirigida por James Wan, una historia creada junto con el guionista y director Leigh Whannell. Pero no hay que olvidar que antes de esta película, existió Saw 0.5.
Se trata de un cortometraje de 9 minutos realizado por ambos cineastas en 2003, protagonizado por el propio Whannell, quien también se reservaría un papel para el primer largometraje de la franquicia. Con unos 5.000 dólares de prepuesto, Saw 0.5 sirvió para que varios productores se interesaran por el proyecto, siendo finalmente Lionsgate la encargada de producir la película. Saw superó con crecer las expectativas y su presupuesto inicial.
Aunque se diga que esta película surgió como reacción a los slasher que habían predominado desde mediados de los años 90, para dar al público lo que demandaba: más violencia; Saw guarda ciertas similitudes con el subgénero. Por ejemplo, el asesino.
Este pregona un discurso sancionador: las víctimas son escogidas por sus pecados y por no saber apreciar su vida. No es un justiciero, pero se da a sí mismo el poder de hacer reflexionar a sus víctimas sobre su estilo de vida y, si “ganan” el juego, darles una segunda oportunidad.
En los slasher, las víctimas son un grupo de jóvenes. En Saw, son unas personas cuyos actos los han llevado a formar parte de este macabro juego. Pero John Kramer no comete los asesinatos directamente, sino que hace que sus víctimas lleven a cabo su propia muerte o condenan a otros para liberarse a sí mismos.
Siguiendo esta línea, no hay que olvidar las referencias al giallo y, en concreto, a Dario Argento. Este subgénero italiano, que influyó mucho en el slasher, tiene una serie de características que pueden apreciarse en Saw: la trama policíaca o los guantes negros que lleva el asesino (Zep). El guiño a Argento se encuentra en Billy, el célebre muñeco que se desplaza en triciclo, ya que recuerda al muñeco ventrílocuo de Profondo rosso.
A diferencia de estos dos subgéneros, Saw aumentaría la violencia de las imágenes, apostando por el regodeo en la contemplación del martirio de las víctimas. La primera entrega sería la menos violenta en comparación con el resto de la saga, pero aún así, dio paso, junto con Hostel de Eli Roth, al nacimiento de lo que se conoce como torture porn.
La película estrenada hace 15 años tiene una serie de rasgos estilísticos y técnicos, y motivos argumentales que se convertirían en la seña de identidad de toda la saga e influirían en el género. Pero tampoco hay que olvidar que esta película sirvió para despegar las carreras de James Wan, quien se ha ganado el título de “maestro del terror”, y Leigh Whannell, que ha dirigido la magnífica Upgrade y ha traído de regreso el cine de monstruos clásicos con El hombre Invisible.