Morgan Knibbe. Quédense con ese nombre. Grábenselo con fuego si hace falta porque pocas veces la palabra promesa encaja tanto con una persona como Morgan Knibbe lo hace. Recién salido de la Escuela de cine, este cineasta holandés colocó su segundo documental – primero de larga duración -, ‘Those who feel the fire burning’ entre los 124 preseleccionados – que no nominados – para los Oscar 2016. Morgan Knibbe ve esto como un engaño.
Tras su gira por Nueva York y Los Angeles presentando su película sonríe y afirma que “los Óscar al final están corruptos, te hacen creer que tienes posibilidades, es un juego político”. Aún así, espera que su documental, que grabó él mismo con cámara en mano y un equipo mínimo de sonido, valga para inspirar a los políticos cuando vieron su cinta en el Parlamento Europeo y en la Comisión Europea.
Todo comenzó cuando en su primer año en la Academia de Cine vivió durante dos semanas en un campo de refugiados en Patra, en la costa de Grecia, fuera de la vista del gobierno heleno. Knibbe grabó allí junto a sus compañeros de clase, y allí consiguió la inspiración para continuar por esa línea. Y por esa línea siguió al lanzarse a crear ‘Those who feel the fire burning’, un retrato honesto, cercano, a la par que surrealista, de una de las mayores crisis humanitarias de los últimos años que está sacudiendo nuestro propio mundo.
‘Those who feel the fire burning’ es real, no hay actores. Sólo la escena inicial fue preparada. “No quería empezar a grabar hasta que no sentía que había una confianza mutua, entre ellos y yo” dice. Así que esa dosis de realidad se consiguió “pasando tiempo con ellos, conociéndolos”. En Lampedusa fue a un campo de refugiados, escondido en un valle, y empezó a jugar al fútbol con ellos. “Acabamos siendo veinte jugando”.
Así se hace un documental.
¿Por qué ese título? ‘Those who feel the fire burning’ (Aquellos que sienten el fuego ardiendo)
Está muy relacionado con la metáfora de la película. Esta metáfora es que tú mismo vives a través de la perspectiva de un fantasma que atraviesa el purgatorio, o alguna clase de horror, entre el infiero que dejan atrás los refugiados y el presunto paraíso que es Europa para ellos y que tratan de alcanzar, pero aún sin dejar de sentir ese fuego ardiendo.
¿Cómo surgió la idea para este documental?
Mi ambición era, nada más terminar la Academia de Cine, el dar un enfoque periodístico a un tema que no estaba recibiendo demasiada atención por el momento y pensé que habían muchas oportunidades de mostrar estas cosas en forma de cine para llegar emocionalmente al público en lugar de presentar tan sólo información. Quería ir más allá del titular que es lo que normalmente vemos en las noticias y leemos en los periódicos. También pensé en todos los problemas que vienen enlazados a este tema, porque realmente se muestra el equilibrio entre la riqueza y la guerra a un nivel global.
¿Cuál fue la parte más difícil de grabar durante el documental?
La parte más dura fue sin duda cuando grabamos en Lampedusa. Tuve la sensación de que estaba invadiendo la privacidad de unas personas que estaban llorando la muerte de sus seres queridos y que necesitaban estar a solas. Tuve también la sensación de que formaba parte del grupo de periodistas que tan sólo trataban de usar ese luto para su propio beneficio. Y en parte creo que yo lo usé también se podría decir.
Tu documental ha recibido excelentes críticas (y premios) en Europa, especialmente porque muestras un problema que no es muy cercano y nos afecta directamente. ¿Crees que esta película tendrá la misma acogida y será igualmente entendida y apreciada en Estados Unidos?
Depende de la audiencia. Creo que la mayor parte de personas que ve películas en EEUU, al igual que en el resto del mundo, lo hace buscando entretenimiento y escapismo de algún modo. Y hay otra parte de gente que intenta ser más expresivos con el cine. Y finalmente tienes el género documental, que requiere un punto de vista más serio. Pero igualmente, sigo teniendo la sensación de que mucha gente ha ganado algo con esto, al menos eso es lo que espero. Pero el público americano que la ha visto hasta ahora le ha gustado, aunque también eran los que estaban interesados ya en el tema, de otro modo no hubieran ido a verla.
‘Those who feel the fire burning’ se ha mostrado tanto en el Parlamento Europeo como en el consejo Europeo, ¿crees que tu documental puede abrirle los ojos a los políticos acerca de esta crisis de refugiados?
Bueno es la misma historia que con el público, con el público normal. Pudimos proyectarlo en el Parlamento gracias a un miembro del Partido Socialista Europeo, una persona que está ya muy implicada en el tema de los refugiados y empatiza mucho con la causa. Sin embargo resultó que no hubieron demasiados espectadores durante la proyección, además de este político que la organizaba, algunos miembros de la organización, algunos asesores y un par de amigos míos, un total de 15 personas. No había políticos importantes con la excepción de este político socialista, Dennis De Jong. Y bueno en el Consejo Europeo fue la cosa algo mejor, cuarenta personas, pero no puede reconocer a ningún político importante n sabía que cargos tenían. Sin embargo, espero haberles inspirado.
Hasta el momento tus proyectos se han centrado en la categoría de documental, ¿te ves en un futuro trabajando para largometrajes de ficción?
Sí, quiero hacer una película de ficción. Ahora mismo estoy trabajando en un guión para ello. Es un paso en una dirección diferente pero me gustaría llegar a audiencias más amplias, llegar a gente normal (risas)
https://www.youtube.com/watch?v=qk0Rlx-waJg