Promesas en París

‘Promesas en París’, cuestión de prioridades

Título originalLes Promesses

Año: 2021

Duración: 98 min.

País: Francia

Dirección: Thomas Kruithof

Guión: Jean-Baptiste Delafon, Thomas Kruithof

Fotografía: Alex Lamarque

Música: Grégoire Auger

Reparto: Isabelle Huppert, Reda Kateb, Naidra Ayadi, Jean-Paul Bordes, Mustapha Abourachid, Soufiane Guerrab, Hervé Pierre, Laurent Poitrenaux, Walid Afkir, Vincent Garanger, Christian Benedetti, Anne Loiret, Mama Prassinos, Youssouf Wague, Gauthier Battoue, Bruno Georis, Stefan Crepon

Productora: 2425 Films, Wild Bunch, France 2 Cinema, Les Films du Camelia, Indéfilms9

Distribuidora: Filmax

Género: Drama | Intriga | Política

Ficha en Filmaffinity

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Un casi inédito director como Thomas Kruithof regresa con su segunda película, tras la protagonizada por François Cluzet de Testigo (2016). Repite con la intriga política, si bien no centra la acción en el espionaje.

En esta correcta intriga no encontraremos sesgos ideológicos ni partidismos de ningún tipo. Se agradece que no haya moralinas. Va directo a los entresijos de la operativa política. Es decir, a esa preocupante esencia de las formas de la política actual. Una gestión de los recursos públicos y servicio al ciudadano de dudoso compromiso por parte de sus ejecutores.

Promesas en París no recurre a las altas esferas y grandezas de personalidades extremadamente importantes, aunque si haya interconexiones entre la gestión municipal y el más alto eslabón de la cadena de mando. La presuposición del poder político corrompido es tal, que los protagonistas son «simples» políticos del ámbito metropolitano de la región del Gran París. De abajo a arriba la conclusión es la misma, las malas artes están extendidas por todo el circuito de la política, parece indicarnos el cineasta.

El rol principal recae en Isabelle Huppert, que se muestra como una alcaldesa dedicada a su ciudad metropolitana. Aun cuando refleja una actitud noble en su tarea, es áspera y distante. Por cierto, como es habitual en muchas de sus interpretaciones (Mamá María). Una vez más aporta su característico gesto hierático y poco afable. No parecen pagarle para derrochar simpatía ante la cámara. Ni tan siquiera lo es para sus colaboradores cercanos. Sus asesores Reda Kateb (Especiales, Hipócrates) y Naidra Ayadi (Paris, etc) son testigos de primera mano del cariz de su forma de actuar.

Sin embargo, un valor destacable de esta propuesta es que los personajes tengan una moralidad ambigua a lo largo de la historia. No en vano, se devanean entre lo que es correcto, y lo que es óptimo para sus ambiciones y aspiraciones. Por momentos buscan el bien común y el interés público, pero a la vez manteniendo la convicción de que «una promesa no cumplida no es una mentira».

Promesas en Paris
Los protagonistas dudan sobre si subir o bajar la escalera del poder (Foto: Filmax)

Así que hay ataques de honradez y dudas éticas. Y por supuesto, no pueden faltar las conspiraciones y arribismos. Así se va tensando la cuerda. Dejarse llevar por la ambición es relativamente fácil. Las estructuras del poder saben bien cómo tentar y así revertir cualquier situación adversa.

Como no puede ser de otra manera, la acción trascurre básicamente en una ‘banlieue‘ francés. Ahora bien, el multiculturalismo o los problemas con la educación no son la trama ni siquiera secundaria. La trama principal está relacionada con un gran proyecto de regeneración del degradado barrio de Les Bernardins. Un fin verdaderamente honesto de Huppert. Curiosamente tampoco es motivo de especulación inmobiliaria, en España no se hubiera perdido la ocasión.

No espere el espectador un derroche de planos estéticos ni grandes alardes de ambientación. Quizá porque la intención es mostrar que desde la propia base de la política, la política menor, la municipal, tiene ya las malas praxis bien instauradas.

En definitiva, es una buena representación del juego de la seducción política. Las propuestas y mentiras para jugar con las voluntades y decisiones de los actores de la misma. Una negociación constante acerca de subvenciones por favores, chantajes y mentiras interesadas por cargos. El interés político primando siempre por encima de las prioridades de los ciudadanos.

Sin duda, el aspecto voluble de los personajes es importante para la narración. No obstante, por esa razón es una intriga con algunos giros algo ingenuos o simples. Parece haber un exceso de optimismo que desmerece buena parte de su exposición crítica previa. Así con todo, termina siendo más entretenida, pero menos dura que su coetánea El mundo de ayer (Diastème, 2022).

Promesas en París se estrena en cines este próximo viernes 24 de junio.

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Lo mejor: el juego de suma cero (moral y económico) de la política.

Lo peor: los pequeños visos de esperanza algo ingenuos, después de toda una construcción crítica.

Nota: 6/10