En la Noche de los Libros nos acercamos a la Real Casa de Postas en Madrid para charlar con Eduardo Noriega y Michelle Jenner, la productora (y escritora) Vanessa Montfort y el director Miguel Ángel Lamata, que aprovecharon para adelantarnos los primeros minutos de la película Nuestros amantes. ¿Puede la lectura unir a dos personas?
Juguemos a un juego: quiero que nos conozcamos, pero no quiero saber nada de ti, quiero crearte y quiero que tú también me crees a mí. Imaginaos por un momento que una chica (Michelle Jenner) se sienta en la mesa del café de la librería en la que vosotros (Eduardo Noriega), escritores frustrados por el éxito de vuestro peor trabajo, intentáis desprenderos desesperadamente del síndrome de la página en blanco. Imaginaos que juntos escribís desde cero una relación como las de los libros, sin móviles, sin redes sociales. El lector (o espectador) os descubrirá al mismo tiempo que lo hacéis vosotros, porque no sois más que eso, dos personajes sin nombre en la primera página de un libro por escribir. Es el juego que nos propone Nuestros amantes (Lamata, 2016).
Pero, ¿esto de ligar en las librerías es cierto? Parece algo de película. Los protagonistas de Nuestros amantes descubrirán que los une su pasión por Charles Bukowski y por Truman Capote, y el lazo de la literatura estrechará su relación. Eduardo Noriega es el primero en responder a la cuestión y no tiene duda de que leer hace más interesante a una persona. «Es una fascinación intelectual la que sientes por una persona que lee», sostiene el actor. Para Miguel Ángel Lamata compartir el gusto por la lectura y ser amantes de los mismos libros y autores crea un vínculo muy íntimo entre dos personas. Y es que, como explicó Eduardo Noriega, cuando leemos nos estamos mirando a nosotros mismos en un espejo, las palabras son marcas impresas del alma y conectan mundos interiores afines.
Los lectores se enamoran de otros lectores, pero antes se enamoraron de la literatura. ¿Cuándo cayeron actores, director y productora en los brazos de esa amante a veces cálida, pero capaz devastarnos y abandonarnos en un desierto helado? Michelle, como muchos de nosotros, leía ávidamente las aventuras de Los cinco de Enid Blyton. Vanessa Montfort era fan de los cuentos de Roald Dahl, padre de Matilda o Charlie en la fábrica de chocolate. Muchos más inusual fueron los comienzos lectores del director Miguel Ángel Lamata. ¿Podéis imaginar cuál fue una de sus primeras lecturas? El exorcista de William Peter Blatty. Sí, lo sé, era una pregunta bastante complicada, no os preocupéis si no la habíais acertado.
El exorcista, Charlie en la fábrica de chocolate, Matilda y Los cinco. ¿Qué tienen en común estos libros? Pues que han sido adaptado en una o más de una ocasión al cine. Y es que el cine, desde que Méliès adaptara a Julio Verne, ha estado relacionado con la literatura. Pensad rápidamente en diez películas que conozcáis que sean la adaptación de una novela. Os doy unos segundos. ¿Ya? Ha sido fácil, ¿verdad? Grandes sagas cinematográficas como El Padrino, uno de los libros favoritos de Vanessa Montfort, o El Señor de los Anillos, que enganchó a Michelle Jenner, se han basado en obras literarias. Pero ahora viene la pregunta complicada: ¿Qué os gustó más: el libro o la peli? La temible cuestión. Michelle Jenner cree que las novelas de Tolkien son mejores que las películas de Peter Jackson, aunque duda, porque afirma adorar también el trabajo del director. «Son dos formatos completamente distintos», apostilla Eduardo Noriega cuando llega su turno de respuesta. Para el actor no es posible valorar una película comparándola con el libro porque no sería justo. «Es totalmente necesario traicionar a la novela para hacer la película porque el medio es distinto y tiene unas exigencias distintas», opina Noriega.
El affaire entre literatura y cine es una relación eterna que parece no querer terminar. Son dos amantes que se miran y se observan curiosos, se acercan y vuelven a alejarse, pero siempre vuelven a atar sus lazos. Lo que nos deparará en un futuro este idilio es algo que estamos deseando descubrir.