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‘Nadie’, una micción fresquita

Título: Nobody

Año: 2021

Duración: 92 minutos

País: EE.UU.

Dirección: Ilya Naishuller

Guion: Derek Kolstad

Música: David Buckley

Fotografía: Pawel Pogorzelski

Reparto: Bob Odenkirk, Aleksey Serebryakov, Connie Nielsen, Christopher Lloyd, Michael Ironside, Colin Salmon, RZA

Productora: Odenkirk Provissiero Entertainment, 87North, Eighty Two Films. Distribuidora: Universal Pictures

Género: Thriller, Acción, Comedia

Ficha en Filmaffinity

Nadie empezó teniendo todas las papeletas para ganarse mi odio incondicional. Me bajé del autobús en el intercambiador de Moncloa. Todo pertrechado con mis mejores aires de pseudo-periodista, pongo rumbo a pie hacia los Cines Paz de la calle Fuencarral, lugar donde había sido convocado el pase de prensa. Después de deambular sin rumbo fijo durante unos minutos, me paro a reflexionar. Resulta que no tengo ni idea de dónde está esa calle. Finalmente, gracias al Google Maps, consigo encontrar el sitio.

Con mis andares de pato mareado entro por fin a una sala llena de gente muy cinéfila. A mi vera, un grupúsculo de conspiradores culturales debate apasionadamente sobre las virtudes y los defectos de las películas nominadas a los Oscar. Como es sabido en mi círculo más cercano, yo odio el cine, así que llevo como un orgullo el no haber visto ninguna de las favoritas de este año. Después de varios minutos mirando al techo (odiando al cine en silencio), se apagan las luces y, con ellas, las voces de mis entusiastas colegas. Sale Bob Odenkirk (Better call Saul) sacándose un gato del bolsillo interior de su chaqueta. Nadie parece el principio de un chiste, y más o menos lo es. 

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Bob Odenkirk en una escena de ‘Nadie’ (Universal)

Escena a escena, se va borrando mi enfado inicial con la calle Fuencarral. Puñetazo por aquí, chistecillo por allá, la película me tiene atrapado como la presa fácil (facilísima) que soy. Bob está brillante, ¡con sicarios así da gusto! Continúa la manganarriada esta. Cada vez se vuelve más irreverente. Llegan los momentos de lucimiento macarrónico de Christopher Lloyd. Parece mentira, a sus trescientos sesenta y seis años y ahí está, hecho un chavalín, pegando escopetazos como un jovenzuelo. Llegando al punto álgido de camorrismo geriátrico, Nadie solo puede provocar dos reacciones. O bien dices: «me están miccionando en la cara (en el mal sentido)», o dices: «me están miccionando en la cara (en el buen sentido)». Para mí fue lo segundo. Fue una micción fresquita.

Resulta que, bajo su apariencia de filme de acción convencional, esta película esconde una refrescante indiferencia casi sociopática hacia el espectador. Los personajes hacen lo que hacen y dicen lo que dicen. Si te gusta, bien. Si no te gusta, la micción en la cara te la llevas igual. No voy a mentirles (a ustedes no podría), esta es una cinta fea. Las hostias duelen, las navajas cortan y las pistolas agujerean. Las escenas de acción no son tibias coreografías horteras. Aquí se bebe directamente de los jadeos exhaustos del cine de Richard Lester. Aquí no se esquiva, aquí se embiste.

El final es abierto. Desconozco si se hará segunda parte, pero es evidente que hay intención. Si en la (o las) secuela se mantiene el nivel de buy online http://www.rustburgpharmacy.com gamberrismo, seguro que será también una magnífica película. Al salir del cine me sentía todo un malote. Casi me entraron ganas de pegarle una patada en la espinilla al primer maleante que se cruzara en mi camino. Pero como no fui entrenado por la CIA ni tengo músculos pétreos, la fiebre justiciera tampoco me duró mucho. Lo que sí ha perdurado en mí es la simpatía absoluta por esta peliculilla a la que le importa una mierda enlatada lo que tú opines de ella.

Lo mejor: Ya sé dónde está la calle Fuencarral

Lo peor: A la vuelta me perdí otra vez

Nota: 8/10

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