Título original: Mass
Año: 2021
Duración: 110 minutos
País: Estados Unidos
Director: Fran Kranz
Guion: Fran Kranz
Música: Darren Morze
Fotografía: Ryan Jackson-Healy
Reparto: Jason Isaacs, Martha Plimpton, Ann Dowd, Reed Birney, Breeda Wool, Michelle N. Carter, Kagen Albright
Productora: 7 Eccles Street, Circa 1888, 5B Productions
Distribuidora: La Aventura
Género: Drama
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Desgraciadamente uno de los problemas que acontecen en Estados Unidos son los ataques perpetrados en centros educativos. En 2003 Gus Van Sant se basó en la masacre de la Escuela Secundaria de Columbine para escribir y dirigir la magistral Elephant donde nos muestra con austeridad, y con ciertas libertades de guion, la fatalidad de dicho acto ocurrido un 20 de abril de 1999.
Y partiendo de un mismo tema, pero de diferente origen, nos encontramos con una pequeña gran joya escrita y dirigida por el debutante Fran Kranz titulada Mass. La historia gira en torno a cuatro personajes que han de reunirse en la sala de una iglesia episcopal para cerrar heridas difíciles de sanar. Por un lado están los padres de una de las víctimas de un atentado escolar, y por otra los progenitores del perpetrador (ya en sí, el planteamiento está cargado de preguntas). A través de una forma muy teatral conseguimos adentrarnos paulatinamente en una espiral dramática que ahonda con enorme indulgencia y respeto en los sentimientos más profundos de un presente que sigue anclado en una tragedia del pasado.
El interés se acrecienta gracias a un sólido guion que deja a merced de sus protagonistas la construcción de la historia, cimentando con diálogos incisivos e hirientes un gran y necesario alegato sobre la pérdida, la redención y la culpa. Todo ello sustentado con un trabajo interpretativo sublime que brilla tanto en los momentos de pleno silencio como en las catarsis de llantos desesperados. Aquí es cuando entra una mención especial para Ann Dowd que carga con el personaje más complejo por sus diversos matices.
Mass puede resultar erróneamente un film menor debido a la sencillez (nunca confundir sencillez con facilidad) de su forma, ya que para no entrar en digresiones se despoja de cierta cantidad de elementos externos. Y aunque existan indudables metáforas en el olor a buenas intenciones de unas flores, en el lazo que ondea atado a una valla o en el canto de unos coros sonando tímidamente en la lejanía; Kranz recurre al minimalismo sin renunciar a una parte técnica impecable para ir directamente hacia el interior de cada lágrima.
Y es curioso cómo hacia el final del metraje el espectador puede hasta respirar el mismo aire que han exhalado sus personajes sintiéndose incluso incómodo por invadir tanto la intimidad ajena. Aquí, el que escribe, llegó a pensar durante algunos de los momentos de máxima carga emotiva que estaba asistiendo a un lugar del que no había sido invitado. Sí, en los últimos minutos me convertí en una especie de Peeping Tom del dolor humano porque Mass es una película que sabe dónde colocar la cámara con la precisión perfecta para retratar con maestría el demacrado rostro del duelo.
Al salir del cine me viene a la mente, de forma inconsciente, el final de Tenemos que hablar de Kevin (Ramsay, 2011) y en este específico caso me pregunto: ¿Una madre puede llegar a perdonar cualquier atrocidad cometida por su hijo? Y cuando dejo de hacerme más preguntas existencialistas, vuelvo de nuevo a las frases interrogativas: ¿Por qué Mass no está nominada a ningún Oscar si está entre las mejores películas del 2021?
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Lo mejor: Consigue la empatía sin necesidad de mostrar imágenes explícitas.
Lo peor: Que cierto público necesite de esas imágenes para sentir empatía.
Nota: 9/10