Las Islas Canarias además de paisajes de ensueño, una gastronomía única y unas gentes maravillosas puede presumir de grandes profesionales. El problema es que cuando hablamos de cine muy pocas personas saben reconocer o conocen el trabajo de estos profesionales. Cuando hablamos de mujeres canarias en el cine, ocupando puestos de responsabilidad en áreas masculinizadas como, por ejemplo, las productoras, la dirección de fotografía, guion, animación, dirección, montaje, dirección de producción o composición musical, ese número de personas se reduce muchísimo más, un 80% de las personas afirman no conocer a ninguna mujer canaria en estos puestos, según los datos obtenidos en una encuesta realizada a 350 personas del archipiélago.
¿Las razones? Falta de información por parte de los medios de comunicación y una mala gestión publicitaria, según la misma muestra.
Las compositoras musicales en el cine, a nivel nacional, representan el 4%, según el informe de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA) publicado en el año 2017, frente al 96% que ocupan sus compañeros. Ahora bien, ¿conoce a alguna compositora canaria en el ámbito cinematográfico?
María Eugenia León, natural de Gran Canaria, actualmente, trabaja en Los Ángeles. Es compositora y directora de orquesta para películas, televisión y música de concierto. Ha participado en el prestigioso Festival de Cannes, en Francia, con el cortometraje Birthday (2015). Ahora mismo, María Eugenia trabaja entre España y Estados Unidos, y esta en su visión sobre la representación de las compositoras en Canarias.
PREGUNTA: María Eugenia, ¿qué percepción tiene sobre el papel desempeñado por la profesional canaria en el cine? ¿Por qué cree que la sociedad desconoce el nombre de las profesionales canarias?
RESPUESTA: Por desgracia, la percepción es que no hay referentes de mujeres compositoras dentro del mundo audiovisual canario. La razón principal creo que está relacionada con varios temas: la poca proyección laboral dentro de la composición audiovisual en Canarias y la realidad de la desigualdad de oportunidades. Es decir, no existen muchas oportunidades dentro del mundo audiovisual canario para ofrecer trabajo a compositores en general, y las pocas oportunidades caen principalmente en manos de hombres, ya sea por ser contacto directo de los productores o directores del proyecto, o por la falta de confianza que se tiene en el trabajo de la mujer.
P: ¿Cómo ha sido su experiencia como mujer en la industria del cine?
R: En general, como compositora, he estado expuesta a muchas menos posibilidades de trabajo comparado con otros compañeros varones, con la misma formación y talento que yo. Incluso, con menos talento que yo. Desgraciadamente, como mujer y compositora, cuando tienes una reunión con un productor o un director, siempre tienes que tener en cuenta la hora, lo que bebes, e incluso cómo te vistes. Tengo muchos compañeros compositores que se han ido de bares con las conexiones que les podían ofrecer trabajo, que en su mayoría eran hombres también. Pero como mujer, tienes que tener mucho cuidado de mantener tu reputación intacta, y de que tus conexiones de futuro trabajo no malinterpreten ni por un segundo que puedas tener interés sexual. Una vez dicho esto, cuando estás en una reunión con un director o productor u otra conexión que te pueda dar buenas oportunidades de trabajo, debes ser tú y olvidarte de los obstáculos. Tu personalidad, tu creatividad, tu humor, tu humildad y tu seguridad. La gente quiere conectar con humanos de calidad; siempre hay un factor de amistad a cierto nivel y es fundamental estar segura de lo que tú puedes ofrecer como compositora que te hace única.
Un factor muy importante en la mujer es incrementar la seguridad en una misma. Por cultura e historia, muchas veces dudamos de nuestras propias capacidades. Incluso, en situaciones donde estamos mejor formadas y somos más expertas en el tema que nuestros compañeros. En el momento en que yo empecé a tener más seguridad en mí misma, empecé a elegir mejor los proyectos, los cuales han dado lugar a más trabajo y más seguridad en mí misma. Resultado: ciclo vicioso maravilloso. Esto hace que mi buena reputación como compositora esté aumentando en los últimos años y esté viendo buenos resultados en mi trayectoria profesional. A pesar de que las limitaciones por ser mujer me den acceso a menos proyectos de calidad que si fuera hombre, veo que mi trayectoria profesional va sin prisa, pero sin pausa. Estoy muy contenta de haber hecho los proyectos que he hecho, y veo que es solo el comienzo. La carrera como compositora no necesariamente pasa en dos días.
Otra parte a destacar en mi particular trayectoria es, el hecho de que yo escribo música para audiovisuales y música de concierto. Al estar abierta a ambos mundos, se alimentan mutuamente. Y esto me está dando resultados muy positivos. Considero que como compositora es imprescindible para mí no limitarme a un tipo determinado de proyectos o colaboraciones. Cuando tengo menos proyectos audiovisuales me centro más en música de concierto y viceversa. De esta manera, mantengo mis habilidades como compositora activa.
P: ¿Podría destacar un momento clave dentro de su trayectoria profesional?
R: El momento clave comienza cuando empiezo a decir que sí a oportunidades de trabajo importantes, aunque estén fuera de mi zona de confort. Esto ya ha pasado multitud de veces en los últimos años. Esto ha dado lugar a que, por ejemplo, el 2018 haya sido un año donde empiezo a ver reconocimientos de mi trabajo: he sido nominada a mejor compositora para banda sonora de cortometraje en tres festivales de música de cine: Fimucité, Jerry Goldsmith Awards, fui la única mujer nominada, y en el International Sound & Music Festival (Croacia). Y he ganado el segundo premio de composición ‘Juan José Falcón Sanabria’ en el concurso de composición coral de Canarias.
P: Analizando su trayectoria, ¿qué opinión le merece la relación entre la insularidad, la formación y el trabajo en el sector audiovisual canario?
R: Creo que efectivamente, la insularidad limita directamente a la cantidad y calidad de trabajo en el sector. La formación como he puntualizado, afecta en cierto nivel, en otros niveles, la formación musical en Canarias es espectacular. Cierto es que, la formación siendo limitada también se ajusta a las posibilidades de trabajo en Canarias, que son limitadas también.
P: ¿Se ha formado fuera de las Islas Canarias?, ¿cree que son suficientes los recursos formativos relacionados con el cine?
R: Sí, y también me he formado en Estados Unidos. Creo que para formarse como compositora de cine hay que salir de Canarias. Creo que las herramientas dentro del Conservatorio son increíbles, y se puede ir bien preparado como músico, como compositor, y hay que aprovechar dichas herramientas en las islas. Pero en cuestión tecnológica y la aplicación de la música al cine, sí considero que hay formarse fuera. Berklee College of Music es uno de los referentes y es donde yo me eduqué. Hoy en día existe una sede en Valencia, no hay que irse a Boston. También hay otras escuelas a dicho nivel, en Estados Unidos e Inglaterra. El resto de Europa no destaca tanto en cuestión de desarrollo tecnológico y aplicación de la música al cine. Pero sin duda, aprecio mucho los años de conservatorio en Las Palmas. No hubiera podido llegar a Boston y centrarme en la parte tecnológica y la aplicación de la composición musical en audiovisuales si no hubiera tenido la base musical increíble de piano y composición que obtuve en Las Palmas. De hecho, noté al llegar a Boston que mi nivel en estos apartados era superior a la mayoría y, de hecho, recibí una beca por ello.
P: ¿María Eugenia, ha sufrido actitudes o situaciones machistas en el trabajo?
R: Sí. He recibido tratamiento condescendiente por ser mujer, y también me han preguntado información personal que no tenía nada que ver con el tema que estuviéramos hablando, en el ámbito profesional, quién sabe con qué intenciones. Por ejemplo: trabajé de becaria para un compositor de Hollywood, que cuando yo le preguntaba cómo funcionaba su estudio, o qué softwares o sonidos utilizaba, evadía responder y cambiaba el tema. Y el cambio de tema iba dirigido a preguntas personales, del tipo, qué hacía en mi tiempo libre. Un mes duró la estancia. Después decidí que no merecía la pena ponerse en esas situaciones y que era mejor trabajar con gente que te respete por tu trabajo y que te quieran ayudar a crecer en tu rama, aunque los proyectos sean de menos presupuesto.