Título original: Àma Gloria
Año: 2023
Duración: 84 min
País: Francia
Dirección: Marie Amachoukeli-Barsacq
Guion: Marie Amachoukeli-Barsacq, Pauline Guéna
Reparto: Louise Mauroy-Panzani, Arnaud Rebotini, Ilca Moreno Zego, Agnara Gomes Varela, Fredy Gomes Tavares, Domingos Borges Almeidas, Marc Lafont, Bastien Ehouzan, Delfi Rodrigues Dos Sanches, Manuel José Sovares, Denis Ortega Acevedo, Sidney Cardoso
Música: Fanny Martin
Compañías: Lilies Films, CNC, Canal+, Région Ile-de-France, Ciné+
Género: Drama. Infancia. Inmigración
Ficha completa en FilmAffinity
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Hay muchas formas de volver a la dirección, pero pocas tan prometedoras como la de Marie Amachoukeli. La cineasta francesa estrena Àma Gloria, un tierno relato sobre una niña y su especial relación con su cuidadora.
Cléo (Louise Mauroy-Panzani) es una pequeña parisina de seis años. En su día a día no puede faltar su niñera Gloria (Ilça Moreno), con quien tiene una relación inmejorable y única. Estas condiciones cambiarán cuando su cuidadora decide volver a su país por motivos familiares, y la niña se ve arrastrada a afrontar su último verano juntas.
Amachoukeli tenía miedo a volver a dirigir. Tras el éxito de Mil noches, una boda, con la que ganaba la Caméra d’Or en Cannes en 2014 junto a Claire Burger y Samuel Theis, la cineasta prefería dedicar sus esfuerzos a escribir. Ahora, tras unos años como guionista (Las fieras, Vincent Mariette, 2018) dirige su primera película en solitario, que inauguraba la 62ª Semana de la Crítica de Cannes.
Àma Gloria es una película hecha para una niña. En primer lugar, para una pequeña protagonista, pues el guion está armado con escenas cortas y asequibles al rodaje, pero muy intensas. “Para mi es raro porque solo tengo recuerdos contigo” afirma Cléo. Para ella no es fácil dejar ir a la persona que la ha criado durante toda su vida. Los diálogos, concisos y directos, transitan entre secuencias animadas que la directora utiliza para mostrar el mundo interior de la niña, con Mary Poppins como referencia.
La carga emocional, además de por las impecables actuaciones, se ve sustentada por unos planos medios y cortos íntimos, siempre desde la perspectiva de la niña. Esta contribución narrativa de la cámara nos recuerda a la española Manolito Gafotas (Albaladejo, 1999) que también conseguía hacernos sentir pequeños durante un rato.
Ya sea con David Sánchez del Rey o Louise Panzani, en estas películas el espectador acompaña al niño a una transición hacia la madurez. El mundo dulce que Cléo conoce, donde el amor de su niñera es incondicional y exclusivo para ella, de repente se transforma. Su cuidadora tiene otros niños, sus propios hijos, a los que también debe atender y cuidar. Tal vez sea este el punto que hace la película tan conmovedora: existe una pequeña dosis de crueldad en tener que compartir o dejar ir el amor que un día fue sólo para nosotros, y el niño que fuimos un día todavía recuerda esa dolorosa realidad.
Aunque sea dramático, conseguimos sobrevivir a ello. Quienes nos quieren lo suficiente al principio de la vida son también los que nos dan las herramientas para superar su pérdida y construir relaciones con otras personas. El personaje de Gloria no puede decirlo más claro: «Ahora debemos despedirnos, despedirnos y ser felices».