Título original: The Great Lillian Hall
Año: 2024
Duración: 110 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Michael Cristofer
Guión: Elisabeth Seldes Annacone
Reparto: Jessica Lange, Kathy Bates, Lily Rabe, Jesse Williams, Pierce Brosnan, Lauren Buglioli, Michael Rose, Clayton Landey, Katherina Etchenberger, Keith Arthur Bolden, Davod Vaughn, Kenneth Trujillo.
Música: Mac Quayle
Fotografía: Simon Dennis
Compañías: Bruce Cohen Productions, Cloud to Ground, Crazy Legs Features, Crazy Legs Productions, LineProd Films, Places Productions, Uncle Easy Productions. Distribuidora: HBO, Max
Género: Drama | Teatro
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Mucho se ha hablado en los últimos años acerca de la manera en la que reconocidas actrices de Hollywood han atravesado o atraviesan el paso del tiempo, la vejez, la misoginia y el olvido en la industria del espectáculo y mucho, también, se ha avanzado en pos de criticar ese sentido: referentes como Jane Fonda, Andie MacDowell, Helena Bonham Carter, Emma Thompson o Susan Sarandon dan batalla a diario sobre estas vicisitudes que, prácticamente, recaen sobre las mujeres y su vida artística en esta industria.
The great Lillian Hall, película distribuida por HBO Films, toma una referencia en ese sentido; una famosa actriz interpretada por la gran Jessica Lange, se enfrenta a los avatares del paso del tiempo y a una terrible enfermedad que afecta su memoria y motricidad a la hora de interpretar el papel de su vida: Madame Lyubov Andreievna Ranevskaya de El jardín de los cerezos de Chéjov, obra teatral que invita a reflexionar acerca de los cambios y las adversidades que acontecen en la vida de todo ser humano.
Lilian se presenta a los ensayos de la obra de manera sistemática y sin falta hasta que el director, sus colegas y su propia asistente Edith, representada por Kathy Bates, notan algunos comportamientos extraños de la actriz, ya sea en el olvido de alguna de las líneas de su texto, alucinaciones o, mismo, en ciertos movimientos involuntarios de su cuerpo. Un diagnóstico médico, más tarde, confirma lo peor para Lilian: una enfermedad neurológica degenerativa amenaza no sólo su vida personal sino la continuidad de su carrera artística en los escenarios y, puntualmente en El jardín de los cerezos donde la productora ya piensa en un remplazo por otra actriz que, dicho sea de paso, es más joven.
A pesar de las advertencias médicas, familiares, del director (que la idolatra y siente un gran orgullo de que ella protagonice su obra) y de su asistente y amiga, Lillian decide enfrentarse ante este terrible obstáculo y, con algunos traspiés, avanza hacia un inesperado estreno de la obra, sorteando las dificultades que se le presentan a su memoria con la ayuda de Edith y a través de una ingeniosa y eficaz herramienta.
De esta forma, The great Lillian Hall explora de manera tácita y explícita a la vez, el olvido no sólo de la protagonista, claro está, sino el olvido intencional y cruel que ejerce para muchas actrices la industria del espectáculo; es en este sentido que la película adopta una cierta lectura feminista para darnos a entender esta dolorosa realidad. La actitud resolutiva con la que Lillian decide resistir ante el discurso médico determinista y ante el sentido común impuesto por la industria y por el mundo en sí para dar lugar a sus instintos y emociones, se dirime en esta conmovedora película hacia un camino esperanzador en el que, finalmente, nada está definitivamente sentenciado.