La ‘ley trans’ abrió la puerta a la autodeterminación de género en España y ha sembrado la polémica sobre qué es ser mujer. Para unos, se trata de una cuestión puramente biológica, sin embargo, otros tienen una visión más amplia. Es el caso de la directora francesa Isabelle Solas, quien viajó a Argentina con la motivación de aportar algo de luz a esta incógnita y, como resultado, nació su documental Nuestros cuerpos son sus campos de batalla, el cual muestra las luces y sombras de la lucha trans contra la discriminación de su colectivo.
En el año 2013, los franceses salían a las calles para protestar contra la ley de matrimonio igualitario. Solas considera que estos acontecimientos reflejaban un “fracaso político”, más si cabe teniendo en cuenta que en Argentina ya se había conseguido en 2012 la Ley de Identidad de Género, pionera en todo el mundo.
Para ella, el hecho de que la ‘Ley Trans’ llegase antes que incluso la ley del aborto es fruto del trabajo de las militantes, por lo que no lo dudó ni un segundo y partió a Argentina para conocerlos.
La directora mostró interés por el gran contraste que existía entre ambos países a la hora de tratar políticamente un tema tan controvertido como lo es la diversidad. Siete años después, la historia se repite. España abre un debate sobre la ley de identidad de género que, por el momento, sigue su camino en el Congreso y espera su aprobación definitiva.
Solas considera que existen infinidad de formas distintas de identificarse como mujer y, por ello, no comprende que la idea de percibirse como trans debilite o “borre” la esencia de este concepto. “De ahí viene el título de la película, se trata de una cuestión para la heteronomía”, apunta la directora, “no es un problema para nadie, sino solo para la comunidad trans”.
Las protagonistas del documental son dos tipos de militantes muy distintas. Por un lado, Claudia, presidenta de la Asociación Otrans, “ella hace política clásica, trabaja con unas chicas de su asociación, pero mantiene una jerarquía, quiere tomar el poder”. Por otro, a Violeta, antropóloga, DJ, activista y docente, no le interesa el poder, “quiere cuestionarse, escuchar, reflexionar, pensar que el mundo puede cambiar desde otra perspectiva a la de la política clásica”.
Destaca que ambas se oponen en su manera de hacer política, pero se unen cuando es necesario. “Ese es el tema de la película más allá de la identidad de género, quería mostrar que aun estando en la misma lucha se sienten un poco antagonistas” indica Solas. Sin embargo, duda que pueda existir un punto de entendimiento similar entre la comunidad trans y el feminismo más convencional.
“En Argentina, durante las marchas por el aborto las chicas trans eran parte de ellas, pero me decían que, cuando sucede al contrario y mueren las chicas trans, no hay nadie para apoyarlas” explica la francesa.
La directora compartió dos de sus escenas favoritas por las emociones tan diferentes que generan. En la primera, Claudia intenta subir a un escenario durante una marcha, pero una chica del público intenta impedírselo agarrándola con violencia. Una exhibición de odio y miedo irracional que angustia a la cineasta. En la segunda, el cumpleaños de Violeta, un beso surge de la nada y refleja el momento de mayor intimidad en el documental.