Crítica – ‘ARQ’

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Título original: ARQ

Año: 2016

Duración: 88 min

País: Estados Unidos

Director: Tony Elliott

Guión: Tony Elliott

Música: Keegan Jessamy, Bryce Mitchell

Fotografía: Daniel Grant

Reparto: Robbie Amell, Rachael Taylor, Gray Powell, Jacob Neayem, Shaun Benson, Adam Butcher, Jamie Spilchuk

Productora:Netflix / Lost City / XYZ Films / MXN Entertainment

Género: Ciencia ficción. Thriller

Netflix estrenó el pasado 16 de septiembre una nueva producción propia, ARQ. La película, que se asienta sobre la narrativa del bucle temporal, juega sus cartas a una sola localización y pocos personajes enmarcados dentro del contexto de un futuro distópico.

Creo que ya he dicho por aquí que soy fan incondicional de la ciencia ficción. Lo que no sé si he dicho es que, dentro del género, uno de los subgéneros que más me pueden es el de las películas que estructuran su historia sirviéndose del fenómeno del bucle temporal. Disfruté como un niño cuando vi hace ya muchos años Atrapado en el tiempo (Harold Ramis, 1993), salí encantado del cine con Al filo del mañana (Doug Liman, 2014) y hace poco me sorprendí (para bien) con Código Fuente (Duncan Jones, 2011). Si ya, a eso, le añades la especia del aroma del futurista post-apocalíptico (otra debilidad) se puede uno imaginar cómo me sentí cuando me llegó el típico correo promocional de Netflix. «Francisco, hemos subido una película que te puede gustar», decían. ¿Una peli futurista de bucles temporales de la cual no tenía ni idea? ¿Cómo podría resistirme siquiera a esperar un día? El director Tony Elliot, debutante en el largometraje y guionista de Orphan Black, tenía muchas papeletas para llevarse mi visto bueno.

Robbie Amell junto al artefacto que da nombre a la película

Dicen mucho que el mayor pecado en el cine es aburrir. Una película de bucles temporales puede ser un arma de doble filo al respecto. En estas películas, el ritmo suele ser alto, el uso de las elipsis frecuentes y el montaje dinámico. Componentes todos ellos que ayudan a mantener bien abierto los ojos. Ahora, el principal problema es que necesitas una cantidad ingente de buenos giros para mantener el listón. Y eso no es nada fácil, ya que fallar lo más mínimo tira por tierra la credibilidad y veracidad de una historia que se sirve de un mecanismo tan complejo. Y entonces te olvidas del ritmo, las elipsis y el montaje para empezar a hacerte preguntas que probablemente no tengan respuesta,

En ese sentido, ARQ es una película que se maneja al filo de la navaja. Es tan trepidante y tan entretenida, que camufla muy bien sus defectos. La acción, que se detona cuando se activa un bucle temporal debido a una fuente de energía auto renovable,  no da un segundo de respiro. Eso ayuda a que no se piense mucho en otras cosas.

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La premisa es muy sencilla, una pareja (interpretada por Robbie Amell y Rachael Taylor) son asaltados en la casa del chico por una banda de ladrones bastante intimidatorios. Uno de ellos activa sin querer el bucle y de ahí en adelante no hay marcha atrás en una carrera por la supervivencia y la verdad. El contexto social y distópico de la historia, en apariencia bastante complejo, se deja a parte para sólo darnos retazos de por dónde pueden ir los tiros. Lo que importa es la vida de los dos protagonistas, y lo que irán descubriendo (y redescubriendo) a lo largo de la trama. Es aquí donde reside la mayor virtud de ARQ, y también el mayor problema.

Todos los giros a nivel de revelación acerca de sus captores, esto es , lo que van descubriendo los personajes a lo largo de las repeticiones del día, están bien construidos, hilados y no son excesivamente predecibles. Esto ayuda a que la historia avance con rigor dentro del caos. Sin embargo, los giros que afectan al funcionamiento del propio bucle dejan muchos interrogantes.  No se llega, o por lo menos yo no lo hago, a comprender muy bien cómo opera la dichosa maquinita. Aparecen las incoherencias y las preguntas. En cierta forma da un poco igual, sólo es una excusa que funciona perfectamente para todo lo demás, pero si le prestas algo de atención corres el peligro de desconectar algo de la película.

Lo que no se desconecta nunca es el entretenimiento. En ese sentido, la película cumple con creces y se gana un hueco en ese pequeño olimpo personal del género. No es una joya, no es una maravilla, pero sabe dar perfectamente lo que promete.

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Lo mejor: Dinámica, en constante cambio y muy entretenida. ARQ se merece unas buenas palomitas.

Lo peor: El funcionamiento del bucle es un poco ambiguo, lo que puede llevar a algo de desconexión si te paras a pensar en la coherencia de la ruptura temporal más que en la trama central.

Nota: 7/10