la lavandería hacienda se llevó

Lo que Hacienda (no) se llevó…

Nos aseguran los políticos estos días que no pagar impuestos es algo inmoral e insolidario…Sí, los mismos del caso Gürtel, los de los ERE de Andalucía, los de niñeras y/o cuidadores personales en negro, e incluso los que presentan declaraciones complementarias de última hora o facturas falsas. Como si el resto de los mortales no supiéramos que es una obligación (moral o no). Tan sólo algunos como el bueno de Homer Simpson serían capaces de ignorar todo esto.

 

Sin duda, el revuelo de los últimos días al respecto del cambio de domicilio (fiscal) de algunas de las jóvenes estrellas más conocidas de las redes sociales (‘youtubers’ y ‘streamers’) ha sido notable. Y es que los que “gestionan” el Estado no pueden permitirse perder ingresos públicos, ya que «su» gasto público depende de ello. Hablamos de sus generosos salarios públicos y de los fondos con los que acomodan a «su» gente. Necesitan hacer uso de ese recurso que es el dinero público y que según algunos intelectuales de la política contemporánea «no es de nadie»(¿¡?!).

Alguien tiene que pagar «sus guerras», como le sucede a la Reina (Olivia Colman) de La favorita (Yorgos Lanthimos, 2018):

 

Evidentemente existe la obligación moral de todos a contribuir al bienestar social, de igual forma que los gobernantes están obligados (o deberían estarlo) a gestionar eficientemente los recursos. Eso «es la Economía, estúpidos».

Pero no seamos ingenuos, toda esta controversia no es por un alegato contra la inequidad o injusticia («fiscal») a lo Russell Crowe en Robin Hood (Ridley Scott, 2010).

 

Cierto es que a nadie le agradaría pertenecer a una comunidad de propietarios en la que las cuotas trimestrales le resulten desproporcionadas y no haya manera de renovar el ascensor ni de tener una mísera planta en el zaguán…Más crispante resultaría que el primo del administrador fuera el electricista, su hermano el dueño de la empresa de los ascensores y el propio administrador se llevase su 3% de cada nueva instalación o presupuesto aceptado… ¿Alguien no se plantearía quejarse o incluso cambiar de residencia de poder hacerlo?

‘El Rubius’ y el resto de figuras mediáticas de las RRSS, simple y llanamente han aprovechado el vacío legal existente y la inoperancia de un Gobierno que como siempre va 5 ó 6 pasos por detrás del progreso y del cambio tecnológico. Las comunicaciones hace años que permiten deslocalizar empresas e incluso teletrabajadores y profesionales liberales, como sería el caso. La pataleta de medios gubernamentales (TV y prensa incluidos) responde sin duda a la incapacidad de maniobra (y voluntad real) para impedirlo.

El profesor de (Historia de la) Economía Martín Circo (Leonardo Sbaraglia) sabe muy bien de lo que habla. En la película Concursante (Rodrigo Cortés, 2007) vemos cómo se convierte en prácticamente un “desgraciado” tras ganar un suculento premio (en especie) en un concurso televisivo. Y es que aún siendo profesor de la noble ciencia económica, no se imaginaba hasta qué punto la fiscalidad y el sistema financiero iban a exprimir sus ganancias para ocasionarle millones, pero de problemas.

 

Por ese motivo, la mayoría de los mortales tratamos de conseguir en lo posible que Hacienda nos grave lo mínimo. Igual que Leonardo Sbaraglia acude a su asesor fiscal (Luis Zahera) a que le ponga los pies en la Tierra, existen otros asesores que aportan soluciones de elusión fiscal.

 

Es el caso de Tim Robbins en Cadena perpetua (Frank Darabont, 1994) en la que para congraciarse con uno de los guardias carceleros, le da un consejo fiscal valiosísimo como es el de hacer una donación a su esposa para evitar que Hacienda le recaude buena parte de la herencia recibida del hermano de éste (argucia legal que permite ese estado norteamericano de la película).

 

En consecuencia, es imprescindible no sólo conocer las obligaciones fiscales sino cómo funciona el sistema tributario y fiscal para obtener ayudas, exenciones y alguna que otra ventaja sobre Hacienda. 

En otra liga estarían los clientes del despacho de Tom Cruise y Gene Hackman en La Tapadera (Sydney Pollack, 1993). Aquí ya hablamos de blanqueamiento de capitales y creación de estructuras societarias en paraísos fiscales en las Islas Caimán (del Reino Unido) de clientes de muy dudosa reputación, mafiosos de tomo y lomo, vaya. Para Gene Hackman: «ser abogado fiscal no tiene nada que ver con la Ley, es un juego para permitir que los ricos sigan siendo ricos».

 

Lo que decíamos al inicio, la Hacienda Pública siempre ha tenido dificultades para controlar a los grandes capitales por la enorme variedad de instrumentos financiero-fiscales que poseen estas rentas altas, por eso quizás se ensañen con el resto de rentas que no pueden escapar de la confiscación y el afán recaudatorio. Como buenos súbditos del Rey, y/o feligreses de la Iglesia, y/o vasallos de los señores feudales, no pueden rehuir de los tributos ni los diezmos y primicias…

Si fuéramos clientes del despacho de Tom Cruise pagaríamos un total del 4% entre IRPF y resto de impuestos, pero siendo un contribuyente medio la cuota asciende un “poquito” más…Pura regresividad impositiva, sobre todo porque no hay cómo escapar. La mayoría de las veces los de Hacienda no están nada despistados y no hay manera de ‘escaparse’ ni de engañarlos, tal y como ocurre en la siguiente escena de la versión americanizada de La cena de los idiotas (Jay Roach, 2010).

 

Toda esta situación lejos de ser una ficción es pura realidad cotidiana, como la descubierta en los llamados ‘Papeles de Panamá’ y sobre lo que se basa la película The Laundromat: dinero sucio (Steven Soderbergh, 2019).

El despacho Mossack Fonseca de estos dos abogados (Gary Oldman y Antonio Banderas) estuvo décadas conformando entramados societarios en ese y otros paraísos fiscales para evadir impuestos y ocultar dinero procedente de actividades ilegales en muchos casos. La opacidad y privacidad de estos paraísos fiscales son la clave de todo, es imposible seguir el rastro del dinero.

 

En la trama de Mossack Fonseca se han descubierto sociedades pantalla y opacas (‘off shore‘) a la Hacienda de sus países y sobre las cuales estos paraísos fiscales no dan información alguna. Entre sus titulares, muy famosos deportistas y celebridades de todos los ámbitos, y cómo no, políticos del máximo nivel…Así que, ¿¡cómo nos vamos a poner moralistas si muchas veces tenemos “al lobo cuidando de las ovejas!?”

Si los gobiernos no regulan ni cambian las leyes, si no estimulan la captación y atracción de capitales como ya hacen muchos países (y no necesariamente minúsculos Estados estilo Andorra, Liechtenstein, San Marino o colonias como Gibraltar); no podemos esperar ingenuamente que quien tenga en su mano rehuir de un buen hachazo fiscal no lo vaya a hacer. Irlanda, Holanda, Estados Unidos (Delaware), Reino Unido (maestros de la piratería, financiera también) están esperando con los brazos abiertos a los grandes capitales.

De lo contrario, monten ustedes circos mediáticos y a ver si cazan al próximo defraudador a lo Al Capone (Robert DeNiro) como Kevin Costner y Sean Connery en Los intocables de Eliot Ness (Brian de Palma, 1987).

 

Como no suele haber «suerte» en esa caza a los grandes capitales fugados, para enmendar un poco la plana y de cara a la galería siempre les quedará el neolenguaje para enmascarar el hachazo fiscal a los que por moralidad y por imposibilidad de evitarlo, seamos residentes fiscales