Santiago Mitre
Santiago Mitre (Foto: Gustavo Gavotti)

Entrevista a Santiago Mitre, director de ‘Pequeña Flor’

Si bien fue rodada antes que Argentina,1985, Pequeña flor es la nueva película de Santiago Mitre.

Tras el aclamado éxito de su ya mencionada anterior obra, el director argentino presenta de la mano de la distribuidora Surtsey Films, una comedia negra con toques de surrealismo, que se estrenará en las salas de nuestro país mañana, 9 de diciembre.

He tenido la oportunidad de entrevistarle para 35 Milímetros este pasado miércoles 16 de noviembre, en colaboración con la periodista María Cantó (@mcantudito).

PREGUNTA: En la película se dice que para que algo viva, debe morir. ¿Tú estás vivo?

SANTIAGO MITRE: Creo que sí, demasiado vivo.

P: ¿Y cuándo moriste?

SM: Cuando empecé a hacer cine. Es una de esas experiencias vitales tan extremas que uno se conecta con cosas luminosas y oscuras. Hacer cine es muy difícil y te lleva a los extremos. Es un poco vivir o morir.

P: La película fue rechazada en diversos festivales y se le ha adjudicado incluso el sobrenombre de “maldita”. ¿A qué crees que se deben estas dificultades?

SM: Yo hice mi primera película porque tenía ganas de indagar en determinados aspectos de la política y del ejercicio del poder. Luego tuve la necesidad de continuar esa exploración sobre la tragedia que sucede a partir de la convicción más social de un personaje, y terminé convirtiéndome en un director que hace películas de política.

Así que no fue tan sencillo presentar una comedia negra sobre una pareja en crisis, con un asesinato; un proyecto tan marciano. Uno se construye su propia trampa.

Me costó financiarla, pero lo conseguí.  Ahora esta película existe y me abre una puerta hacia una nueva zona del cine, que me gusta y me hace sentir un poquito más libre. Me gusta pensar que puedo hacer la película que quiero de la manera que quiero sin tener necesariamente que estar relacionada con un discurso tan preestablecido. Saber que puedo hacer otra cosa y que puede ser bien recibida es una especie de tranquilidad, de alegría.

P: Pequeña Flor es una adaptación bastante libre de la novela homónima de Havilio, con cambios sustanciales como la figura del narrador. ¿Qué queda y qué cambia de la obra original?

S: La novela era un poco más oscura que la película. Me conecté más con el aspecto lúdico, con la historia de amor, y me di cuenta de que quería hacer una película agradable. Decidimos cambiar el narrador e iniciar con una provocación chistosa, con una ironía que establecía los asesinatos como un procedimiento de humor.

P: Casi a la par que una película como Argentina, 1985; aquí nos presentas la historia de un argentino que ha terminado migrando a Europa … ¿Hay algo de patriótico también en Pequeña flor?

SM: No metamos a la patria en esto, como dice Strassera. No sé, no lo pensé de esa manera. Para mí el exilio de José proviene del enamoramiento.

P: El rosarino José se resiste a hablar francés. ¿Cómo te manejas tú?

SM: Lo re intenté. Estudié bastante, pero es un idioma difícil. Lo entiendo, porque me acostumbré a escuchar francés, pero no puedo hablarlo. Es tan exigente el fonema que cuando intento me frustro. De hecho, en el rodaje, yo me había preparado para dirigir un poco en francés, pero terminé dirigiendo en español.

P: Se ha hablado mucho de la Nouvelle Vague, ¿cuáles fueron tus mayores referencias a la hora de preparar la película?

SM: No solo de la Nouvelle vague. Me servía pensar en Truffaut, pero también en Buñuel o en Berlanga. Una película disruptiva, irónica. La muerte os sienta tan bien (Zemeckis, 1992) creo que fue la película que más mirábamos durante la preparación.

P: Háblanos de la Francia desmitificada en ese Clermont Ferrand en el que se desarrolla la historia.

SM: Era la construcción de una Francia imaginaria que nos pertenecía a Mariano y a mí, no una Francia para los franceses. Crecimos leyendo tiras cómicas francesas. Mi primera película se estrenó en el Festival de Clermont-Ferrand y cuando me bajé en la estación de tren pensé “esto no es la Francia que yo me imaginaba”. Nos pareció divertido utilizar eso para seguir construyendo nuestra Francia.

P: La película culmina con una especie de oda a la rutina, pero truncada por una incredulidad que la cuestiona como burla. ¿Tú estás a favor de la rutina?

SM: Es una idea poética, un deseo que tiene que ver con el momento en el que estoy: empezando a entender que la vida, posiblemente, ya no tenga la misma intensidad que tenía a los 20 o a los 30. Esa celebración de la rutina es una forma de aceptar la adultez como un estado de la vida más tranquilo, pero no necesariamente menos placentero.

La sociedad te lleva más hacia lo rutinario, pero es cierto que al mismo tiempo se elogia mucho esa disrupción. Creo que son distintos momentos de la vida.

santiago mitre pequeña flor
Escena de Pequeña flor (Foto: Surtsey Films)

P: Pequeña flor son varias películas, un drama matrimonial, un thriller, una comedia negra de reconciliación… ¿Hay también una posible crítica a las responsabilidades de la paternidad?

SM: Es principalmente utilitaria esa crítica a la paternidad. Los roles de pareja ya están cuestionados hace tiempo. En este caso hay circunstancias y características de los personajes que llevan a esa inversión y que potencian los conflictos, pero no había una intención específica de cuestionarlo en ese sentido.

P: Uno de los puntos fuertes de la película es sin duda la suerte de interpretaciones actorales con las que cuenta. ¿Cómo ha sido trabajar con Hendler y Vimala Pons?

SM: Me di cuenta de que era una película que necesitaba de actuaciones expresivas. Les di mucha libertad para divertirse porque vi que eso se traducía en la pantalla.

Quise trabajar sobre ese vínculo entre los protagonistas. La problemática del lenguaje hizo que ambos se pusieran a disponibilidad del otro.

Fue un gran placer trabajar con ellos, una de las cosas que más me gustan de la película es la forma en que ellos se pudieron apropiar y producir esa actuación tan interesante de ver.

P: Y ya para terminar, ¿tienes algo para decirnos a los que echamos de menos una mayor participación de la maravillosa Françoise Lebrun?

SM: Quedó perjudicada por el montaje, los primeros cortes revelaron una película demasiado larga y las exigencias de producción me obligaron a editar mucho. De todas maneras, era una participación, desde un inicio, nunca fue un personaje mucho más largo de lo que terminó siendo.