Entrevista a Juan Andrés Mateos: «Ya estoy aquí. Tarde y algo mayor, pero con ilusión»

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Juan Andrés Mateos, director de La corteza y Suicidio.

De profesión economista, el director Juan Andrés Mateos (n. Cáceres, 1960) es el claro ejemplo de la perseverancia, trabajo, esfuerzo y de que nunca es tarde para alcanzar un sueño. Se puso una meta y la está consiguiendo, a pesar de que su camino empezó en otra dirección. Licenciado en Economía e Historia General por la Universidad de Sevilla, tuvo su primer contacto con el mundo de la interpretación a través de la compañía de teatro «Cámara» representando 1978, obra sobre la Revolución Francesa. En 2002 se traslada a Mallorca donde compagina su labor de economista con el teatro y allí produce, dirige e interpreta un guion propio denominado En aquellos tiempos modernos.

Tras perder su empleo, Juan Andrés Mateos decide arriesgarlo todo y dedicarse, por fin, a su sueño: dirigir una película. En 2015 ve la luz su ópera prima La corteza, basada en un cuento del que también ha sido autor y que habla de cumplir sueños. En marzo de 2017 se estrenó Suicidio, docuficción en el que un documental se entrelaza en tiempo real con una construcción de ficción que muestra la realidad de un problema que preocupa especialmente a la población española.

Suicidio ha sido galardonada como Mejor Largometraje Experimental en el Festival Internacional de Cine Del Cono Sur – Ficcsur (Valparaíso, Chile) y en el Five Continents International Film Festival (como Mejor Largometraje, Mejor Actor Principal, Mejor Dirección Artística, Mejor Fotografía y Mejor Diseño de Producción). También, ha sido seleccionada para competir en la Sección Oficial del Festival Incorto, el Festival Internacional de Cine del Imperio Inca, Lima, Perú, y el Festival de Cine Fútbolero.

Tuvimos el inmenso placer de charlar con Juan Andrés Mateos sobre su docuficción Suicidio, el cine e, incluso, sobre la vida.

PREGUNTA: ¿Qué viste en Toni Pons, Miguel Mestre y Lina Terrasa para ser los protagonistas de Suicidio?

RESPUESTA: A Miguel Mestre y Lina Terrrasa los conocía de mi anterior trabajo, el cortometraje La corteza. Para dar con Toni Pons, hicimos una búsqueda en la Associació d’actors i actrius de les Illes Balears, y nada más verlo, tanto el Productor ejecutivo  Jaime Gabriel Rodrigo como yo dijimos: “este es nuestro protagonista”. Le llamamos y aceptó de inmediato. Para mí, ha sido un tremendo descubrimiento. Es un placer trabajar con él. Tanto es así, que me gustaría contar con él para mis futuros proyectos, siempre que sea posible.

P: Cuando vi Suicidio por primera vez sentí escalofríos en varias escenas por lo que transmitían. ¿Qué sentisteis vosotros a la hora de escribirlo, mientras lo rodabais y una vez ya editado y montado?

R: Para los que escribimos el guion, Jaime Gabriel Rodrigo y yo, fue como una especie de descubrimiento tanto de datos como de emociones. Nos fuimos impregnando de cierta desazón y, como no, de mucha rabia, porque a la vez que avanzábamos en la historia, nos íbamos dando cuenta que el tema del suicidio es un tremendo tabú en la sociedad, y lo peor, el gran “olvidado” de las instituciones y las políticas para su prevención.

Cuando el equipo iba conociendo el guion de la ficción e iban escuchando las entrevistas de los profesionales y los testimonios de aquellos que en alguna ocasión tuvieron tentativa de quitarse la vida, la tristeza y la rabia crecieron en cada uno de ellos.

juan andres mateos la corteza
Estreno del corto ‘La corteza’ en el Teatre d’Artà.

P: ¿Crees que el Gobierno de España emplea suficientes recursos en la prevención de los suicidios? Después de haber grabado con expertos en la materia, ¿qué medidas serían necesarias implantar para evitarlo?

R: Es evidente que no. El próximo día 10 de septiembre se celebra el «día mundial para abordar el problema del SUICIDIO». Ninguna campaña institucional. Y a esto se suma que los medios tampoco hablan del tema.

Venimos de tradiciones provincianas donde se intenta tapar cualquier asunto que se considere «negro» en la familia y en el entorno. Por el «qué dirán». Es esa eterna preocupación por lo que los demás puedan pensar de nosotros. Lo que se considera pecado por la iglesia católica o se ha considerado pecado aún tiene huella en el sentimiento más básico, desde el punto de vista sociológico, en nuestra sociedad. Y lo impresionante es que los poderes públicos y políticos actúan de la misma manera.

Los problemas no hay que esconderlos. Hay que enfrentarse a ellos e intentar ayudar a los demás con las experiencias vividas. Eso es mucho más efectivo en sociedades no católicas, aún siendo cristianas.

Una de las primeras medidas que debería de tomar cualquier poder político e institucional es poner una línea directa y gratuita de atención al intento de suicidio. Actualmente no existe. La única línea es el teléfono de la esperanza que es un 902. No cobra como tal, pero sí es de pago.

Además, no existe coordinación entre las distintas administraciones. Pero vuelvo a repetir, que todo parte de la Sociedad. Cuando la Sociedad intenta tapar un problema, la solución para el cambio es la educación y la información. También ahí hay una labor impresionante por hacer.

P: ¿Juan Mateos sería capaz de volver a Casa Luna si fuese el personaje de Javier? ¿Por qué?

R: No sé. Es una pregunta compleja de responder. Pero creo que hay que enfrentarse a la realidad. La del presente, y como no, a la del pasado. No debemos esconder la cabeza al mirar hacia atrás. Pero somos seres llenos de miedo y de culpa. La conciencia nos obliga a escoger, en muchísimas ocasiones, la decisión de escondernos e intentar olvidar. Pero si he de hablar por mí, para contestar a tu pregunta, creo que yo sí volvería. Es más, no creo que hubiese dejado de ir diez años. Me suelo enfrentar a los problemas y no me escondo de ellos. Pero es una decisión personal. Jamás culparía a nadie por haber tomado la decisión que tomó Javier y Laura.

P: ¿Qué motivos te llevaron a tratar el tema del suicidio y la depresión en un corto?

R: En realidad me llamaron. No fue un tema que pensé alguna vez en tratar. Un grupo de periodistas habían decidido hablar de un lugar, aquí en Mallorca, donde, por algún motivo en concreto, la gente decide quitarse la vida. Se llama “Cap Blanc”, es un acantilado de más de 140 metros de altura. Desde hace años algunas personas tomaron la decisión de saltar al vacío dentro de sus coches. Cuando me lo comentaron el tema me pareció interesante, me entrevisté con ellos y el productor Sergio de la Mata aceptó que yo dirigiese el documental, algo que le agradeceré siempre.

La historia, en un principio, era hablar de ese lugar, sin embargo, poco a poco nos íbamos dando cuenta que hablar del “Suicidio” era mucho más que hablar de un lugar, porque, por desgracia, en cada región, en cada comarca, hay un sitio donde, por motivos desconocidos, o tal vez por motivo de lo que se denomina “efecto llamada”, la gente decide allí terminar con su vida. Con lo cual, hablar de “Cap Blanc” no era lo realmente importante ya para nosotros. Lo realmente importante era hablar del “Suicidio” como tremendo problema personal y social.

Luego, una vez terminadas las entrevistas nos dimos cuenta que por sí mismas, les faltaba la fuerza de la emoción, del sentimiento, de la angustia que en realidad supone todo lo que cuentan. Por ello pensamos en la necesidad de una ficción que explicase la realidad que sufre una persona para llegar a tomar esa terrible decisión. Así que, entre Jaime Gabriel Rodrigo y yo, construimos la historia sobre un personaje en el que cualquiera pudiese mirarse. Porque todos hemos mentido en alguna ocasión, porque a lo largo de nuestra vida, como decía una canción de Miguel Bosé, no todo son rosas ni todo son espinas, pero éstas haberlas haylas.

Ansiolíticos y alcohol, agravantes de la depresión.

P: ¿Cómo contactasteis con las personas reales que habían intentado quitarse la vida y salen en el corto? ¿Fue difícil tratar el tema a la hora de grabar?

R: Eso fue labor de uno de los periodistas que estuvo en aquella primera reunión donde se comenzó a fraguar la idea. Pedro Prieto, uno de los más conocidos periodistas de la isla fue quien comenzó a buscar personas que hubiesen intentado quitarse la vida. Sé que no fue fácil convencer a algunos para que hablasen de esa experiencia. Y mucho más dando la cara, no ocultándose tras sombras o voces distorsionadas.

P: ¿Cómo influyó el testimonio de los psicólogos y psiquiatras profesionales que aparecen en la cinta a la hora de preparar Toni Pons el personaje de Javier Rendón?

R: Tal vez esa pregunta deberíamos hacérsela a él. Pero intentaré contestarla por lo que he podido observar en él a la hora de dirigirle.

Mira, Toni Pons es un trabajador nato. Se prepara su personaje en silencio, sin preguntar demasiado. Llega al set de grabación con todo aprendido, incluso cómo ha de actuar. Poco tienes que decirle pues él ya ha previsto casi todo. En realidad es sorprendente. Jamás he conocido un actor que dé menos problemas a la hora de rodar. Y no solo que no dé problemas, sino que además ayuda en lo que pueda. Habla con los técnicos para que su posición moleste lo menos posible, incluso es impresionante la memoria que tiene para ayudar con el raccord. Y a todo eso hay que decir que no se corta en dar su opinión sobre cómo él ve a su personaje en cada situación, lo cual genera una conversación de lo más productiva. Estoy encantado.

Para responder más concretamente a la pregunta, también puedo decirte que sé, porque así me consta, que vio las entrevistas, las estudió para marcar bien las pautas de Javier, y cómo todas ellas afectaban luego al ánimo del personaje.

P: ¿Has vivido de cerca, ya sea en amigos o familiares, algún episodio depresivo o tentativa de suicidio? Si es así, ¿cómo actuaste ante esa situación?

R: En mi caso, por desgracia, sí. Un tío mío, hermano de mi madre, se quitó la vida no hace mucho. Me ha influido tremendamente esa pérdida a la hora de escribir el guion y de pensar en la historia, en la pérdida económica y en la mentira. Son ingredientes demasiado comunes en este tipo de actitudes y comportamientos tan terriblemente tristes.

P: Si hubiera una segunda parte de Suicidio, ¿cómo continuaría?

R: Me gustaría exponer que no todos los problemas se solucionan. En realidad muy pocos se solucionan porque cuando nos enfrentamos a ellos, en bastantes ocasiones, el tiempo lo hemos dejado correr demasiado. Pero no hay que darle más importancia de la que tiene. Pues la vida también es llevadera con problemas no solucionados. Esa sería mi segunda parte: Javier, con todos sus problemas, algunos sin resolver, porque no tienen solución, viviendo, en el concepto más “gerundio” del verbo.

Toni Pons interpretando a Javier Rendón.

P: Es cierto que hoy en día es difícil embarcarse en proyectos cinematográficos no sin antes asumir ciertos riesgos, sobre todo, económicos. ¿Fue difícil conseguir la financiación para rodar Suicidio?

R: Todas las personas que hemos participado en este proyecto lo hemos hecho de manera altruista, sin cobrar, porque nos encantaba el proyecto y porque todos sabemos el problema que tiene el sector audiovisual para poder conseguir financiación.

Y aun así, ha habido un coste, pues hemos tenido que alquilar equipos, evidentemente hemos tenido que comer mientras rodábamos, reuniones previas donde había que pagar cafés, cervezas, alguna que otra comida… Viajes a Madrid y Barcelona una vez terminado el proyecto…

Todo el coste económico ha corrido a cargo del productor Sergio de la Mata a través de Palma de Mallorca Press. Y no ha sido barato, porque nada es barato.

Actualmente aún hay gastos, pues la presentación en festivales también vale dinero, que sigue asumiendo Sergio.

En cuanto al sector es terrible el momento que vivimos y no parece ser que tenga  visos de arreglarse, porque en este país no existe costumbre de “patrocinio”, y las subvenciones siempre van a los mismos por esa costumbre tan española del “amiguismo”. Por otro lado las televisiones que están obligadas a producir cine, se han convertido en más de lo mismo; son Entes terriblemente grandes donde es casi imposible contactar con quien toma decisiones. Si no existe, como he dicho, costumbre de “patrocinio”, tampoco existe ningún departamento para arriesgar en proyectos nuevos con gente nueva.

Pero no dejaremos de trabajar. En  mi caso, ahora estoy en un nuevo proyecto. Ya estamos en los ensayos previos. Y lo haremos… No pararemos de hacer, de una manera u otra.

P: ¿Cuál fue el motivo que os llevó a elegir Baleares para grabar?

R: Con los problemas que hay en el sector audiovisual de financiación, hay que rodar cada vez más cerca de donde vivimos. Todos vivimos aquí.

P: ¿Por qué empezaste en el mundo del cine?

R: Soy economista de profesión. Pero desde pequeño, cuando alguien me preguntaba qué quería ser de mayor, siempre contestaba “director de cine”. Han tenido que pasar cincuenta y cuatro años de mi vida hasta tomar la decisión de dejar atrás lo de ser economista y dedicarme a lo que realmente amo que es el cine. En realidad siempre he estado en el mundo del cine, pero la vida me llevó por derroteros muy alejados de él. Finalmente ya estoy aquí. Tarde y algo mayor, pero con ilusión. Mucha ilusión.

P: ¿Cuál es el techo que se ha puesto Juan Mateos en el mundo cinematográfico?

R: Hacer como mínimo un proyecto por año. Y de momento, se va cumpliendo. Este año, incluso son dos.

Javier Rendón a su llegada a Casa Luna

P: ¿Con qué actores te gustaría trabajar? ¿Y con qué directores colaborar?

R: Adoro a los que tengo en la actualidad. Toni Pons, Lina y Miguel Mestre. Pero volveré a contar con los de La corteza, con Colau Cortés, con Cecilia Genovart, Rosario, con Josep Sánchez.

Ahora, en mi nuevo proyecto, se han unido algunos que darán mucho que hablar.

Colaboro en todos mis proyectos con Colau Cortés, un tremendo actor, que me ayuda a la dirección de actores, y con Pere March, un genio de la cámara, director también, que es mi ayudante de dirección. No necesito nadie más.

P: Alguna película/corto que te habría gustado rodar.

R: Me hubiera gustado estar en los años treinta, cuarenta y cincuenta en Hollywood. Cuando el cine era “Cine” en mayúsculas. Lo que el viento se llevó, Con faldas y a lo loco, Ben Hur… todo era a lo grande. Había glamur. Esa es la época que me hubiese gustado vivir. Luego, como no, “La guerra de las galaxias”. Tengo un punto friki que es uno de los puntos que más me gusta de mí mismo…

P: ¿Qué hace Juan Mateos en su tiempo libre?

R: Pensar historias que contar. Y cada día dejar mi mente en blanco, al menos media hora. Lo logro. Me dicen mis amigos y mi marido que es una rareza. Para mí es de lo más normal.

P: ¿Cuál es el premio más especial que has recibido en tu carrera y por qué? ¿Cuál te gustaría ganar?

R: El primero que he ganado. El mejor largometraje en el Festival de cine del Cono Sur. Por Suicidio. Claro, cada premio es una alegría, pero como el primero… Lloré de emoción en el baño de mi casa. No me gusta que me vean llorar.

P: ¿Tienes entre manos nuevos proyectos? Si es así, ¿nos podrías adelantar algo?

R: Con Palma de Mallorca Press hemos comenzado a preparar un proyecto nuevo. Será otra docu-ficción. No puedo adelantar nada de ella, solo decir que el público quedará impactado. Escribimos el guion nuevamente Jaime Gabriel Rodrigo y yo.

Y ahora mismo, estamos también ensayando ya un teaser-corto. Es una historia de ficción basada en un cuento de un amigo mío escritor, Rafael Marín, el mejor escritor de ciencia-ficción de España. Es un teaser para presentarlo y poder buscar financiación y hacer el largo para el año que viene. La historia es fantástica, algo que se hace poco en este país. Mezclaremos cómic con realidad. Puedo asegurar que será algo espectacular. El cuento original se titula Ragnarok en las playas de Ítaca, y Rafa me ha dejado plena libertad para contarlo.