Roland Moller, Guy Pearce y Claes Bang en un fotograma de la película.

‘El último Vermeer’, disfrutable y disfrutona

Título original: The last Vermeer

Año: 2019

Duración: 118 min.

País: EE.UU.

Dirección: Dan Friedkin

Guión: Mark Fergus, John Orloff, Hawk Ostby

Fotografía: Remi Adefarasin

Reparto: Claes Bang, Guy Pearce, Vicky Krieps, August Diehl, Adrian Scarborough, Roland Møller, Olivia Grant

Productora: Imperative Entertainment,NL Film

Distribuidora: Sony Pictures Classics

Género: Drama histórico

Ficha en IMDb

Notable debut directoral el de Dan Friedkin. Película algo traviesa pero sabiamente enrocada en el terreno de la moderación estética. Con una historia provocadora y alejada de las dualidades maniqueas, atmósferas razonablemente evocadoras y un agradable ratio de excentricidades en polvo pululantes. Una hazaña posbélica que recuerda (en el mejor de los sentidos) a la también muy notable Monument’s Men, y que diserta sobre la importancia del arte y sobre las verdades que se ocultan tras los mitos.

Una historia que muestra entre sus pliegues un (muy merecido) desdén hacia los críticos altivos y fanfarrones que creen poseer los secretos del arte bajo sus pomposos culos. Me adhiero al rapapolvo contra la cursilería pretenciosa. A veces da la impresión de que, como Johnny Depp ha caído en desgracia (¿o ya lo habíamos descancelado?), ha sido Guy Pearce (que tiene hasta un parecido físico) el que se ha vestido de loco con el pelo escarolado. El resultado es, como la película, notable.

Indultando la falta de naturalidad de algunos diálogos, encontramos una cinta disfrutable y disfrutona. De desarrollo interesante y clima envolvente. No se va por las ramas pero tampoco rehúye las florituras. Es un producto lleno de nobles intenciones que trata al espectador con agradable respeto (algo que se agradece). Algunos de los personajes están cómodos en el arquetipo, lo que denota respetable autoconciencia y solidez narrativa.

En unos meses de oferta tan mermada, El último Vermeer se postula como una de las mejores opciones (si no la mejor) disponibles en sala. Así que, desde aquí, mi recomendación para ustedes. Para aquellos valientes que sigan acudiendo a las salas.

Lo mejor: Que trata al espectador con respeto

Lo peor: Cierta artificialidad en algunos diálogos

Nota: 7,25/10