Kate, el personaje de Emily Blunt, se verá envuelta en un entorno de mentiras donde nada es lo que parece. ¿Suena típico? Porque lo es.

Crítica – ‘Sicario’

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Título original: Sicario

Año: 2015

País: Estados Unidos

Director: Denis Villeneuve

Guión: Taylor Sheridan

Fotografía: Roger Deakins

Reparto: Emily Blunt, Benicio Del Toro, Josh Brolin, Victor Garber, Jon Bernthal, Jeffrey Donovan, Daniel Kaluuya, Maximiliano Hernández, Dylan Kenin, Frank Powers, Bernardo P. Saracino, Edgar Arreola, Marty Lindsey, Julio Cedillo

Productora: Lionsgate / Black Label Media

Género: Thriller

Si por algo es conocido Denis Villeneuve es por la habilidad que demuestra a la hora de alcanzar unas cotas de tensión que harían estallar los corazones de los más susceptibles. Ejemplo de ello son Prisioneros (2013) y Enemy (2014), siendo la primera la que quiere enseñar hasta qué extremos puede llegar un padre por rescatar a su hija y la segunda un interesante ejercicio de metáforas visuales realizado sobre un tortuoso camino de paranoia y locura.

Y entonces llegó Sicario. En su última película, se nota a un Villeneuve al que parece no terminar de convencerle lo que está haciendo, que avanza con temor después de haber arriesgado muy fuerte y que decide ir a lo seguro y a lo tópico. Con un primer acto brillante, crudo, de presentación inmediata y sin concesiones parece que el director establece ese tono como el definitorio del resto del largometraje, y a partir de ahí, es cuando se pierde. Villeneuve ha enseñado todas sus cartas nada más comenzar y tiene miedo a seguir con sus arriesgadas jugadas, lo que se refleja en ese segundo acto.

Kate, el personaje de Emily Blunt, se verá envuelta en un entorno de mentiras donde nada es lo que parece. ¿Suena típico? Porque lo es.
Kate, el personaje de Emily Blunt, se verá envuelta en un entorno de mentiras donde nada es lo que parece. ¿Suena típico? Lo es.

No queda muy claro el por qué de utilizar pequeños elementos de otros géneros y hacer una especie de pastiche aburrido, que se agrava aún más si se viene de una intensidad como la que se ha visto al principio del metraje. Es una buddy movie, es una policíaca en la que hay un protagonista que siempre se aferra a la ley, a hacerlo todo by the book y mantenerse fiel a ello mientras que no se sabe a qué juega el resto, hay hasta corrupción política y contexto social. Y todos ellos mezclados de mala manera, porque todos quedan empezados pero sin terminar de definir bien. Quien mucho abarca, poco aprieta.

Es interesante que Emily Blunt sea ese personaje fiel a la ley que mantiene la calma cuando es necesario y que es segura de sí misma, así como el hecho de que se sigan dando pequeños toques de crudeza al ver cómo se utilizan connotaciones intertextuales en ciertos momentos de su trama, como la existencia de la imposición de la voluntad masculina sobre la mujer para que ella haga lo que el hombre quiera, aspecto negativo que sigue permaneciendo en la sociedad. Pero aún así se vuelve a otro problema: todos estos interesantes detalles sobre el personaje de Blunt quedan embarrados casi por completo desde que se presenta al interpretado por Benicio del Toro. Su carisma y presencia están tan bien llevadas que en comparación al resto del reparto, el espectador puede terminar olvidándose de esas pinceladas de inteligencia narrativa, o quizás directamente le de igual.

Roger Deakins cuida la imagen al máximo con esos planos al atardecer y con contraluces que siempre funcionan, entre otros.
Roger Deakins cuida la imagen al máximo con esos planos al atardecer y con contraluces que siempre funcionan, entre otros.

Tras ese segundo acto lleno de testosterona militar innecesaria, atisbos de brillantez que están embarrados por otras cosas menos importantes y planos de Josh Brolin poniendo muecas, Villeneuve parece recuperarse un poco del miedo e intentar al menos volver a ese estado de tensión y de dureza, pero que no alcanza el nivel del primer acto. Una verdadera pena.

Lo mejor: Ese primer acto crudo y directo es magnífico, puro Villeneuve, que es lo que necesita el resto del largometraje.

Lo peor: Que arriesgue todo al principio y no sea capaz de mantener el tono de la película, entorpeciendo su desarrollo por mezclar un montón de subgéneros sin terminar de resolver los conflictos de cada uno de una manera apropiada.

Puntuación: 6/10