Título original: Morlaix
Año: 2025
Duración: 124 min.
País: España, Francia
Dirección: Jaime Rosales
Guion: Jaime Rosales, Samuel Doux, Fanny Burdino, Delphine Gleize
Reparto: Aminthe Audiard, Samuel Kircher, Mélanie Thierry
Música: Leonor Rosales March
Fotografía: Javier Ruíz Gómez
Montaje: Mariona Solé Altamira
Productoras: Fredesval Films, Iwaso Films, 3Cat, Les Productions Balthazar
Distribuidora: A Contracorriente Films
Género: Drama, romance
—
El nombre de Jaime Rosales no es muy conocido, pero él podría ser de los pocos autores del cine español que se puede permitir una total e inquebrantable libertad creativa española, el «lujazo» de poder hacer lo que quiera con sus películas, en parte gracias a la producción independiente de sus obras y bastante ajenas a los convencionalismos del cine español comercial (también incluyó el social).
Sus resultados han ido variando por épocas, desde triunfos experimentales con sus dos primeras obras Las horas del día (2003) y sobre todo La soledad (2007) la cuales le valieron dos premios Goya y hasta un FIPRESCI en Cannes por la primera, luego sufrió una grave caída con los fracasos, también experimentales e íntimas con Tiro en la cabeza (2008) y Sueño y silencio (2011) para luego volver a ganarse el reconocimiento de la crítica con Hermosa juventud (2014), Petra (2018) y Girasoles ciegos (2022).
Como se puede ver su trayectoria esta divida en varias fases y etapas pero nunca ha perdido personalidad, ha sido consistente con sus inquietudes artísticas y no ha cedido al comercialismo en parte porque en sí no lo necesita, aunque uno al ver su nueva película Morlaix un mes antes de que salga en salas, no sabe en qué punto se encuentra.
La historia, desde su mero concepto, lo hemos visto y escuchado hasta la saciedad: un triángulo amoroso adolescente. Ahora bien, la cuestión es: ¿cómo se hace? Porque, más que el romance (aunque esté presente), es en realidad una mera excusa para explorar temas profundos y complejos, como la muerte, el paso del tiempo y, sobre todo, la nostalgia.

Se agradece que Rosales haya optado por una representación más intelectual y respetuosa de los jóvenes y que aunque partiendo de base de una trama familiar, no recaiga en los convencionalismos y clichés de muchísimas producciones adolescentes actuales, y a esto me refiero tanto nacionales como internacionales. En parte se siente como que está contado desde una perspectiva adulta y luego conforme más avanza la película, la cuál también tiene otra película dentro que actúa como una ficción en la que los jóvenes protagonistas se ven representados de una forma u otra, tiene más sentido este enfoque.
La dirección se siente muy libre, rompiendo con varios esquemas cinematográficos, pretenciosa pero sin sentirse accidentada, transmite un aire propio, hay varios momentos en los que se muestran fotografías en blanco y negro de los personajes mientras hacen una actividad cotidiana, se puede ver como algo pretencioso, pero una vez acaba el visionada lo entiendes, en sí el final de la película sería lo más fuerte y deja un buen sabor de boca tras acabar el visionado.
Aunque desgraciadamente Rosales también comete un pecado importante que creo que hará la obra más inaccesible de lo que ya es: Los temas conducen a los personajes, en vez de al revés.
Se siente que al final sus personajes son excusas para poder presentar estos temas pero no para que ellos hallen una búsqueda interna, se siente que va al servicio de lo que el autor quiere contar y esto es raro para una historia que va sobre las emociones y el recuerdo, además de que si se puede llegar a sentir tediosa en sus dos horas.
Al final Morlaix es un visionado interesante y los temas que sugieren son estimulantes, aunque claro al menos para quien escribe esta crítica, no creo que a alguien que no se haya replanteado estos temas se sienta atraído por la historia y los personajes del mismo modo que maestros como Ingmar Bergman, Charlie Kaufman, Spike Jonze entre otros consiguen pero claro tampoco creo que le importe mucho a Jaime Rosales de todos modos.