Título original: Loki (Season 2)
Año: 2023
Duración: 45 min. (6 episodios)
País: Estados Unidos
Dirección: Justin Benson, Aaron Moorhead, Dan DeLeeuw, Kasra Farahani
Guion: Eric Martin, Amber Dupre. Creador: Michael Waldron. Personaje: Jack Kirby, Stan Lee, Larry Lieber
Música: Natalie Holt
Fotografía: Isaac Bauman, Oliver Loncraine
Reparto: Tom Hiddleston, Owen Wilson, Sophia Di Marti, Gugu Mbatha-Rawn, Jonathan Majors, Wunmi Mosaku, Eugene Cordero, Tara Strong, Neill Ellice, Ke Huy Quan
Productora: Marvel Studios
Distribuidora: Disney+
Género: Serie de TV. Ciencia ficción. Fantástico. Aventuras. Acción | Viajes en el tiempo. Cómic. Marvel Comics. MCU. Spin-off
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Con la primera temporada de Loki (Waldron, 2021) Marvel Studios desató todo su potencial para la heterodoxia pergeñando una serie de ciencia ficción, abiertamente pulp y disparatada, que enamoró a la audiencia. A caballo entre Doctor Who y Rick y Morty, la buddy movie y el psicoanálisis freudiano, el proyecto en solitario del ‘Dios del Engaño’ dio con la fórmula perfecta para conjugar variantes, universos paralelos y viajes en el tiempo en la que fue, seguramente, la mejor obra del estudio para el formato Disney+. O, al menos, la más redonda.
Apenas dos años después, pero con un contexto harto difícil dado el hartazgo general del público hacia el género superheroico, repetir la jugada semejaba una tarea imposible. No obstante, si había personaje del canon marvelita capaz de hacerlo ése era el subrepticio e inestable dios nórdico. Y, sí, esta segunda temporada vuelve a ser algo así como la caña. Teniendo que lidiar con las inmediatas consecuencias del anterior season finale, Loki (inmenso Tom Hiddleston), Mobius (Owen Wilson), Sylvie (Sophia Di Martino) y compañía deberán correr para salvar la AVT.
Con Michael Waldron, guionista principal de la primera temporada, asumiendo los mandos de las futuras cintas de los Vengadores tras doctorarse -nunca mejor dicho- con la divertidísima Doctor Strange en el multiverso de la locura (Raimi, 2022), el dúo Justin Benson-Aaron Moorhead (El infinito, Synchronic) tomó la batuta de esta tanda de episodios. Y su mano se nota en un ritmo y una trama mucho más densos y enrevesados.
De hecho, quizá peque de plomiza en los primeros capítulos, girando sobre los mismos conceptos para afianzar a sus nuevos personajes y conflictos. Pero, conforme avanza, todas las piezas del rompecabezas temporal van ajustándose a su debido sitio y conformando un relato no solo tan entretenido y épico como cabía esperar, sino además genuinamente emotivo. Y, aunque quizá no sea su punto más fuerte, valiente a la hora de enhebrar un discurso sobre determinismo, libre albedrío y, qué demonios, el poder de la amistad en el caos multiversal y vital.
También es una auténtica gozada que, en una franquicia tan átona y uniforme en cuanto a puesta en escena y estilo -a excepción de Guardianes de la Galaxia o Wandavision-, esta serie tenga una personalidad tan definida, y arrolladora por momentos en su ejecución, cuanto más se entrega sin reservas al kitsch fantástico total. De la mano de una excelente fotografía, un diseño de producción ingenioso y preciso y una banda sonora descomunal, hay varios momentos de una lograda caligrafía audiovisual en esta serie, y eso siempre es una victoria.
Lo cierto es que resulta difícil, a tenor de los numerosos hostiazos en la cara que ya se ha dado el UCM, saber si Loki, como el tercer volumen de los Guardianes, es el canto de cisne de un universo moribundo. O si, quizá, es la señal de que todavía queda mucha magia por explotar. Por el momento, el viaje de su heroico protagonista nos demuestra que, con ingenio y ganas, puede conseguirse cualquier cosa. Incluso reescribir la historia.
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Lo mejor: es un derroche de estilo, virtuosismo técnico y emoción en un universo hambriento de ellas.
Lo peor: que Marvel, pudiendo hacer esto, decida hacer exactamente cualquier cosa excepto esto.
Nota: 8/10