Título original: Killing Eve
Año: 2018
Duración: 40 min
País: Reino Unido, Estados Unidos
Dirección: Phoebe Waller-Bridge, Jon East, Damon Thomas, Harry Bradbeer
Guion: Phoebe Waller-Bridge, Vicky Jones, George Kay, Rob Williams y Luke Jennings
Música: David Holmes
Fotografía: Tim Palmer
Reparto: Sandra Oh, Jodie Comer, Kim Bodnia, Owen McDonnell, Fiona Shaw,Kirby Howell-Baptiste, Sean Delaney, Darren Boyd, Helena Holmes, David Agranov,Edward Akrout, David Bertrand, Charlie Hamblett, Mary Antony, Roy Beck,Olivia Ross, David Haig
Productora: BBC America / Panorama Films / Sid Gentle Films. Distribuida por BBC / BBC America
Género: Drama, crimen
Dejando de lado mi labor de crítica, tengo que decir que la primera razón por la cual decidí comenzar a ver Killing Eve fue por ser un drama británico-estadounidense. ¿Quién puede evitar sentirse atraído por un drama que encima cuenta con un acento tan maravilloso?
Acento británico, una psicópata de por medio y asesinatos. Con esa receta casi nada puede salir mal. Y digo casi nada por si en algún momento a la creadora de Pequeñas Mentirosas, Marlene King, se le ocurre hacer un spin-off europeo de la saga de Sarah Shepard.
En este caso, esos tres elementos han sido combinados de forma ocurrente y extravagante, una asesina en serie y una detective se enfrentan en una persecución a nivel internacional en la que ambas mujeres se obsesionarán la una con la otra. Por un lado, está Villanelle (Jodie Comer), una asesina psicópata sumida en el lujo de su profesión y, por otro lado, Eve Polastri (Sandra Oh), una agente del MI6. Cansada y aburrida de pasarse los días sentada en su escritorio, la perspicaz criminóloga Eve busca más acción en su vida profesional y un día se encuentra al mando de un grupo secreto cuyo objetivo es dar caza a Villanelle.
La principal cualidad de esta serie es que cuenta con personajes complejos y bien construidos, a tal nivel, que pueden ser considerados personajes individuales, es decir, si tuviéramos que ver un episodio dedicado a cualquier otro aspecto fuera de la trama central, como la de Carolyn Martens (Fiona Shaw), jefa de la Sección de Rusia en MI6 o la vida privada de Bill Pargrave (David Haig), asociado del MI5 de Eve que la acompaña al MI6, esas historias serían tan interesantes como la principal. Estamos ante personajes con trasfondo, con un porqué que va más allá de ese áurea misteriosa que cubre todo lo que tenga que ver con el Servicio de Inteligencia Secreto de Reino Unido.
Por otro lado, el sarcasmo y la energía del guion, escrito por Phoebe Waller-Bridge, Vicky Jones, George Kay, Rob Williams y Luke Jennings, se convierten en capturadores de atención. Se trata de una serie con muchos picos de acción y giros, con lo cual, se exigen 40 minutos de concentración y abstracción, un aspecto muy positivo que se traduce también en un estupendo trabajo de montaje.
Otro de los detalles relevantes de Killing Eve reside en una buena dirección de actrices por parte de la creadora y directora de la ficción, Phoebe Waller-Bridge. Los planos que priman son primeros planos o primerísimos primeros planos, captando las sensaciones de Eve y Vilanelle, ambas actrices llevan el peso de la serie de una forma desmesuradamente bella, donde la frialdad de ambos personajes se derrite en la obsesión de la una por la otra.
La gran pregunta, de las muchas que podemos dilucidar como seguidores es, ¿cuál es la razón de Vilanelle por Eve y viceversa?
Ese es el hilo conductor de la trama y, sin embargo, nos envuelve con otras historias y al final de cada capítulo o de la primera temporada la misma pregunta, ¿cuál es la razón?
La segunda temporada de Killing Eve se estrenó este mes de abril, otra tanda de ocho episodios donde el gato y el ratón, nunca se sabe muy bien quién es quién, correrán por las calles de Europa para intentar cazarse.
Lo mejor: La psicología de los personajes
Lo peor: Nada a destacar.
Nota: 10