Título original: The Trial of the Chicago 7
Año: 2020
Duración: 129 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Aaron Sorkin
Guion: Aaron Sorkin
Música: Daniel Pemberton
Fotografía: Phedon Papamichael
Reparto: Eddie Redmayne, Sacha Baron Cohen, Joseph Gordon-Levitt, Mark Rylance, Michael Keaton, Alex Sharp, Jeremy Strong, John Carroll Lynch, Yahya Abdul-Mateen II, Ben Shenkman, J.C. MacKenzie, Frank Langella, Noah Robbins, Alice Kremelberg, Danny Flaherty, John Doman, Mike Geraghty, Kelvin Harrison Jr., Caitlin Fitzgerald, John Quilty, Max Adler, Wayne Duvall, Damian Young, C.J. Wilson
Productora: Amblin Partners, Paramount Pictures, Cross Creek Pictures, Marc Platt Productions, Reliance Entertainment, DreamWorks SKG, MadRiver Pictures, ShivHans Pictures.
Distribuida por Netflix
Género: Drama judicial
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El siete de enero de 2018 fui al cine de mi ciudad en sesión matinal a ver Molly’s Game. Salí decepcionado, aunque la película era bastante juguetona y me sigue pareciendo algo entretenida, pero ver como a un atleta profesional tropezarse constantemente mientras anda por la calle. La razón de mi decepción era, en aquel momento, una absoluta fascinación por Aaron Sorkin, que debutaba en la dirección con aquella película protagonizada por Jessica Chastain (It: Capítulo 2), pero al que probablemente conoceréis como el guionista de Steve Jobs, La red social o Moneyball.
Sorkin es un guionista estrella, como ya no existen: las películas que escribe causan verdadero fervor, y su estilo es tan llamativo y atractivo que, parece que los diálogos bien podrían ser balazos a nuestro alrededor. Aún a día de hoy, Sorkin me parece un guionista brillante.
Pero volvamos al año que nos ocupa: 1968, Estados Unidos. Chicago. Durante la Convención del Partido Demócrata en que se confirmará la elección de Hubert Humphrey como candidato que se enfrentará a Richard Nixon, en la ciudad se citan diversos grupos que demandan que se retiren las tropas estadounidenses de Vietnam; creen que Humphrey es una apuesta demasiado moderada, y que apoyará la guerra. Una importante fuerza policial es desplegada y ocurre lo que se puede esperar. Los líderes de los principales grupos participantes en los altercados son llevados a juicio, en un evento a la vista de todo el mundo.
El juicio de los 7 de Chicago es exactamente lo que cualquiera puede esperar de una película con ese título. Una cinta de dos horas sobre un juicio ahora nos puede parecer un plan terrible para un viernes noche, pero no hace demasiado este subgénero hacía estragos en taquilla, y es un tipo de película con el que Aaron Sorkin se siente extremadamente cómodo. Su primera película como guionista, basada en una obra que él mismo había escrito fue Algunos hombres buenos (Rob Reiner, 1992), y ya demostró que tenía el potencial de convertirse en una auténtica sensación del guion en Hollywood.
La película aprovecha el guion de Sorkin para sacar el máximo partido a sus intérpretes: aunque la cinta es de marcado carácter coral, personajes como los de Yahya Abdul-Mateen II (Aquaman, Watchmen), Mark Rylance (Puente de espías, Dunkerque) y Sacha Baron Cohen (Borat, El dictador) sobresalen en un reparto notabilísimo, ya que aprovechan los tintes cómicos y dramáticos de la cinta. El resto del elenco, conformado por Eddie Redmayne (en un papel cuasiprotagónico que le granjeará atención de cara a premios), Jeremy Strong (Succession), Frank Langella (como el principal antagonista, al que interpreta de forma magistral), Joseph Gordon-Levitt, John Carroll Lynch y hasta un cameo de Michael Keaton, apuntala una obra que se construye en torno a sus personajes, pero trabaja siempre en pos de su argumento, como un entretenimiento de lujo para su audiencia.
Pero, ¿para quién es El juicio a los 7 de Chicago? En 2020, cuando se ciernen sobre nosotros unas elecciones estadounidenses entre un candidato de la derecha más ridícula y horrible y otro que es el equivalente del Partido Demócrata a mirar pintura secarse, cuando ha habido algunas de las protestas mas multitudinarias en décadas, cuando la policía estadounidense (y la no estadounidense también) asesina sin pudor y sin castigo a cualquier ciudadano… diría que la película de Sorkin es para todo el mundo.
Porque es tremendamente sencillo dejarse llevar por la película de Sorkin, que nos dice cuándo nos tenemos que indignar (¡y con razón! ¡todo esto pasó de verdad!), cuándo nos podemos reír un poco porque, ¿qué nos queda si no?, y cuándo tenemos que estar comiéndonos las uñas y dando golpes nerviosos por lo que sea que vaya a pasar (aunque todos sabemos lo que va a pasar desde el principio, porque los personajes lo saben, porque ya ha pasado en realidad y sigue pasando, en la realidad).
El juicio a los 7 de Chicago es el cine adulto que mucha gente viene pidiéndole a las salas: una película madura, directa, en la que hay capas de pensamiento; pero también es una película con intenciones claras y que no se esconde en su posicionamiento: la equidistancia no tiene lugar en el 1968 de 2020, y no hay que olvidar por qué estamos metidos en todo esto.
Lo mejor: todos los elementos de la película funcionan como un todo al servicio de la historia que quiere contar.
Lo peor: por la propia naturaleza de la película, algunos personajes y tramas quedan desdibujados.
Nota: 9/10