Crítica — ‘Amor tóxico’

CARTELASO

Título original: Amor tóxico

Año: 2015

Duración: 112 min.

País: España

Director: Norberto Ramos del Val

Guión: Toni Junyent

Reparto: Ann Perelló, Edu Ferrés

Productora: Norberfilms

Género: Comedia

«Gracias por venir. De verdad. Ojalá disfrutéis de la película. Entre estreno y estreno yo ya la he visto como tres veces y de verdad que todavía no sé como asimilarla. Termino de verla y no sé si beberme un cubata o irme directamente a dormir porque siento que me han destrozado el cerebro…». Estas son las palabras que Ann Perelló —que da vida a Irene en ‘Amor tóxico’— quiso dedicar a los presentes en el estreno de la susodicha película en Barcelona que ha dado lugar a esta crítica. Y al principio pensaba que exageraba, quizás en un intento por aumentar la expectativa, pero he de decir que tras el visionado de este film no tenía idea ninguna de si amaba u odiaba aquello que acababa de ver. Y por lo visto ahora tengo que contaros a vosotros qué me parece, lo cual no va a ser tarea fácil, pero ahí voy, ahí voy…

Si quisiera reducir ‘Amor tóxico’ a su forma más simple os contaría que va sobre una cita. Que un pringadillo que se nos presenta como Toni —interpretado por Edu Ferrés— empieza por soltarnos un rollo en voz en off sobre su falta de comprensión de las mujeres y sus múltiples fracasos a la hora de crear intimidad con las mismas para después contarnos su cita con Irene — que rellena tres cuartos del metraje y no funciona tan bien como habríamos esperado.

Irene (Ann Perelló) y Toni (Edu Ferrés) en 'Amor Tñoxico'
Irene (Ann Perelló) y Toni (Edu Ferrés) en ‘Amor Tóxico’

Pero ‘Amor Tóxico’ es mucho más complicada que eso. Y en un escenario tan simple como lo es el de una cita en un bar se van a colar ya no solo las surrealistas conversaciones sobre amor, sexo (y sexos) que mantienen Toni e Irene durante la cita; sino elementos tan bizarros como ver a una tía masticando cristales (sí, así porque sí) o excitándose por el síndrome de colon irritable de su compañero de mesa — el cual, dicho sea de paso, le causa unos pedos descomunales.

La película, como bien nos adelanta Toni Junyent —guionista de esta extraña pieza audiovisual— «es larga y jodida»No os voy a engañar, y os advierto desde ya de que si pretendéis acercaros a las salas de cine a ver ‘Amor Tóxico’ os vais a encontrar una película que se apoya únicamente en sus dos personajes principales y la conversación que mantienen, que es capaz de alargar su secuencia principal hasta más allá de una hora y que si cuenta con más de una localización ha debido de ser más por capricho que por pura necesidad. Porque de verdad que todo sucede en el bar. A todos/as aquellos/as que renegáis del cine de Godard y similares, que no soportáis un fallo de raccord y que buscáis la lógica en todos los acontecimientos a los que atendéis en pantalla os recomiendo encarecidamente que os mantegáis lo más lejos posible de esta película.

Porque ‘Amor tóxico’ es muy rara. De verdad que es muy rara y  no se atiene bajo ningún concepto a ninguno de los principios que rigen el modo de representación institucional del cine. Pero todo cinéfilo sabe que esto no significa necesariamente que la película deba ser mala, y tras haber reflexionado sobre ello —para lo cual he necesitado tiempo—, he llegado a la conclusión de que mala, lo que se dice mala, no es. Y de hecho, es buena.

Tras haber madurado unos días sobre los extraños acontecimientos de los que fui testigo en este film puedo decir que encuentro en él verdaderas satisfacciones, y si algo ha sabido hacer bien Norberto Ramos del Val con esta pieza es hablarnos de la manera en que funciona eso del amor, las citas y la intimidad personal. Y lo que es mejor, lo ha hecho mezclando una situación tremendamente cotidiana con unos acontecimientos que probablemente jamás nos ocurran. Porque espero que nadie tenga jamás una cita como la que se nos relata en ‘Amor Tóxico’, pero al mismo tiempo veo resumidos en sus 112 minutos de metraje la locura, el sinsentido y el surrealismo que domina cualquier cadena de sucesos del tipo chico conoce a chica (o chico conoce a chico, o chica conoce a chica, o como más os plazca) y todo lo que pueda pasar después. Y es que la vida no tiene ningún sentido, y el cine tampoco tiene por qué tenerlo.

Lo mejor: El modo en que consigue crear sentido a partir del sinsentido.

Lo peor: Más de una hora de metraje en un mismo espacio puede llegar a ser verdaderamente agobiante.

Nota: 7’5 / 10