Contra Disney+

Esta semana ha aterrizado en España la nueva plataforma de streaming
Disney+ y, como son tiempos de confinamiento y muchas horas delante del
televisor, me veo obligado a reflexionar un poco sobre todo el asunto.

La nueva plataforma de la compañía del ratón Mickey viene con la promesa de
ser la cumbre del entretenimiento cinematográfico, un lugar en el cual el
espectador medio tendrá al alcance de la mano y por un módico precio sus
personajes favoritos y todas las películas y series que en tanta estima tiene en
una mezcla de nostalgia y miedo a lo nuevo. Un repaso simple al catálogo de la
nueva plataforma permite entender con facilidad la homogeneización absoluta
de la expresión cinematográfica que nos encontraremos. Todos los productos,
y recalco la palabra usada, que se pueden consumir aquí son y serán
realizados bajo un mismo patrón que, como una suerte de sistema totalitario
cultural, excluye cualquier forma cinematográfica que contenga un mínimo de
diferencia frente a la normatividad impuesta, tras décadas y décadas de
sistematización, por la industria estadounidense, para mayor desgracia del
futuro artístico del medio cinematográfico.

Imagen del evento de presentación

El lector podrá, muy legítimamente, argüir que, después de todo, esta es una
plataforma que no tiene otro objetivo más que el de entretener. Y eso es muy
cierto, pero también es legítima la crítica del entretenimiento, es decir, una obra
no es absuelta de sus errores (de base o no) por el simple hecho de catalogarla
como entretenimiento. La visión del entretenimiento como un cajón de sastre
en el que depositar y justificar los bodrios producidos por la industria cultural es
perniciosa. El buen arte también entretiene, es necesario, apremiante incluso,
despojar de ese pesado vestido tejido de prejuicios que cubre como una losa a
lo distinto en esta época de la inmediatez, del ahora, para devolver a lo
interesante, a lo que nos interpela como seres humanos y nos pone en diálogo
con la realidad, a la cumbre de la cultura.

La victoria de Disney, por lo menos en nuestros tiempos, es clara, por eso es
necesaria la resistencia, la crítica, la negación de lo imperante. Disney, Netflix,
HBO, Amazon… Un cúmulo de servicios que se hacen con el tiempo libre del
espectador con cada vez menos obras importantes que ofrecer. Es por ello que
considero necesario terminar este breve artículo recomendando la que, a mi
juicio y en España, es la única de entre las plataformas disponibles que ofrezca
en la mayoría de su catálogo cine de interés y que, este sí, verdaderamente
entretiene: Filmin.