Título original: Argylle
Año: 2024
Duración: 139 min
País: Reino Unido
Dirección: Matthew Vaughn
Guion: Jason Fuchs
Fotografía: George Richmond y Daniel Ilabaca
Música: Lorne Balfe
Reparto: Bryce Dallas Howard, Sam Rockwell, Henry Cavill, Bryan Cranston, Samuel L. Jackson, Catherine O’Hara
Productoras: Marv Films, Apple Original Films, Apple Studios, Cloudy Productions
Género: Thriller/Acción
Ficha completa en FilmAffinity
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Hace 20 años, pocos años después de su inicio como productor de películas (Lock & Stock y Snatch. Cerdos y diamantes), Matthew Vaugh irrumpía en la industria cinematográfica como director con la original Layer Cake. A partir de ahí, Vaughn nos trajo dos de los títulos más importantes del género de superhéroes: Kick-Ass: Listo para machacar y X-Men: Primera Generación.
Uno podía llegar a pensar que el director británico se especializaría en este género, hasta que en 2014 nos entregó Kingsman: Servicio Secreto, su personal carta de amor al género de espías. Con ella llegó a posteriori Kingsman: El círculo de oro y The King’s Man: La primera misión. Ahora nos brinda Argylle, una historia completamente nueva, pero llena de referencias y amor por el género de espías.
Destacar en un mar de copias
Cuando las tramas de sus libros empiezan a parecerse demasiado a las actividades de un siniestro sindicato clandestino, la introvertida autora de novelas de espías Elly Conway se verá inmersa en el verdadero mundo del espionaje… donde nada, ni nadie, es lo que parece. ¿Cuántas veces hemos visto esta premisa anteriormente?
«Persona A», la cual pertenece a un mundo completamente apuesto al del espionaje, se encuentra con «Personaje B», alguien que vive y se relaciona en este mundo. Juntos deben salvar el mundo, haciendo que el «Personaje A» supere sus miedos y participe en este mundo del cual no conocía nada. Muchisimas veces.
Pero como cualquier género cinematográfico (sí, cualquiera), todo (o casi todo) ya está hecho. Lo importante a día de hoy no es»que es lo que se cuenta», que también, sino «como se cuenta». Ahí es donde radica la gracia de Argylle.
Probablemente la nueva cinta de Vaughn no tiene una premisa muy original, pero su sello sí que lo es. Cuando uno lee la premisa de la cinta o está viendo la película puede llegar a pensar «Esto ya lo vi en Tras el corazón verde» o «Me recuerda bastante a Mentiras Arriesgadas», pero luego lo que ve en pantalla no recuerda nada eso.
Es lo que ocurre con las cintas de acción de Netflix, las historias son tramas que hemos visto infinidad de veces, pero encima lo que se plasma en pantalla no tiene ningún sello de originalidad ni de autoría.
El guion de, por ejemplo, Misión Imposible: Sentencia Mortal – Parte 1, podría adaptarlo Netflix, y estaríamos años luz de algo visualmente tan potente como lo que vimos en cines, porque lo que saldría de la compañía de Reed Hastings no tendría detrás ni a Tom Cruise ni a Christopher McQuarrie.
En Argylle, Vaugh (de la mano de Tom Harrison-Read y Lee Smith en la edición) recoge todas sus filias, y las pone al servicio de la historia: escenas de acción llenas de adrenalina al ritmo de música de los 80, giros de cámara que van en sincronía con los giros de guion, flashbacks de apariencia simple pero llenos de detalles, y coreografías de acción llenas de movimientos imposibles. Todo ello, que parece simple, a día de hoy es un milagro que lo tengamos en pantalla.
Detrás de todos estos aciertos, tenemos la guinda del pastel, su elenco. Llena de nombres de mucho peso, pero donde la gran mayoría de ellos no salen más de 5 minutos (algo que podrá llegar a molestar a determinados espectadores, pero recurso que siempre está al servicio del chiste), los dos más importantes son Bryce Dallas Howard y Sam Rockwell.
Rockwell ya ha demostrado en trabajos anteriores lo bueno que es en comedia, pero sobre todo, lo realmente bien que se le da el drama. Es justo este aspecto, el que está más enfocado en el apartado emocional, el que le hace brillar más en pantalla. En una historia llena de gags cómicos y chistes (muchos hechos también por su personaje), son los momentos dramáticos de la película los que hacen destacar a Rockwell.
Howard no se queda atrás, su trabajo como Elly Conway es magnífico. La actriz dota de infinidad de capas a un personaje que podría haber acabado siendo un prototipo. Como su personaje hemos visto muchos, como su actuación pocos. Atrás queda ese personaje tan mediocre que fue Claire Dearing en la saga Jurassic World, aquí se le permite y consigue brilla.
Mucho dinero y mucho metraje
Detrás de todas estas alabanzas se esconden dos aspectos que, sin duda alguna, son el mayor handicap de la cinta.
Por un lado, es necesario destacar que la cinta ha costado 200 millones de dólares (curiosamente, una cantidad parecida a otros títulos de Apple como Los asesinos de la luna o Napoleón).
Con esta ingente cantidad de dinero uno pensaría que la película sería visualmente preciosa; ya sea porque ese dinero se ha invertido para crear grandes escenarios, para hacer unos efectos visuales muy cuidados o por estar en destinos exóticos.
Nada de eso, intuyo que esa cantidad de dinero ha ido destinada a pagar el precio de contar con tantas estrellas de Hollywood, porque visualmente luce muy mediocre.
De la misma manera que todas las escenas de acción están cuidadas al detalle, es fascinante como todos los exteriores están tan poco cuidados. Cuando un personaje salta de una azotea se nota el croma en exceso, cuando un personaje va en paracaídas ves de lejos que toda está hecho en un interior, cuando hay una persecución de coches sientes que ese coche no es real,... Un conjunto de escenas que, partiendo de una buena base, quedan lastras por unos exteriores horrorosos que te sacan de la película.
Por otro lado, y esto podría ser una crítica a la industria actual, la película dura demasiado.
Por muy bien que Vaughn dirija la acción, por muy interesantes que sean los giros de guion o por bien que entren los chistes, llega un momento en que sientes que eso ya te lo han ofrecido anteriormente y que lo has disfrutado más.
Es lo que en psicología llamamos habituación, el proceso por el que, ante un estímulo repetido, la respuesta es cada vez menos intensa. Si en vez de 2 horas y 20 minutos la cinta hubiese durado 2 horas, estaríamos hablando de una película más óptima y, por tanto, mejor.
Conclusión
Puede que se alargue en exceso y que luzca unos efectos visuales cuestionables, pero da gusto volver a ver a Vaughn en forma después de la irregular The King’s Man. Con una sólida dirección y un buen montaje, Argylle es divertida y sorprendente. Estreno viernes.