Alauda Ruiz de Azúa

Alauda Ruiz de Azúa: «Sentir vértigo es bueno y necesario en cualquier proyecto»

Cinco Lobitos es el estreno español más importante del año junto a Alcarràs en cuanto a cine de autor. La máxima responsable detrás de la autoría de esta joya cinematográfica es Alauda Ruiz de Azúa, su directora y guionista, quien ha firmado una de las mejores ‘opera prima’ de los últimos años. Tanto es así, que la cineasta vasca vio como su película se alzaba con la Biznaga de Oro en el Festival de Málaga, en el que ella misma se llevaría también el premio a Mejor Guión de dicho certamen.

Esta semana, con motivo de la llegada de Cinco Lobitos a la gran pantalla (desde el 20 de mayo en cines de nuestro país), 35 Milímetros ha tenido la oportunidad de charlar con la que es ya una de las nuevas voces con más proyección de nuestro cine.

PREGUNTA: Lo primero de todo, enhorabuena por la película que has creado. Hacía mucho que no salía tan impactado de una sala de cine y Cinco Lobitos me ha dejado impresionado. Quería saber de dónde nace la inspiración y la motivación para contar esta historia.

ALAUDA RUIZ DE AZÚA: ¡Muchas gracias por tus palabras! Diría que el desencadenante de querer contar esta historia fue mi primer año como madre primeriza, cuando me di cuenta de la experiencia tan compleja que suponía y de que no hay muchos relatos sobre ello. A medida que iba escribiendo y avanzando a través de todas las capas que envuelve la maternidad me fui centrando en la relación madre-hija en el sentido de cómo te afecta a la hora de cambiar tu percepción con respecto a tus propios padres. Comencé a ver a mi madre de otra forma que nunca antes había hecho y ahí comencé a experimentar con tensar poco a poco la situación hasta que se conformó la historia que se ve en pantalla.

P: En la película hay un marido físicamente ausente (el de la pareja mas joven) y un marido que está ahí pero como si no estuviera (el abuelo por parte de ella). ¿Cómo ha sido el crear esas relaciones tan complejas en torno a la figura de la Madre?

A: Lo cierto es que a raíz de esa compleja situación, en la que la abuela tiene que hacer esfuerzos dobles o triples, se llega a una reconciliación entre ella y su hija. Me basé mucho en experiencias personales propias o que sé a través de mis amigos. Me interesaba mucho plasmar ese salto generacional que existe y reflexionar sobre ese marido mayor que ha estado ahí físicamente pero siempre se ha dedicado a trabajar y a no estar mucho en casa y quizás no tenga las herramientas emocionales para apoyar más a su mujer. En cambio, el marido joven sí tiene más consciencia de ello, de que tiene que apoyar a su mujer de otra manera pero, por h o por b, no puede hacerlo.

P: ¿Cómo fue construir eso con los actores masculinos?

A: Hablé cientos de veces con Ramón Barea sobre que su papel no era el de un villano, sino el de alguien que no sabe cómo reaccionar o cómo actuar ante ciertas situaciones. Por parte de Mikel Bustamente, más joven y perteneciente a una generación mucho más consciente, lo complicado era mostrarle con ganas de hacer más pero sin capacidad de poder hacerlo. Fue un gran trabajo por parte de ambos.

P: Gran parte del éxito de la película radica en que tú estés a los mandos de prácticamente la autoría total de la historia. ¿Cómo se afronta esto desde tu punto de vista?

A: Se vive con un poco de vértigo, la verdad, pero creo que es necesario tener ese vértigo en todos los proyectos. Le leía el otro día a alguien algo así como: «Si tienes 100% claro la película que vas a hacer, no la hagas», y es un poco así, siempre es necesario tener dudas y no estar totalmente segura de lo que vas a hacer. Es importante que el espectador también sienta ese vértigo, que perciba que no todo está milimetrado. Yo muchas veces el mismo día de rodaje cambiaba una escena, siempre con el apoyo de los cuatro actores y el resto del equipo. Con las dudas siempre salen cosas más libres y honestas.

P: Viendo la película he tenido la sensación de que el tempo narrativo es perfecto. Una clave para que esto ocurra es que hay momentos de humor que alivian la carga dramática. ¿Tenías miedo de que esto sacase al espectador de la película?

A: Bueno, miedo siempre se tiene con cualquier decisión de este tipo, pero en todo aquello en lo que se involucre lo creativo debe existir ese miedo. Yo estuve muy obsesionada con el tono de la película y, sí, hay momentos de humor, pero creo que llegan de forma natural. En las relaciones familiares hay momentos de extrañeza, momentos incómodos, de no entender al otro y creo que mucho humor nace de esos momentos. Quería que la película huyese del melodrama a través del uso de humor fruto de las relaciones entre los personajes y no incluir un gag por incluir un gag.

Fotograma de la película Cinco Lobitos en el que vemos a Susi Sánchez y Laia Costa.

P: Otro de los puntos claves es que la película no juzga, ¿querías crear grises en vez de blancos y negros desde el inicio del proyecto o fue saliendo?

A: Eso estuvo en mi mente desde que empecé a crear el guión. Creo que es lo lógico al querer tratar las relaciones con realismo y honestidad. No quería hacer nada maniqueo, ni presentar a buenos y malos. La película va creciendo a medida que crece la familia. Lo hablábamos mucho durante las primeras lecturas conjuntas de guión, no me preocupaba que un personaje cayera mal o bien, sino que se entendiera. Lo importante es intentar no tratar las cosas desde lo superficial o lo externo, sino desde lo interno, es de ahí de donde sale lo más honesto.

P: La película tuvo muy buena recepción en el Festival de Berlín. ¿Esperabas que el público extranjero fuera a empatizar con la historia y el humor de la película?

A: La verdad es que no, fue un poco sorpresa. La primera proyección con público fue en Berlín, y siendo una película con tanto diálogo, con tantas cosas ocurriendo al mismo tiempo y con el público leyendo subtítulos tenía cierto miedo. Pero sucedió todo lo contrario, la gente se reía continuamente durante la proyección y gustó mucho. Fue bastante sorprendente al tratarse de un público principalmente alemán (risas).

P: Por último, ¿cómo has vivido el éxito que ha tenido hasta el momento a nivel crítica, los premios recibidos y el exitazo en el Festival de Málaga?

A: Nunca te esperas que pase algo así, y menos con una primera película. Sí que tenía mucha fe cuando terminamos el rodaje de que teníamos algo especial entre manos, que había mucha emoción en la película y que habíamos hecho algo real y profundo, pero nunca me imaginé el recibimiento que está teniendo. Como directora soy su primera espectadora también y cuesta mucho pensar si algo que has creado tú tiene valor universal o no, y todo lo que está pasando es mágico. Todavía lo estoy digiriendo un poco (risas).