Entrevista al elenco de ‘Cinco Lobitos’

Está llamada a ser una de las películas españolas que más dé que hablar este año y está ya en cines desde el pasado 20 de mayo. Cinco Lobitos, la ‘opera prima’ de Alauda Ruiz de Azúa (entrevista a la directora aquí), es una preciosa película sobre la maternidad en todas sus fases que no dejará indiferente a nadie que transite por ella.

Con motivo de su estreno, 35 Milímetros ha tenido la oportunidad de charlar con tres de sus cuatro protagonistas: Susi Sánchez (Goya a la Mejor Actriz Protagonista en 2019), Laia Costa y Mikel Bustamante, tres nombres que acapararán muchos focos en la próxima temporada de premios de nuestro cine.

PREGUNTA: ¿Cuál es vuestra primera reacción cuando leéis  un guion tan potente como el de Cinco Lobitos?

LAIA: A mí me interesó muchísimo de primeras porque estaba embarazada de tres meses y todas las temáticas que trata: la maternidad con tu pareja, con respecto a tu madre, el no poder más… Me hicieron pensar que era un viaje que quería vivir porque en mi vida también lo estaba iniciando de verdad. Lo que me acabó de convencer fue un café que tomé con Alauda porque, por mucho que te guste un guion, si no congenias con el director es mejor que no lo hagas y ella me encandiló con sus ideas y su honestidad.

SUSI: A mí me llegó el guion de manos de Manu Calvo, a quien ya conocía de El Deseo, cuando me contó que también estaba en una productora de cine de autor más pequeñita que se llamaba Encanta Films. Me habló un poco del proyecto, me pasó el guion y me fascinó. Yo intuía que detrás de un guion tan magnífico no podía haber una persona pardilla, aunque todavía no conocía a Alauda. Es más tímida de lo que imaginaba (risas), pero tiene un talento y una sensibilidad extraordinaria.

MIKEL: Yo lo primero que recibí no fue el guion, sino un texto para hacer un par de pruebas de algunas separatas que finalmente sí han formado parte de la película, con algunos cambios. Cuando leí las escenas las sentí muy cercanas, para nada distantes a mí. Tenía muchas ganas de que me cogieran para el papel.

P: Laia y Susi, sois dos mujeres que pertenecen a distintas generaciones pero con muchas cosas en común. Tu personaje, Susi, tiene que actuar como madre casi por tres (marido, hija y nieta), mientras que el tuyo, Laia, pasa de ser solamente hija a tener que ser madre y tambien ocuparse de su padre. ¿Cuánto habéis cogido de vuestras experiencias personales para crear el personaje?

L: De lo personal muy poco. Tengo un cuadro familiar muy distinto al de Amaia, mi personaje, pero me ha gustado mucho jugar a ser ella y aprender a medida que ella iba aprendiendo. Me gustó mucho ir viendo cómo van cambiando sus percepciones respecto a su gente, algo que me ha creado dudas que jamás se habrían ocurrido si no hubiese hecho esta película.

S: Yo he tirado mucho de la figura de mi madre y no tanto porque yo lo haya querido sino porque me venía dado así. Por ejemplo con el color del pelo, había veces que me miraba en el espejo durante el rodaje y veía a mi madre, era muy fuerte. Hay secuencias en las que la tengo muy presente, sobre todo hacia el final de la película.

P: Mikel, tú das vida a un personaje que es un padre ausente, un tipo de figura a la que no se le suele dar importancia física en el cine. ¿Cómo valoras la inclusión del personaje en la trama y que no se le presente como un personaje negro, sino gris?

M: Es que yo creo que la película está llena de grises y es uno de sus puntos fuertes. La película no va de presentarte buenos y malos. Puedes odiar y querer a los personajes a partes iguales a lo largo de la obra, puedes entenderles y no entenderles nada y eso es maravilloso. Me chocaban algunas decisiones que tomaba mi personaje pero Alauda me convencía constantemente de que esas cosas ocurren en la vida real y que era un reflejo de la sociedad misma. Reflejar que hay roles de género que siguen ahí aunque pensemos que no o la precariedad laboral son algunas de las claves de la trama y están muy bien tratadas.

P: Es una película en la que se puede notar quizás un poco la influencia del confinamiento que vivimos ya que no se sale mucho de casa a lo largo del filme. ¿Se nota esa sensación de encerramiento como actor?

M: Eso es muy interesante. Alauda quiso transmitir esa mirada de cara a que el espectador se sienta dentro de casa de los personajes, viendo todo lo cotidiano que acontece en una familia, como si estuvieses invadiendo un espacio que no te pertenece. Al fin y al cabo, la gran mayoría de situaciones familiares más tensas se dan dentro de casa. Yo no tuve como actor esa sensación de agobio excepto en las secuencias grabadas en la casa de Madrid, cuando sentía que mi personaje era un invitado en su propia casa, fue muy extraño e interesante.

P: Laia y Susi. Ninguna de las dos sois vascas pero vuestros personajes lo son, especialmente el de Susi. ¿Cómo fue vuestro trabajo de cara a meteros en el papel?

L: Yo he de decir que lo tuve mucho más sencillo ya que mi personaje lleva ya un tiempo viviendo en Madrid y no está tan apegada a la identidad vasca, algo que construí codo con codo con Alauda porque está basado en su situación real. No sentí que debía hacer un sobreesfuerzo por ser vasca más allá de cierto hermetismo a nivel afectivo, que es donde Alauda se focalizó más.

S: A mí me ayuda mucho el proceso de caracterización para meterme en la piel de un personaje que no conozco y que es algo ajeno a mí para poder lanzarme más. A pesar de que ya me encantaba Euskadi y tengo muchos amigos vascos, me fui a pasar un tiempo allí para empaparme de la forma de ser, de expresiones propias de la gente del lugar. No quería forzar un acento en exceso porque, aparte de que el guion no lo demandaba, no quería caer en un cierto grado de caricaturización con el gen vasco. Lo cierto es que tengo muy buen oído para los acentos y me ofrecieron pasar un tiempo en Andalucía poco antes de empezar el rodaje tras haber estado en el País Vasco. Tuve que decir que no porque estoy segura de que habría llegado con acento andaluz al rodaje y no podía ser (risas).

Laia Costa junto a Susi Sánchez durante el rodaje de Cinco Lobitos.

P: A nivel físico vivís un viaje casi contrario. Tu personaje, Laia, empieza la película mermada físicamente y acaba a tope mientras que el tuyo, Susi, comienza rebosando vitalidad y acaba muy alicaída. ¿Cómo ha sido construir ese camino entre las dos?

L: Qué bonito eso. No me había dado cuenta ni lo había pensado nunca sobre la película. Cuando haces muchas entrevistas hay veces que te destacan cosas que nunca habías pensado y piensas: ¡Qué bonito, para la próxima ya lo digo yo! (risas). 

S: Yo creo que eso de no darse cuenta pasa mucho, incluso a los propios guionistas y creadores. Muchas veces hacen implícitas cosas en sus textos que ni ellos mismo pensaban o tenían en cuenta. Obviamente solo le pasa a la gente que es muy creativa, una privilegiada. Para afrontar mi cambio físico viví un proceso muy complejo, sobre todo a nivel psicológico. Recuerdo que tuve una bronquitis aguda durante el rodaje que no se me iba, yo me quería poner mejor pero considero que algo arrastrada por el declive físico de mi personaje la seguía arrastrando y no se me iba del todo. Emocionalmente me costó mucho porque me recordaba al proceso que viví con mi madre en la vida real, pero poder entregarme como personaje a los cuidados de mi hija fue algo precioso. Era la forma que mi personaje tenía de redimirse, a través de dejarse caer en los cuidados de su hija.

P: En la película hay muchos momentos de humor que vienen muy bien para aligerar la carga dramática de la película. ¿Teníais miedo durante el rodaje de que el público no fuese a congeniar con estos momentos?

L: A mí me sorprendió mucho que ese humor, por ejemplo, gustase y se entendiese tanto en el Festival de Berlín. Creo que tiene mucho que ver con el tono de la película. Alauda está muy obsesionada con no dejar claras las cosas en su obra y eso hace que todos los elementos estén ahí de forma muy natural y cada persona, da igual su cultura, puede entenderlo y hacer suyo el mensaje que se muestra. La contención en las emociones y el no dar todo masticado creo que es la clave de que los toques de humor le hagan tanto bien a la obra. 

M: Lo cierto es que íbamos todos a una porque Alauda lo tenía todo clarísimo, y eso es clave. Fue súper clara con el tono de la película y creo que es muy inteligente el haber incluido estos momentos ya que hace que el espectador se pueda identificar y empatizar con los personajes al ser situaciones que todos hemos vivido. El humor es un arma para que la historia entre mucho mejor.

P: Para finalizar, después del precioso viaje que ha supuesto el rodaje y producción de la película, ¿cómo habéis vivido la recepción que está teniendo y su éxito en el Festival de Málaga?

M: Estoy como en una nube, siento que he tenido una suerte tremenda de estar en una película así de preciosa y especial. Ha sido como un regalo. El recibimiento en Málaga fue un colofón increíble ya que tampoco íbamos con muchísimas expectativas a pesar de la buena recepción que tuvo también en Berlín. La ovación que nos llevamos tras el primer pase me hizo estar quince minutos emocionado y llorando. Ver a todo el mundo conectando con la historia fue algo mágico.