Título original: White Lines (TV Series)
Año: 2020
Duración: 60 min.
País: Reino Unido
Dirección: Álex Pina (Creator), Nick Hamm, Luis Prieto, Ashley Way
Guion: Álex Pina
Fotografía: Juan Miguel Azpiroz, Kieran McGuigan, Martin Fuhrer, Álvaro Gutiérrez
Reparto: Laura Haddock, Juan Diego Botto, Marta Milans, Nuno Lopes, Daniel Mays, Laurence Fox, Angela Griffin, Guillermo Lasheras, Pedro Casablanc, Javier Garrido García, Belén López, Rafael Morais, Javier Coll, Jade Alleyne, Tallulah Evans, Juan Carlos Vellido, Tom Rhys Harries, Gisela Gomez Achim, Jamie Bacon, Gonzalo Bouza, Carlos Cabero, Alex Delescu, Adrian Fekete, Manu Garcia, Thor Kristjansson, Geena Román, Ceallach Spellman, Iván Sánchez Sánchez, Julián Teurlais, Michael John Treanor, Johanna Wallmeier
Productora: Coproducción Reino Unido-España; Vancouver Media / Left Bank Pictures. Distribuida por Netflix
Género: Serie de TV. Thriller. Drama | Drogas
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Es evidente que La casa de papel es la joya de la corona del catálogo de Netflix. La serie creada por Álex Pina ha conseguido el éxito mundial, convirtiéndose en el atraco más famoso de la ficción de los últimos años. Tras el estreno de la última temporada, Álex Pina vuelve a la plataforma con una nueva serie: White lines.
Como era de suponer, las expectativas tanto del público como de la crítica eran bastante altas. Todo empieza con el descubrimiento de un cadáver momificado en el desierto de Almería. Todo apunta a que se trata de Axel Collins (Tom Rhys Harries), un DJ que dejó Manchester con unos amigos para triunfar en Ibiza. Su hermana Zoe (Laura Haddock), que creía que su hermano la había abandonado hace 20 años, viaja a Ibiza en busca de respuestas. ¿Quién mató a Axel Collins?, ese es el interrogante que vertebra toda la serie.
La historia se cuenta a través de dos líneas temporales, utilizando los flashbacks para construir el glorioso y trágico pasado de Axel; de esta manera, en el presente, vamos conociendo y descubriendo con Zoe lo que sucedió hace 20 años. Así es como la protagonista se mete de lleno es un ambiente de fiestas, sexo, drogas, alcohol, violencia y mentiras.
La trama principal, por tanto, se presenta interesante pues sigue la estructura whodunit muy propia de las novelas de Agatha Christie. Ya en el primer capítulo se presentan a todos los personajes y tramas secundarias: la de los jóvenes en los años 90, el narcotráfico, la rivalidad entre las dos familias más poderosas de la isla, una investigación policial, el drama familiar de los Calafat, la vida de cada uno de los amigos que acompañaron a Axel a Ibiza, etc.
Son tantas las tramas secundarias, algunas menos relevante que otras, que llega un punto en el que olvidas que lo importante es descubrir al asesino. De la misma manera, White lines mezcla tantos géneros a lo largo de los diez capítulos que a veces es difícil saber ante qué estamos realmente.
Como he dicho antes, poco a poco vamos conociendo cómo toda esa vida de desenfreno fue corrompiendo a Axel, vamos presenciando ese descenso a los infiernos del DJ y, de manera paralela, de su hermana. Porque conocer la verdad puede ser doloroso, por lo que a lo largo de la historia asistimos al quiebre psicológico y emocional de Zoe.
Por otro lado, en este despliegue de personajes, Zoe no brilla tanto como debería, pues no es tan carismática y, en determinados momentos, puede resultar hasta molesta. El resto de los personajes están bien construidos, algunos mejor que otros, cargados de muchos matices entre los que destacan Marcus (Daniel Mays), un DJ que ronda los 40 años que vende drogas en las discotecas, y Boxer (Nuno Lopes), el jefe de seguridad del patriarca de la familia Calafat.
La serie de Álex Pina no se anda con sutilezas, sino que muestra todas sus cartas de forma directa. Así se representa, aunque de forma exagerada y cayendo en el cliché, a Ibiza como la isla que no duerme, una isla que vive de excesos. Aunque algunos diálogos sean un poco pobres, la serie lo compensa con el impacto visual de sus imágenes: el agua cristalina o las preciosas playas bañadas por la luz del sol. Pero no solo hay que destacar la fotografía, sino también la música, que va desde Mozart al techno, pasando por canciones de los Gipsy Kings.
White lines es un cóctel explosivo que tiene todos los elementos para ser un éxito, pero que aún así se queda a medias en su intento de querer abarcar tanto. Aunque se haya colado en el top 10 de series más vista en varios países, no se trata de la sucesora de La casa de papel, es más, está muy lejos de serlo.
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Lo mejor: la trama de Axel y la preciosa fotografía de la isla.
Lo peor: hay tantas tramas secundarias que a veces nos alejan demasiado de la principal.
Nota: 6