Título original: Un efecto óptico
Año: 2020
Duración: 80 min.
País: España
Dirección: Juan Cavestany
Guión: Juan Cavestany
Música: Nick Powell
Fotografía: Javier López Bermejo
Reparto: Carmen Machi, Pepón Nieto, Luis Bermejo, Lucía Juárez
Productora: Cuidado con el perro
Género: Comedia
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En la pasada edición del Festival de San Sebastián se presentó Un efecto óptico, la última película del director madrileño Juan Cavestany. Toda una locura de viaje entre Burgos y Nueva York que da dolor de cabeza a los protagonistas y dará a los espectadores (pero en el buen sentido).
La película cuenta la historia de un matrimonio de Burgos, Alfredo y Teresa, que viajan a Nueva York con la intención de desconectar y mejorar su matrimonio. Nada más aterrizar se van dando cuenta de que algo no va bien, Nueva York no es como pensaban.
Un efecto óptico está protagonizada por una magnífica Carmen Machi y un encantador Pepón Nieto. Un par de actores sobre los que recae el gran peso del guion. En los momentos más cómicos, Machi se luce, como siempre. Se nota los años de trabajo en los teatros, porque esta película es muy teatral.
Un efecto óptico es una mezcla entre la fantasía cómica matrimonial de Woody Allen y el mundo onírico de David Lynch. Recuerda mucho a este último en los momentos más oscuros y donde la historia se vuelve más enrevesada. Pero además, también podemos verlo en algunos momentos en la estética. Aunque no es algo que se produzca durante toda la película, hay planos muy similares al Twin Peaks de Lynch y la banda sonora de Nick Powell funciona igual de bien que la de Angelo Badalamenti para Twin Peaks.
Cavestany ya ha demostrado varias veces su capacidad como autor, y no solo en el cine (Gente de mala calidad, Gente en sitios), sino también en teatro (Urtain) y televisión (Vota Juan, Vergüenza). Un autor que, aunque mucha veces divida a la crítica, siempre realiza obras interesantes y que dan mucho de qué hablar. Sin embargo, es posible que esta sea una de las que más puedan gustar al público, aún siendo una película un tanto disparatada.
La única pega que se le puede poner a la película es que ya dispuesto a jugar, podría haber sido una idea mucho más disparatada. Y es ahí donde vemos por qué David Lynch es David Lynch y Juan Cavestany es Juan Cavestany. Pero el intento es más que positivo.
La película funciona muy bien como comedia y funciona muy bien como fantasía. Cavestany hace una mezcla de géneros porque, al fin y al cabo, empieza siendo una comedia, luego pasa al drama matrimonial, y después a la fantasía hasta culminar rozando el terror. Un efecto óptico juega con el propio concepto de «película» y lo lleva al surrealismo típico de José Luis Cuerda.
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Lo mejor: La idea tan enrevesada que atrapa a cualquier espectador.
Lo peor: Que no se atreva a explorar más en el terreno de la locura.
Nota: 7,5 /10
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