La sustancia

Sitges 2024 – ‘La sustancia’, lo que no te mata te hace más guapa

ítulo original: The substance

Año: 2024

Duración: 140 min.

País: Reino Unido

Dirección: Coralie Fargeat

Guion: Coralie Fargeat

Fotografía: Benjamin Kracun

Música: Raffertie

Reparto: Demi Moore, Margaret Qualley y Dennis Quaid

Productoras: Working Title Films, 21st Century Film France, Blacksmith

Género: Ciencia Ficción, Terror, Drama, Body Horror

Ficha completa en FilmAffinity

Después de su paso por Cannes, San Sebastián y Sitges, La sustancia ha llegado a la cartelera española. Si ya había conquistado a la prensa, los números en taquilla confirman que también ha conquistado al público. Demi Moore y Margaret Qualley han llegado a España para quedarse.

Ante todo, es una película inclasificable. Hay momentos en que es thriller, hay momentos en que es terror, hay momentos en que es comedia, e incluso hay momentos en que es drama. Coralie Fargeat hace un relato sobre como es hacerse «mayor» en la industria de Hollywood, un relato fuera de lo común y muy extremo, pero que en la gran mayoría de los momentos funciona realmente bien.

Imagínate que trabajas en un programa de fitness de la televisión y que te echan de tu trabajo por ser demasiado mayor para la audiencia; y que, tiempo después, descubres que gracias a aún nuevo «fármaco» puedes volverte joven y recuperar el trabajo de tu vida, ¿qué puede salir mal?

A partir de esta premisa, nos encontramos con una nueva versión de Dr. Jekyll y Mr. Hyde adaptada a los tiempos actuales. Porque es justo esa dualidad de personajes (Moore como la versión mayor y Qualley como la joven) la que hace que la película sea tan disfrutable. ¿Somos mis dos «yo’s» la misma persona? ¿Me gusta más una que la otra? ¿Puede una acabar con la otra?

Este conjunto de preguntas, dan como resultado un desarrollo de personajes realmente satisfactorio, que hace evolucionar la película a lugares insospechados.

La sustancia
Fotograma de ‘La Sustancia’ (Foto: Elástica Films)

En este viaje de nuestra protagonista (o protagonistas) acabamos viviendo momentos de reflexión y crítica bajo una capa de entretenimiento.

Porque más allá de sus giros locos, sus impactantes escenas y sus grandes dosis de humor y sangre, la película no deja de ser una gran crítica a Hollywood y sus grandes directivos:

¿Una mujer de 60 años deja de ser interesante y un hombre de 60 es alguien maduro que interesa? ¿Para estar delante de una cámara las mujeres tienen que aparentar ser más jóvenes de lo que son? ¿Por qué en la elite de las empresas el número de hombres es mucho mayor que el de las mujeres? Todas estas y demás cuestiones son tratadas a través de este thriller psicológico con comedia negra.

No es causalidad que, ante todas las escenas que pretenden crear asco y repulsión al espectador, las que estén en el puesto número uno sean las de Dennis Quaid haciendo de empresario de una cadena de televisión: su manera de comportarse, de tratar al personal, de hablar de las mujeres, de comer,… porque al final, el monstruo de la historia, es él.

El otro gran acierto de la cinta son sus dos protagonistas, Moore y Qualley.

Hacía aproximadamente más de 10 años que no veíamos a Moore en pantalla grande. Algún cameo en una película o serie, o algún protagonismo en una película «menor», pero nada comparable a su época de estrella. Es por ello que su personaje se sintetiza tan bien con ella, porque con sus más y sus menos, la historia de Moore es la historia de Elisabeth Sparkle. Se nota que la actriz americana está entregada en cuerpo y alma a su personaje.

Por otro lado, Qualley vuelve a demostrar que es una de las mejores intérpretes jóvenes que tenemos en la actualidad. No solo es que se vuelque en el papel al 100%, es que funciona muy bien ese juego metacinematográfico en que Sue (a versión joven de Moore) aparece nueva en la industria dispuesta a comerse el mundo.

La sustancia
Fotograma de ‘La Sustancia’ (Foto: Elástica Films)

Probablemente lo que menos funciona de La sustancia es su tramo final, cuando se vuelve un festival gore. Puede parecer algo menor, pero este «tramo final» tiene una duración de entre 30 y 40 minutos, una duración significativa que puede (y hace) que el relato pierda eficacia.

El problema no sería tanto el «qué» (esa glorificación de la sangre y de la nueva carne), sino el «cómo» (no saber cuando acabar con ello). Esa celebración final llena de sangre y visceras (la cual muchos fans del género adorarán), tiene coherencia con lo visto anteriormente, no es algo que se ofrezca fuera de contexto; pero aquí Fargeat no sabe equilibrar el espectáculo visual con el ritmo de la narración.

Como digo, al principio es consecuente con su historia, y como espectador se disfruta, pero acabamos teniendo una sucesión de acontecimientos muy repetitivos (a cada cual más exagerado) que acaban fustigando el relato.

En cualquier caso, y aunque esto la hace menos excelente, estamos ante uno de los títulos más originales e interesantes del año.